Estoy convencido del talento de Sofía Coppola luego de ver su excepcional: "Perdidos en Tokio" (2003). No menos impactante fue "María Antonieta" (2006) con la actriz Kirsten Dunst. La peculiaridad de Sofía Coppola, quizás herencia que proviene de su afamado padre: Francis Ford Coppola ("El Padrino", "Apocalypse Now", "Drácula") es su maestría en el manejo de los actores acoplados simétricamente a un guión con sustancia, que de paso, ella misma es la guionista y productora de sus propias películas, lo que le confiere control sobre la totalidad de su propuesta artística. Hay delicadeza en el cine femenino de Sofía Coppola, porque su sensibilidad le lleva a ponerse la piel de las mujeres. En el caso de "El Seductor" la historia se cuenta desde el punto de vista de unas mujeres enclaustradas y aisladas por una guerra que les destruyó todos sus sueños de normalidad. Hasta que arriba un intruso (Colin Farrell), además, de formar parte del enemigo declarado. A partir de ese momento la película deviene en una parsimonia que va creciendo intensamente en la medida que estas mujeres sin hombres empiezan a desarrollar un ritual de la seducción sobre circunstancias especiales que el mal herido soldado, un grandísimo bribón, termina por desencadenar. "El Seductor" tiene en Nicole Kidman, el principal soporte actoral, y ella aquí, se siente a gusto y da la talla. Nos llama mucho la atención como la religión se convierte en el referente moral cuya supremacía es absoluta ante la debacle producida por la guerra. Y como hay momentos límites en que todo se desmadra y hay que actuar de la misma manera en que hicieron los cruzados en contra de los "infieles musulmanes": A Dios rogando y con el mazo dando.