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España España · Cadiz
Críticas de Lusapo
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
4
18 de mayo de 2017
27 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya está bien. De verdad. La muerte es triste sea con enfermedad o por vejez. Las personas son complicadas, pero está claro que las hay más interesantes que otras a la hora de fijarnos en ellas... A la hora de contar su vida. En esta película los personajes son un rollo. Así, sin buscar un cultismo o un adjetivo barroco. Un rollo. El de Nathalie no sabemos por qué anda peleada por la vida (dicen otras críticas porque no sabe o no quiere amar) pero todo el rato es mal rollo y mal genio, y el mundo es caca y nada me gusta por esos bebo y esnifo. Al de Juan Diego le está matando el cáncer y se comporta como supongo haríamos todos con esa edad y esa enfermedad: de modo infantil y caprichoso. Al de Lola Dueñas su vida le aburre pero es muy buena y muy maja, y se aguanta haciendo teatro en sus ratos libres. Los tres, para colmo de males, son familia (padre y hermanas). Y ahí se acaba todo. Esos son los personajes y eso es lo que van a saber de ellos -pero ojo, mejor guión en Málaga-.

Lástima porque la peli arranca bien, con diálogos ingeniosos y con los tres actores excelsos... ¿Pero la historia? ¿La trama? ¿Qué te cuentan que no sepas? NADA. ¿Qué reflexión hace que sea interesante? NINGUNA. Y por supuesto, como buen cine ¿social? español es todo muy feo. Casas feas. Planos cerrados feos. Hospitales. Enfermedad. Y qué triste todo, sí, pero sin que nos importe lo más mínimo. Media sala miraba a mi alrededor el móvil cuando sólo llevaba 60 minutos de proyección queriendo ver cuánto le quedaba a semejante tedio. Porque luego se acaba y piensas: menos mal. Pero mirad las críticas de la prensa especializada, que son muy buenas... Lo que me lleva a preguntarme si los críticos tienen vidas aún más tristes o aburridas que las que se reflejan en esta peli o es que está feo decir que la peli, como sus personajes, es un rollo. No digo que sólo haya que hacer comedia o acción, nada más lejos. Pero se puede -y se debe- contar dramas con mayor profundidad y, por supuesto, con más carga emocional y ganas de entretener. Esta es la típica peli de la que el espectador olvidará escenas cuando pase una semana, y por completo cuando pase un mes o dos.
Lusapo
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5
28 de septiembre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un comienzo prometedor que te hace pensar que estás ante una de esas películas extrañas pero inolvidables, y planteando una trama que explora las posibilidades del espacio-tiempo (qué grande eres "Donnie Darko") la película titulada "Primer" se acaba convirtiendo en un tremendo engañabobos.
Y si la critico con severidad es porque en muchos sitios se había ensalzado esta obra que, ni se entiende, ni parece que sea esa la intención de su autor (perdón si ofendo a esas mentes privilegiadas que, supuestamente, habéis conseguido captar todo lo que cuenta y ya estáis pensando en lo que haríais con esas cajitas para viajar en el tiempo de A a A pasando por B).

Para empezar, me parece genial que Shane Carruth (director, guionista, compositor de la música y actor protagonista en la cinta) sea un ingeniero y matemático que se mete a cineasta, se gasta apenas 7000 dolares y cumpla su sueño de contar una historia con un look retro que, como he dicho, promete (sobre todo si a esto le añades que ganó el Gran premio del Jurado en Sundance). Pero esta pelicula, anunciada como una de las cumbres de la cienca ficción intelectual (¿¿¿De dónde se sacan estos géneros???) dosifica tanto la información, limitándonos con saña el acceso a ella, que en tu butaca del cine acabas perdiéndote en un universo mental de hipótesis que deberían darnos el derecho a figurar en los créditos como co-guionistas del film. Aunque con una diferencia, en la mayoría de los casos, las soluciones que nos aventuramos a dar durante el trascurso de la película irían orientadas a que el público (y no sólo el club de ciencias de alguna universidad) la entendiese en su totalidad.
En este aspecto el director parece coger la máxima de Lubitsch de "dejar que el público sume 2 + 2" y transformarla en algo así como "dejad que el público resuelva ecuaciones no lineales, sin boligrafo ni papel".
Es así. O bien lo sobrevalora, o directamente desprecia al espectador (que si es muy tozudo, por no decir freaky, irá a la sala 4, 5 o las veces que hagan falta para intentar entenderla). Quizá por esto las críticas han sido tan buenas, con muchas estrellas y puntos gordos en la prensa especializada ("Cuando no entiendas algo, tú asiente como si lo hicieras ¿queda claro Maloy?")

