Un thriller como hacía tiempo que no se hacía. Te mantiene atado a la butaca hasta el último segundo de metraje. El espectador va descubriendo cosas constantemente, haciendo que no se deje de estar alerta.
El ritmo es impecable, no cansa ni colapsa, como suele pasar con películas del estilo. Es magnífico como el director va haciendo que los hechos vayan desencadenándose con naturalidad y elegancia tras un punto de partido tan violento y caótico.
Tom Cruise va adquiriendo una madurez interpretativa muy natural, consiguiendo mantener a sus fans de todos los tiempos y a nuevos adeptos.
Destacan en el reparto una correctísima y elegante Rosamund Pike y finalmente un entrañable Robert Duvall