El punto que desencadena la historia es barato y poco creativo, pero la película es consciente de eso, pues es lo menos importante. La película entretiene no por ser una comedia romántica, sino por las reflexiones que inevitablemente lo hará tener. Sin darse cuenta, usted se estará riendo de situaciones que solo parecen graciosas por lo acostumbrados que estamos a los esteriotitpos y relación hombre-mujer. Resulta más interesante de lo que podría esperarse, y el giro esperado, logran hacerlo impredecible e interesante.

Call me by your name es una película que sorprende sutilmente por no caer en los típicos clichés del cine de temática LGB: la aceptación y la lucha contra ese amor “prohibido”.

Si bien a simple vista puede ser entendida como un romance gay, la película va mucho más allá y permite identificaciones mucho más amplias. Traspasa ese escenario para reflejar una historia típica de un amor de verano, con sus pros y sus contras, sus cursilerías y sus momentos de crisis; pero aún es más universal que eso, e incluso va más allá de la temática de un amor adolescente, y permite, por la forma cómo está contada, convertirse en una historia sobre el amor. Así sin más, sea un amor gay, hétero o de cualquier tipo, sea adolescente o adulto (porque todo mundo es adolescente cuando se enamora y cuando le rompen el corazón), sea de verano, o de invierno (con lo cual Luca Guadagnino juega bastante bien en el contraste de los paisajes). La película cuenta una historia de amor de principio a fin y lo hace tan bien, que es deliciosamente disfrutable verla, y repetirla, e identificarse con la historia sea quien sea el espectador.

Hace mucho una película no me dejaba esta sensación visceral en la garganta tan horrible, pero al tiempo esa satisfacción de haber visto una historia increíble y muy bien contada.
La distopia que plantea, solitaria y escasa de sentido, creo que es lo que más miedo produce, sin pretender en algún momento ser una película de terror ni mucho menos. La narración lenta (recuerda un poco a Melancholia de Lars Von Trier), con diálogos sin emociones, sin alma, producen una sensación incómoda, pero son signo de estar viendo algo que vale la pena, diferente y que plasma el sinsentido de varios aspectos de las relaciones interpersonales humanas.

Las ideas del miedo a la soledad, a la soltería, y de unirse a alguien no por las cualidades sino por defectos en común hacen que uno como espectador se sienta incómodo, por la forma espectacular como se desarrollan en la historia.

En conclusión es una película recomendadísima! Perfecta para cuando se quiera ver una película diferente, difícil, pero maravillosamente lograda.