Chucky fue uno de las sensaciones del género de terror en los ochenta. Exitosa franquicia, la cuestión perdió bastante el rumbo con la cuarta y quinta entrega, las cuales se abonaron a la auto-parodia más evidente para satisfacción de unos y horror de otros. "La maldición de Chucky", sin embargo, pretende dar algo nuevo pero con guiños constantes a todo lo acontecido en la saga.

Siendo lo que es la cinta y con el presupuesto del que dispone, Don Mancini le echa mucho amor propia y usa bien los elementos de los que dispone (esa casa que tanto nos recuerda a la magnífica "¿Qué fue de Baby Jane?"). El film tiene nervio y el metraje no se excede, puesto que la historia que pretende contar no necesita de darle muchas vueltas.

Fiouna Dourif sorprende gratamente llevando buena parte del peso dramático de la aventura, volviendo a usarse elementos comunes que generan tensión con ese muñeco de aspecto angelical que duerme con criaturas inocentes mientras esconde el horror en su interior.

La edad no perdona algún flashback, aunque los fans de toda la vida van a gozar de esta secuela que en ningún momento se nos antoja innecesaria.