Que conste que no tengo nada en contra del cine que trata temas originales y complicados, y que por lo general no plantea una solución del todo clara o cerrada al final de la trama (no es obligatorio y ahí están ejemplos como "Cube" o "Pi"). Pero opino que si vas a hablar de algo tan abstracto (a la par que fascinante, porque todo hay que decirlo, la idea es buena) al menos no te quedes en mitad del camino y haznos disfrutar a todos de tu intelecto y de tu buen hacer.
Sigo en "spoiler" que no me cabe la conclusión:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lusapo
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6
28 de septiembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alegre colorido para el mundo de los muertos, y lúgubre oscuridad y formas neoexpresionistas para el hastío de los vivos. Así es como la inquientate mente de Tim Burton ve la realidad... su realidad. Y así, partiendo de una vieja leyenda rusa sobre una novia que es asesinada el mismo día de su boda, el director de Burbank (EEUU) construye un nuevo deleite visual con esa técnica de animación (arcaica quizá, pero maravillosa) llamada stop-motion.

Con un reparto para el doblaje prácticamente idéntico al de "Charlie y la fábrica de chocolate" (las sesiones de doblaje tenían lugar muchas veces tras rodar las tomas para "Charlie") Tim Burton nos invita nuevamente a darnos un paseo por su imaginario gótico de plastilina al que ya nos dejó asomarnos con su maravillosa "Nightmare before Christmas" o aquel corto primerizo llamado "Vincent" (un imaginario que se ha ido llenando de colorido en sus últimos filmes, todo sea dicho). Y para ello, produjo y codirigió junto a Mike Johnson este proyecto personal que rondaba su mente desde hace casi diez años.

En cuanto al guión... Pues bueno, la historia de "La novia cadáver", la verdad es que, además de simple, está llena de momentos irrelevantes y lo que es peor, es bastante previsible. El guión, que vuelve a estar firmado por John August, pero esta vez junto a Pamela Pettler y Caroline Thompson, adolece de una patente falta de interés por complicar la trama, y se limita a contar un relato simple y lineal, aderezado, eso sí, con buenos momentos de humor negro (un humor que está un nivel por encima de la trama y que ayuda mucho a levantarla). Una auténtica lástima, sobre todo porque el final pide a gritos un epílogo que redondeé el cuento, ya que no exagero si digo que a todo el cine le dio la sensación de que la película se termina prematuramente. ¿Quién tenía que comprar la plastilina?

En definitiva, un carnaval visual delicioso que transcurre ante nuestras miradas a la velocidad del rayo y que, por desgracia, no muestra ni insinúa nada más que lo que allí se ve.
Lusapo
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8
28 de septiembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen se la juega en la red y gana con esta estupenda película que habla de la relatividad de la suerte y su importancia en nuestro paso por la vida. Una revisión moderna del "Crimen y castigo" de Fiodor Dostoyevsky, ambientada en Londres y donde al neoyorkino más le gusta: entre gente de la alta sociedad.

Después de unos años haciendo películas con una factura correcta, pero quizá lejos de su clarividencia de títulos anteriores y más apoyado en su capacidad como cómico que en su sensibilidad narrativa, Woody Allen rompió ese corsé que parecía oprimirle y volvía a reinventarse (o a reinterpretarse, según se mire). Y es que esta "Match Point" no es sólo la historia de un joven que asciende en la escala social y debe elegir entre amar o poseer. Es eso y mucho más. Quizá porque los personajes hablan diciendo doce frases cuando tú sólo has oído una, merced a una dirección de actores que roza la perfección.
O tal vez por el ritmo de la película; frenético gracias a ese tempo fílmico tan pausado. No sabría decirlo con exactitud, pero, por si esto fuera poco, el director ha mimado cada uno de los planos, y la cámara se mueve con una elegancia pocas veces vista en su cine.

