Scott Cooper es el mismo director de la muy buena: CORAZON REBELDE que le otorgó el OSCAR a ese actor gran actor subestimado por la industria del espectáculo que es Jeff Bridges. BLACK MASS: ESTRICTAMENTE CRIMINAL, su más reciente película, sólo ha hecho tres, está inspirado en las mafias y los mafiosos de todas las calañas que tanto gustan a los estadounidenses, y si alguien duda de éste supuesto, ahí está la saga de EL PADRINO con Marlon Brando y Al Pacino, considerada, como una de las mejores películas en toda la historia del celuloide. EL PADRINO impacta porque los malos devienen en buenos y los buenos (policías) devienen en malo. Es imposible no simpatizar con unos delincuentes que cuentan con un código de honor que hacen respetar siendo ellos mismos los principales infractores de la ley. Y así pasa con ésta BLACK MASS: ESTRICTAMENTE CRIMINAL, reapareciendo un grandioso Johnny Depp sin los amaneramientos a los que nos tenía acostumbrado luego de disfrazarse de pirata caribeño. Lo que hace Depp, aleccionado al hijo, es pura pedagogía mafiosa: se puede golpear o asesinar a alguien siempre y cuando nadie lo presencie, de esa forma, entonces, “nada pasó”. Esa es la psicología de un criminal cuya ética se reduce a vivir sin Dios y sólo confiando en su pistola. Más allá de que el espectador desarrolle juicios de valor negativos sobre estos delincuentes callejeros, expresión de un tejido social a medio hacer, lo que cuenta es que la película está muy bien hecha y actuada. Y es por eso que nos gustó.