La primera vez que vi la película quedé impresionado. También hay que decir que en ese momento, era bastante más impresionable de lo que soy ahora, Recuerdo la película como una representación visualmente maravillosa del diálogo del Fedro de Platón. La belleza y el amor apolíneo y trascendental frente a lo dionisíaco. Por una parte, el joven Tadzio como representación de lo sublime y por otra parte, la enfermedad asociada a lo mundano, a lo material y corrompible, como el propio Gustav, enfermo y decrépito. Así mismo, la música de Mahler se erige inalcanzable en comparación a la tarantela italiana representada por músicos vulgares que irrumpen en una escena en un momento dado.

La segunda y última vez que vi el film, algunos años de madurez mediante, las sensaciones fueron diferentes. El paralelismo platónico entre la belleza exterior e interior, siendo la primera un reflejo de la segunda me pareció una estupidez. Lo balleza de Tadzio puede ser tan vacía y superficial como un jarrón chino. ¿De qué se enamora Gustav, de una idea inalcanzable?. ¿ O tal vez en sus pensamientos más profundos hay algo más visceral y sucio?. Toda la preciosista parafernalia estética ARISTOCRÁTICA no tenía una correspondencia ética. Mas bien al contrario, resulta ciertamente ofensiva e irritante.

No obstante, la película siguió pareciéndome sugerente y con momentos casi sublimes.