La trama sin ser demasiado rebuscada (aunque muy pasional) está dibujada con pinceles de maestro, y es que sólo hay que ver cómo Woody Allen presenta el detonante del guión; sin tapujos. En el momento en que el profesor de tenis, Chris (Jonathan Rhys Me-yers) aborda descaradamente en una mesa de ping pong a una sensual Nola Rice (Scarlett Johansson, ¡mamma mía!) y ella le recibe como sólo una Lauren Bacall lo haría con cualquier Bogart. Es la manera de un veterano hacedor de películas de decirnos: "mirad, de esto va la peli, para qué voy a dar más rodeos, ahora sentaos y disfrutad". Y la verdad es que se disfruta. Sobre todo con el cinismo desquiciante del protagonista. Ese Raskolnikov cuasi diabólico (mucho más para las mujeres, a juzgar por los comentarios que el público hacía en voz alta aquel día) pero terriblemente cuerdo, que es capaz de ser tan educado y elegante que te hace cómplice en su causa sin sentimientos ni escrúpulos (sí, lo sé, pero "Déxter" aún no se había estrenado).

Con un final que no deja indiferente, esta película aburrirá a los que sólo gusten del Woody Allen chistoso (aunque eso no signifique que en este drama falte el humor) pero que seguro apasionará a los que consideren el cine como algo más que un simple pasatiempo, porque esta cinta habla, y habla bien.
Lusapo
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6
28 de septiembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Burton junto a August y Dahl nos invitan a pasar dos horas que, a priori, parece que serán un divertidisimo y genial delirio creativo e imaginativo de los que sólo parece capaz este director (o al menos capaz de que se lo produzcan). Y digo a priori porque la construcción del relato sobre la vida cotidiana de Charlie Bucket (una vida pobre en cuanto al capital pero millonaria en cuanto al amor familiar) crea un delicioso clima de fabula que recuerda por momentos a la estupenda "Eduardo Manostijeras". En sólo diez minutos, Burton ya nos ha atrapado a la historia de ese niño angelical que sueña con visitar la fábrica de ese ser cuasi místico llamado Willy Wonka.

Por eso, el momento en el que se abren las puertas de la fábrica, para dejar entrar al bueno de Charlie y a los otros cuatro (todos odiosos y estereotipos de niños consentidos) la película alcanza, para mí, el momento cumbre. Y claro, si eso sucede a la media hora de película, es difícil que lo que nos enseñen dentro de esos muros, por muy imaginativo, sorprendente y delirante que sea, alcance a cubrir las espectativas que nos hemos marcado durante esa primera media hora. Y eso que a pesar de mi escepticismo incial hubo un momento en el que pensé, oye, parece que Burton lo va a conseguir, va a colmar, e incluso a superar las espectativas (los Oompa-loompa son divertidísimos, y toda esa maquinaria para hacer golosinas).
Pero conseguir esto y no descuidar la trama, les supuso un malabarismo demasiado complicado que ni Burton ni los guionistas consiguen. Porque si lo que se descubre dentro de la fábrica, como ya he dicho, es divertido y original, no es menos cierto que ese interés que nos había creado, con toda la tensión y la intriga del primer acto disminuye, hasta el punto de (y que me perdonen los "burtonianos") aburrir en algunas secuencias.

Es en esos momentos cuando da la impresión de que hubiese existido (que no lo sé) un conflicto entre Roald Dahl y el guionista John August, en el que uno quisiera contar la historia fiel al relato original, y el otro quisiera salvar el guión y la película. Algo que podría extrapolarse a ese conflicto interior del personaje de Johnny Depp, Willy Wonka, y que nos remite a la traumática relación con su padre dentista (interpretado por Christopher Lee). Un conflicto que no está en el relato original de Dahl y que John August parece decir, "si funcionó en Big Fish (por el que ganó varios premios de guión adaptado) por qué no iba a funcionar aquí también".
Desde entonces este pastiche paterno-filial, resuelto de manera infantil y apresurada, intenta ser el recurrente que nos mantenga quietecitos en nuestra butacas (porque de Charlie, que sólo mira y pregunta cosas inteligentes al señor Wonka, nos olvidamos hasta casi el final del segundo acto). No desvelaré nada del final si digo que el tercer acto tampoco consigue remontar el vuelo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lusapo
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