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Spain Spain · Somewhere Far Beyond
Richy rating:
7
Comedy This movie features the collaborative directorial efforts of four new filmmakers, each of whom directs a segment of this comedy. It's New Year's Eve at the Mon Signor Hotel, a former grand old Hollywood hotel, now fallen upon hard times. Often using physical comedy and sight gags, this movie chronicles the slapstick misadventures of Ted, the Bellhop. He's on his first night on the job, when he's asked to help out a coven of witches in ... [+]
Language of the review:
  • es
November 2, 2010
3 of 4 users found this review helpful
Érase una vez cuatro amiguetes que decidieron juntarse para pasar un rato divertido haciendo gamberradas sin que sus padres de Hollywood les riñan mientras esas gamberradas sean rentables. Así hecho, esos chicos malos unieron sus talentos y se les ocurrió crear cada uno de ellos una pequeña historia dentro del mismo contexto. Dividieron dichas historias como si fueran habitaciones en un hotel, utilizando el mismo personaje para cada una de ellas, y así nació "Four Rooms".

Cuatro historias cortas rodadas por cuatro directores que tienen en común ser grandes promotores del cine independiente, pero sólo entre dos de ellos se da la química necesaria para que se considere esta película como un todo: Robert Rodríguez y Quentin Tarantino son los únicos que consiguen elevar el filme por encima de la mediocridad y de la tontería de Allison Anders y Alexandre Rockwell, de cuyas historias no merece la pena ni hablar, y donde lo único destacable es la cómica y excelente interpretación de Tim Roth.

Rodríguez utiliza nuevamente a Antonio Banderas y le da un carácter tan exageradamente marcado a su personaje que parece sacado de un cómic. Su historia de los niños rebeldes recoge sin duda el más desternillante de los cuatro episodios sobre todo por la hilarante actuación de Tim Roth, haciendo muecas a lo Jim Carrey pero con más estilo.

Y si no nos ha dado un ataque de risa con el episodio de Rodríguez, luego viene Tarantino y nos brinda una auténtica joya como colofón. Con larguísimos planos-secuencia, donde la cámara da la sensación de ser uno más de esa suite que comparte Tarantino, Marisa Tomei y Bruce Willis, Tarantino remueve los nervios del espectador con esa forma tan personal de exprimir conversaciones intrascendentes a límites indecibles, con mucho humor negro y mucha mala leche. Impagable.

En resumidas cuentas, lo que se saca en claro después de ver "Four Rooms" es que siempre ganan los mismos de siempre. Y, afortunadamente en este caso, son los que no suelen defraudar.
Richy
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