El éxito tan rotundo de esta película, por parte de audiencia y críticos, se basa en varios pilares muy identificables. Por un lado, el uso de una dirección más artística que la entrega anterior, con desenfocados, planos secuencia, planos generales limpios, un uso adecuado de la acción narrativa, un uso mucho más acertado del color y de la luz, sobre todo en los dos últimos tercios de la película (cada tercio por motivos distintos), y, por otro, un cierre para los arcos de personaje que iniciaron todo este universo, los Vengadores originales.
El hecho de centrarse sobre todo en estos seis personajes y convertirles en los absolutos protagonistas, por más personajes que pueda haber en pantalla, es lo que hace que la película avance y muestre un mensaje más limpio. Como ves, estoy repitiendo mucho la palabra limpieza, pero es realmente la palabra que más definiría esta cinta de tres horas.

El hecho de que tomen un par de decisiones controvertidas durante el primer tercio de la película con algunos personajes hace que esta película gane puntos. Algunas las apoyo, otras no, y cualquier otra persona podría pensar absolutamente al contrario que yo. Eso es lo que define al arte.
¡Y hablando de arte! ¡Menuda banda sonora! En una película que abarca tantos subgéneros según el momento, es increíble cómo la música modula con ellos y nos entrega piezas que no me hubiera esperado en una película de Vengadores.

Dado que es la conclusión a una de las franquicias que más lágrimas ha saltado alrededor del mundo, era de esperar que hubiese un claro filtro nostálgico. Hay escenas de servicio al fan, en las que se aluden a frases y escenas icónicas de la serie, escenas que, aunque cualquier espectador podría entender por dónde van los tiros, carecen de calado emocional si no se han visto las anteriores películas. Aunque pudiera parecer molesto, sobre todo a mí, que no soy precisamente un nostálgico, no me lo ha parecido, porque durante esas escenas y por motivos justificados, son los protagonistas los que se sienten nostálgicos. Así, el sentimiento se queda en los personajes, y no es impuesto a la audiencia. Que la nostalgia esté justificada, dentro de lo esperado, no quita que esas escenas sean un servicio.

Hemos llegado a un punto en el que, si quieres vender dentro de Hollywood, lo mejor es comenzar una franquicia y atraer a todo el público posible, para que después compren juguetes, tazas, camisetas, o la versión del blu-ray que vale 30€ más con los comentarios del director. Después de muchos ensayos y errores, han obtenido la fórmula: crear personajes carismáticos. La audiencia no mira tanto si la película es artística o inteligente, porque lo que más quiere es ver cómo los personajes que quieren crecen y viven cosas. El verdadero servicio no está en los títulos 'Iron-man', 'Guardianes de la Galaxia' o 'Vengadores', sino en el propio Tony Stark, Rocket o Viuda Negra. Películas para sorprender al fan, pero, sobre todo, darle un producto reconocible dentro de lo que es la marca.

¿Qué será entonces del cine como arte? ¿Dónde quedarán esas cintas en las que lo importante era la forma, la sorpresa de la imagen y el sonido? Posiblemente el cine comercial se transforme en una versión parecida a lo que es hoy en día Marvel, Star Wars o Juego de Tronos. Y las películas como arte queden relegadas a un lugar con menos presupuesto, algo que, visto con perspectiva, les hará agudizar el ingenio, y crear más con menos.
Mientras tanto, desde este lado del cine, donde ya es normal que más de diez protagonistas se líen a tortazos dentro del mismo encuadre, no está yendo tan mal. Sí, es cine como servicio, pero tampoco eso tiene por qué ser malo. Marvel ha hecho 'Infinity War' y 'Endgame' porque ha querido, apenas sin competencia, y ha decidido concluir once años en esta película por el simple hecho de amar a sus personajes.

¿Ha sido un final satisfactorio? Bueno, ante todo, ha sido un final suyo, alejado de la fórmula clásica, y eso es algo que agradezco profundamente. Un besi de fresi, y no olvides pasarte por ¡Muy Rocambolesco!