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Antonio Morales rating:
7
Language of the review:
  • es
October 2, 2016
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Habría que remontarse al cine de finales de los 70, con las desventuras de El Torete y El Vaquilla, para encontrar en el cine español una disección más penetrante de la mísera realidad social y la falta de horizontes a la que se enfrentan los jóvenes que viven en los extrarradios urbanos, alejados de la bonanza económica de la España de los noventa, la de los “pelotazos” y la “Beautiful people”, la de los coches caros, el tren de alta velocidad AVE, la Expo de Sevilla y la Barcelona olímpica, 14 años de gobierno socialista, el fin de Felipe González, la llegada de Aznar al poder y el continuo azote terrorista. Todo agente de policía o militar debía revisar los bajos de su coche cada día.

Producida por Querejeta como su anterior “Familia”, la segunda película de Fernando León de Aranoa nos presenta a Javi, Rai y Manu, tres amigos inseparables que terminan el curso en el instituto y comienzan las vacaciones estivales. Su existencia transcurre en el tedio y la desesperanza de un barrio reconocible de la zona sur de Madrid, en un panorama deprimente malviven acompañados por una galería de familiares y vecinos con sus problemas socio-económicos en un entramado de autopistas y lineas férreas que les aparta de la ciudad donde se amontonan las basuras y una fauna humana condenada a la marginalidad.

En la tele cuentan que todo el mundo se va a la playa, pero su realidad es muy diferente a las tentadoras ofertas de viajes, a las proclamas oficiales de que “España va bien”, se impone, paro, drogas, delincuencia, familias rotas… A sus quince años se hallan en un momento crucial, el transito de la adolescencia a la edad adulta, con la necesidad de buscarse la vida y la esperanza de salir del barrio. Los tres muchachos de Aranoa no son lo último del lumpen marginal, ni pertenecen a bandas románticas de delincuentes callejeros. Son chicos relativamente normales con escuela y techo pero marcados por su origen proletario, por la falta de oportunidades salvo las que le pueden llevar al camino equivocado.

El notable argumento escrito por el propio cineasta, está bien trabajado, entreverado con pulso firme, con una gran habilidad dramática a la hora de captar unos diálogos vivaces y naturalistas, entrecruzando los hilos de un drama social amargo pero también con tonos de humor espontáneo. No faltan paisajes sórdidos como esa patética estación de metro abandonada y poblada de yonquis y mendigos desahuciados. En clara contraposición a la visita que hacen a la zona de Nuevos Ministerios en la zona más opulenta de la capital, donde trabaja de “segurata” el hermano de Rai. Ese puente enrejado sobre la autovía donde se los chicos se disputan los modelos de coches que la cruzan. “Barrio” es divertida, conmovedora, lacerantemente real y radicalmente alejada de cualquier concesión gratuita respecto al sentimentalismo.
Antonio Morales
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