En estos últimos días, hemos tenido la suerte de disfrutar del reestreno de esta película. Son de las poquísimas ocasiones donde está justificado aplaudir en la sala de cine.

Más que "película de culto", es el gran exponente, per se, del "cine puro": una oda a las imágenes, secuencias largas, encuadres fabulosos y preciosistas, pocos diálogos. Así, sin más, una obra de arte, sin consesiones ni empleo de formulillas mercadotécnicas, ideas sentimentaloides o moralizantes.

El viaje espacial sirve de pretexto de la búsqueda de ese componente vital.... ese algo que nos ayudaría a trascender, a comprender nuestro propósito.

Me alegra haber visto dentro de la audiencia gente muy joven: si bien les desconcertó la música (sobre todo la de Ligeti) y las secuencias iniciales prehistóricos, todos se rindieron ante el viaje en el stargate. Después de casi medio siglo, sigue sorprendiendo a cualquiera que lo ve. ¡Esa es la magia del cine! Transportarnos a su historia, meternos ahí y hacernos pensar.

Pálidas caricaturas contemporáneas que osaron estar al lado de nuestra sala: "Alien Covenant", "Guardianes de la Galaxia 2"... Veremos si estas secuelas "originales" sobrevivirán con el paso del tiempo ¿Alguien se acordará de ambas en el 2066? ¿Las reestrenarán y la gente las aplaudirá?

Todo el cine de ciencia ficción es un pie de página ante esta película. Las referencias y las citas a esta película son constantes. Marcó un antes y un después. Kubrick fue un gran visionario. Si viviera, aborrecería esta maquinaria insensata de hacer precuelas y secuelas por afán de simple negocio... y que revela una crisis de creatividad en el cine contemporáneo.