Qué le voy a hacer, es salir Shrek y su tropa en una pantalla y se me pone la sonrisa de oreja a oreja. Sé que esta tercera entrega aprovecha el tirón del éxito de las otras dos, pero nadie puede negar que de nuevo toda la perfección técnica vuelve a estar basada en maravillosos detalles visuales, geniales ambientaciones (ese instituto medieval),

Sé que la historia es bastante normalita, y que Shrek, Asno y el Gato no se lucen tanto como antaño, que sus personajes no evolucionan apenas. Ni siquiera los "fichajes" nuevos, como Arturo y Merlin, son el colmo de la gracia (no así las princesas de cuento, que me hicieron sino reir por lo menos sonreir con su forma de ser)

La gracia, valga la redundancia, de Shrek Tercero reside más que nunca en esa ambientación maravillosa, un híbrido de los cuentos de hadas y la vida más moderna, que hacen que te pegues a la pantalla para disfrutar con casi cada plano, para buscar esos detalles tan originales, envueltos en un humor infantil a veces, y más complejo en otras, pero siempre irreverente, muy de película de anti-héroe.

No será tan imaginativa como aquella primera parte, pero aún con su efecto deja vu, te deja más que satisfecho, corrigiendo la escasa duración de la anterior entrega.

Shrek de momento sigue siendo el rey, al menos el de la animación.

Sin lugar a dudas, una de las mejores series que se han podido hacer últimamente, y eso que el listón afortunadamente está muy alto. Toda ella es una reflexión irónica y jocosa sobre la vida misma cargada de acertadísimo y sutil humor negro.
Tiene unos diálogos filosóficos y reflexivos, y unos personajes muy interesantes, sobre todo la protagonista George, cuya desgana y apatía no desaparecen ni cuando comieza su nueva "vida".
Totalmente recomendable, es una pena que esta serie sea tan desconocida y reducida a un público más bien de culto.

No se me ocurre otra palabra para definirla: salvaje en la forma, salvaje en el fondo... y tremendamente buena por encima de todo.

Es una secuela llena de mérito, pues no es nada fácil llevar a buen puerto hoy por hoy un tema tan trillado como es el de los zombies, o muertos vivientes, llámese como quieran. Aquí encontraremos un ritmo que, según la escena y cual montaña rusa, gana en intensidad (con momentos fuertes, cámaras violentas, mucha sangre, terror puramente físico), para luego frenarse en seco (mostrándonos el suspense y el terror más desasosegante y psicológico).

Muy ruidosa, con una banda sonora apropiadísima (música estridente y apocalíptica) y una fotografía cuidadísima.

Es una gran idea que el director (Fresnadillo) sea español (más bien europeo), porque de esa forma, se olvida de ciertos convencionalismos efectistas del cine estadounidense, y muestra lo que haya que mostrar, ya sea más o menos duro y desagradable.

Para disfrutar y pasarlo bien pasándolo mal a su vez. El género sigue sin estar muerto, al igual que los "monstruos" del film.

PD: en estas películas no se esperan grandes interpretaciones o personajes memorables, pero Carlyle lo borda el tío. Repelús de da ese "reencuentro" matrimonial, ya me entenderán quienes la hayan visto.