No tengo problemas con la violencia en el cine. Tampoco con la casquería. Me he tragado auténticas salvajadas, películas durísimas como Saló, Irreversible o Masacre: ven y mira. La cuestión, es que las mencionadas antes, muestran violencia explicíta, pero lo hacen con un motivo, un objeto. Esta no, es simplemente un catálogo de palizas y mutilaciones. A diferencia del cine de Michael Haneke (realista y duro) no hay reflexión, no hay planteamiento alguno, no hay nada. El final, para el que uno lleva aguantando hora y media, esperando una explicación, es una tomadura de pelo.

Lo peor es que esta película, ni siquiera da miedo. Creo que la única intención del director era provocar repugnancia y malestar en el espectador. Vamos, joder por joder, algo fácil. Si eso es todo lo que sabe hacer este fulano, tal vez debería dedicarse a grabar vídeos para el instituto anatómico forense, o haberse atornillado la mano en la mesa. Pues eso, una gilipollez.

Excelente documental sobre el fanatismo religioso más abyecto y ponzoñoso. Represión, ignorancia, locura colectiva, manipulación infantil... Se limita a mostrarte a los protagonistas, dejando que ellos mismos se retraten, saliendo mucho peor parados que si les hubieran atacado directamente a la yugular. Tiene varios planos de los niños que te encogen el alma. Uno cree que estas cosas no existen. El joven Levi, bien pudiera haber inspirado al personaje de Paul Danno en "There will be blood". Junto con Promises, sería un programa doble perfecto sobre religión e infancia.

La desinformación es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la sociedad actual, y del cual derivan muchos otros: políticos, económicos, religiosos o sociales. Creemos estar informados, cuando en realidad estamos siendo engañados o manipulados. Este documental, en apenas una hora, realiza un certero análisis sobre el tema. Lejos de conspiranoias e idioteces varias, expone el problema de manera sobria, clara, concisa, y algo poco común y en este caso fundamental: del modo más objetivo posible.

La sociedad estadounidense, pese a sus muchos defectos, goza de una envidiable buena salud en lo que a voces críticas se refiere. Su cine documental está lleno de autores combativos y excelentes cintas, como La guerra sin fin, Jesus camp, o Manufacturing consent (paradigma del documental sobre la desinformación). En España eso no sucede. Esperemos que con ejemplos como este, la costumbre vaya cambiando.

"Hay dos maneras de equivocarse: una es creer lo que no es, otra es negarse a creer lo que es".

Ni prólogo ni leches, la película es francamente mala: un guión lleno de incoherencias e idioteces, diálogos tontorrones cuando no vergonzantes, ¿actuaciones? (y conste que en el reparto hay un puñado de buenos actores). Aunque sea una primera parte, la estructura está planteada como el ojete. No me creo nada, todo es más falso que una moneda de 3,2 euros. ni me da miedo, ni me interesa. La sensación de cutrez y falta de profesionalidad planea sobre toda la película (¿cómo le pueden faltar los efectos de sonido de apoyar un vaso? ¿se quedaron sin pasta? ¿se olvidaron?...). Plenamente de acuerdo con la crítica de Javier Ocaña. La peor cara del cine español. La segunda parte que la vaya a ver su padre.

Creo que Clint Eastwood (por quien siento admiración y simpatía a partes iguales) es un buen director. Tiene a sus espaldas grandes películas como Bird, Sin perdón, Million dolar baby, o para mi gusto, sus dos mejores obras: Los puentes de Madison y Mystic river. Sin embargo, no alcanzo a ver por ningún sitio, la tan cacareada obra maestra incontestable que proclaman la inmensa mayoría de los críticos. Banderas de nuestros padres me dejó indiferente, y si bien Cartas desde Iwo Jima me parece algo mejor, tampoco es nada del otro jueves. Además del interesante planteamiento de mostrar el mismo conflicto desde dos puntos de vista opuestos, no creo que aporte nada ni al cine en general, ni al género bélico en particular. Cintas como Apocalypse now, Masacre: ven y mira, La delgada línea roja, Ran, Senderos de gloria, La gran ilusión, o Salvar al soldado Ryan (aunque sólo sea por la increíblemente eficaz recreación de una guerra) lo demuestran.

Al principio, puse en duda mi juicio pensando que tal vez hubiera perdido el gusto, la sensibilidad, la capacidad de apreciar lo bueno, pero tras disfrutar de "La vida de los otros" lo he confirmado, una pena Clint.