La cinta es como una de esas pizzas que sirven en cualquier ciudad de Italia, pongamosle pues, Toscana. Una pizza que pinta deliciosa, pero cuando la comes notas que le falta el tomate, lo asumes (¿queda otra opción luego de pagar?), luego le falta pepinillo (vamos, que si fuera elemental), a la vez, también falta algo de panceta y si apenas tiene queso. La pruebas y la verdad es que la masa es muy sabrosa con su porción (escasa) de salsa y queso.

Eso es esta cinta del 2014 que para los apasionados de la política nos deja un sinsabor. Al principio pinta para pasarla de coña, luego entra en la mediocridad y por ultimo, nos deja en un lugar intermedio.

Pequeña critica. Si hubiera evitado el querer ser tan ambiciosa, maniquea y soberbia en su formato, y hubiera apostado por una cinta mas normal, de seguro seria un titulo mucho mas comercial que el que fue. Aquí llega a través de un cine café. A pesar de ellos, vamos, que una porción del futuro nos va en ello.

El cine español, la crisis y los individuos que la sufrimos merecemos obras más ambiciosas y analíticas, así como menos oportunistas y maniqueas.

Tratando de ser profunda e inteligente, cuenta una historia tan aburrida como simplista. Olvidable.