James P. Sullivan es el mejor empleado de la compañía, él se encarga de asustar a niños para con ello conseguir energía. Cuando una niña consigue colarse creando el caos (ya que se supone que son tóxicos) James y su buen amigo Mike se verán en la tesitura de devolverla a su hogar, teniendo que enfrentarse para ello con Randall, enemigo acérrimo de James, con quién pelea por adjudicarse el primer puesto de asustador.

Los estudios Pixar ofrecen otra pieza clave en el cine de animación, transformando la típica historia del monstruo en el armario y ofreciendo una preciosa película familiar que, al contrario que otras de sus producciones, peca de un tono decididamente infantil. A destacar el impresionante y atractivo diseño de personajes, véase por ejemplo el efecto del protagonista, el cual es un enorme peluche de color turquesa y lila, y el contraste con su amigo Mike, redondo, verde y con un solo ojo, o de Randall, el malo de la función y su forma de reptil (atención a cuando va cambiando de color al ser golpeado). Todo un derroche de color e imaginación.

A pesar de lo excesivamente larga que resulta la parte final de la película y de que conforme avance la misma se vuelva un poco edulcorada (en parte por su anteriormente mencionado infantil guión), ello no merma la capacidad del estudio de crear una bonita obra que como suele ser habitual en ellas predomina el valor de la amistad. Si a ello añadimos el gran acabado técnico nos queda una obra destacable y muy entretenida.