Esta película para mí ha sido como una especie de banquete muy artificial y peripuesto donde yo me quedo fuera, contemplando cómo otros se lo guisan y se lo comen ellos mismos, todos dándose palmadas en la espalda y hablando de cosas al estilo "los cracks somos nosotros (casi somos semidioses), y los demás son vulgares mortales."
Sí, puede que sea muy guay seguir una trama de rateros de altos vuelos que lo planifican todo a la perfección y que hasta dan la impresión de invocar algún conjuro mágico ignoto para hacer virar la suerte a su favor. Pero, como dije antes, ese estilo de "ellos-se-lo-guisan-ellos-se-lo-comen", cada vez me va menos. Si la película no consigue implicarme emocionalmente de ninguna forma, y encima huele chirriantemente a enlatada y prefabricada en serie en la factoría Hollywood, con esa acción impecable en la que no hay meteduras de pata significativas y todo quisqui es algo cercano a una lumbrera descendida de los cielos, con extraordinarias habilidades que ni McGyver, ni Carlos Sáinz, y riámonos de cualquier hacker de pacotilla, y la tecnología punta de las dos "Batman" de Cristopher Nolan se queda en pañales... Ah, y que cuando hay alguna pifia, sea en algún detalle de lo más estúpido en el que hasta un niño de pecho tendría cuidado de no caer... Y, además, no digamos ya la clara categorización entre los ladrones buenos y honrados de la peli (qué cojonudos de la muerte), y el ladrón malvado (que es muy malo y, además, entre el ramillete de lumbreras es el que tiene el cerebro más pequeño, por lo que se ve).
Me he estado diciendo: Esto es acción pura y dura, hueca, vacía y sosa, no busques más... Rasgos de humor tan enlatados como lo demás, y ni siquiera un gran factor sorpresa, porque se advierte tanta perfección que una intuye cómo va a acabar el tema. De acuerdo, por ahí han comentado que al ver algo de este estilo lo que cuenta es el viaje, no el destino... Pero es que ni el viaje.
Cuando veo un largometraje que es básicamente de acción, me agrada encontrar rasgos como sentido del humor auténtico, algún personaje patoso, relaciones de amistad y/o amor creíbles y cercanas, cosas que les salen mal a los protas, giros sorpresa que causen verdadera sorpresa y, en fin, signos de que existe un director con algo de personalidad detrás del proyecto.
Porque si no me implico emocionalmente ni de ninguna otra manera, ni me sale la adrenalina, ni trituro la silla a causa de la tensión, y lo que veo es algo así como cuando se hace algo por puro trámite... Pues nada, como se suele decir, listo, y a otra cosa, mariposa.
P.D.: Bueno, vale, la banda sonora es muy cañera. Casi mejor que lo demás.