Joya con todas las letras, el segundo peliculón de Guy Ritchie lo termina de confirmar como un brillante realizador, muy prolífico y con un estilo notable. La narración de la historia no puede ser más exacta y amena, la construcción de personajes totalmente descomunal a lo que ayudan unas excelentes interpretaciones. Y el humor… puntazo tras puntazo en un entretenido y muy divertido guión saturado de comedia negra y situaciones desternillantes para el recuerdo.

Grandísima historia, narración ágil y un genial montaje. Imperdible.