Descomunal retrato de Estados Unidos, bueno más bien del oeste sureño,donde la bandera confederada se exhibe mucho más que a la estadounidense. Un retrato caleidoscópico que enfrenta a Leslie (Liz Taylor) representante de la costa este, es culta, educada, reivindicativa de derechos femeninos y progresista, viene de Washington. Hasta su finca acomodada de Maryland ha ido un tejano Jordan Benedict (Rock Hudson) a comprar un hermoso caballo. Enamorados se casan a los dos días y ella emprende el viaje sin retorno de un matrimonio. Y eso es lo que viviremos. Aprenderemos con Leslie a sufrir el espíritu tejano, basado en la virilidad, el machismo, la discriminación de los débiles y el racismo a los mexicanos, véanse que son los sirvientes en el sur, antiguos indios. En el norte y el este los sirvientes son negros. Todo en la finca de medio millón de acres para el ganado, puro polvo del oeste. Aprenderemos las tradiciones, la bandera confederada, el whisky, y la hombría de ser ranchero, y el orgullo de haber arrebatado esas tierras a los comanches.
Una cohorte de buenos secundarios secundan al gigante Hudson y la bella Taylor, amigos en la vida real en este viaje. Lo que sí es cierto para mí es cierta manía a la mitificación de James Dean, encarnado a Jeff, un personaje complejo y acomplejado, una comadreja de cloaca que nunca mira a los ojos, y que tras un golpe de oportunidad y suerte conoce la fortuna cuando encuentra petróleo en un breve terreno que ha heredado de la hermana de Benedict, Luz. Como mucho se habla de Dean , yo no voy a dar más pábulo a lo que creo no merece, en cambio sí Mercedes McCambridge, que estuvo deslumbrante en "El político", y borda aquí su papel, de dura, implacable y "tejana" con más pantalones que su propio hermano. Su muerte en cierto modo está provocada por su crueldad.
Es absurdo hablar del minucioso devenir de la familia durante una generación, ni la rivalidad con el personaje de Jeff. Ciertamente lo destacable es la evolución del personaje de Hudson, que forzosamente se ve abocado a cambiar sus visiones de la vida, el futuro inmovilista que había previsto y hasta tambalearse sus propias convicciones.El descubrimiento del oro negro en los desiertos cambia sustancialmente el panorama de los millonarios tejanos sin gusto que se exhiben en lujos como coches grandes, aviones privados y camisas vaqueras con cuernos de vaca colgando.
Hay mucha crítica social a los defectos americanos y eso es muy loable. Es una película descomunal, excesiva, con rostro y sin él, vicios y virtudes de luchadores equivocados en una América dividida. Al final varias escenas definen lo que realmente cree el americano, que todo se resuelve a puñetazos, porque no se puede resolver de otro modo.