Los personajes al principio pueden resultar muy clásicos y casi de historieta.
Con trazo suave pero que apunta directamente al corazón, Rodrigo Grande nos
va haciendo involucrar en su historia, sus miedos y sentimientos. Claro que los
actores ayudan y cómo! Sobre todo Federico Luppi que se distancia un poco de sus
clásicas actuaciones para componer un personaje totalmente nuevo, y de ser "un
empleado a punto de jubilarse" pasa a ser alguien de nuestra familia, algo así como un tío
o abuelo chapados a la antigua.
La pulseada que origina la historia se renueva y se matiza de sentimientos, algunos
expresados y otros insinuados, hasta el final.
Redescubre un tema clásico aportando una frescura que se aprecia.
Sin querer buscar grandes premios pero logrando una historia muy bien contada,
y más que entretenida, sin golpes bajos.