Técnicamente perfecta pero argumentalmente floja. La película está basada en un cuento popular americano para niños (“The Polar Express”) escrito por Chris Van Allsburg en 1985, cuyo estreno fue para la mayoría de la crítica y del público un estrepitoso fracaso. Como así lo demostraron los pobres resultados en taquilla que obtuvo, a pesar de que el film costó la friolera de 165 millones de dólares. El director Robert Zemeckis llevaba cuatro años sin filmar desde 'Náufrago', con Tom Hanks como principal protagonista, con el que aquí vuelve a repetir en diversos papeles. Zemeckis junto a William Broyles Jr. escribe un guión sin descarrilamientos, que cumple su función de entretener con creces, pero que peca de ser demasiado conservador. A su irreprochable técnica de animación, apoyada en la tecnología de "captura de movimientos", no se le puede poner ninguna pega, excepto una expresión facial inverosímil e inexpresiva de los seres humanos, que termina convirtiéndolos en seres totalmente inertes.

La falta de imaginación también se convierte, a veces, en un obstáculo para que el film avance a trompicones por los fríos y helados raíles que conducen al polo norte. El espíritu de la navidad se ve reflejado en ese arquetipo de Papá Noel, que introduce algo de misterio en una historia bastante simplona que carece de encanto. Todo su atractivo está en la animación, sobre todo de escenarios, paisajes y del propio tren, diseñado con un realismo deslumbrante. Una atmósfera de ilusión y nostalgia rodea esta fantasía animada que va más allá de la creencia en la navidad y en Papá Noel. Una película muy entretenida que disfrutaran tanto niños como adultos.

¿Y tú cuando dejaste de ser niño?