A Ghost Story captó mi atención desde el principio de su campaña de promoción. Un reparto exquisito, una fotografía cuidada, la promesa de un lenguaje cinematográfico alternativo... todo hacía presagiar que se trataría de uno de mis títulos favoritos de este año. Pero no.
La película es como si vieras un muy buen videoclip de cuatro minutos y estiraras cada plano hasta rozar lo cómico y presentar un largometraje de hora y media.
Mi crítica acabaría aquí si no fuera porque por momentos la película me ha maravillado. Porque A Ghost Story tiene todos los elementos para ser una cinta memorable. Porque la historia que pretendía contar era muy interesante, pero si la forma en la que la cuentas no es la correcta, no sirve de nada lo que estás haciendo.
A Ghost Story es una decepción por lo que pudo ser y no fue. La anécdota de un director que quiso ser el protagonista y se olvidó de que ser cineasta no es ser modelo.