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España España · Turón
Críticas de Gaultier
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1
18 de diciembre de 2014
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ridley Scott ha sido incapaz de contarnos una historia que ya conocemos. Exodus se desentiende de gran parte del relato para ganar tiempo que emplear en batallas, decorados y plagas, y una abusiva alternancia de vistas aéreas y primerísimos planos. Y a pesar de sus dos horas y media, no consigue nada memorable.

No hay rastro del líder político, ni de la soledad del guía, ni del origen de un pueblo que se presenta como una masa insípida. Uno de los episodios más impresionantes sobre la construcción de una identidad nacional se despacha sin más preocupación que la retina. Este Moisés es una disparatada sucesión de diálogos a gritos, una matraca de música incesante y frases pretendidamente lapidarias.

Ni siquiera la ambientación histórica merece la pena. Y son tantas las veces, que las flechas ardiendo, los enemigos arrasados y los planos a toda revolución ya no nos menean en la butaca. La emoción tiene más que ver con lo sensible, y menos con los sentidos. Así que cuando al final las aguas se separan, ya todo nos resulta indiferente.

Se ha criticado el casting, una colección de figuritas (blancas) de Belén en la que nadie encaja, empezando por un Joel Edgerton perplejo. Los secundarios son cartón, pura oquedad y comparsa de un Christian Bale vociferante.

Del mismo material del que alguien extrajo la terribilitá, Ridley Scott ha amasado, en definitiva, un marine descerebrado. Exodus es una larga travesía para el espectador. Un desafío a nuestra vejiga y a nuestra paciencia.
Gaultier
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6
25 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Interstellar» cuenta con una virtud inicial: el grandísimo atractivo de aquello que desconocemos. Y así, explotando nuestras expectativas sobre otros mundos convierte la sala de cine en una experiencia cautivadora. Hay varias secuencias sensacionales, y cada escenario (léase estación, planeta o agujero negro) se hace tan real ante nuestros ojos que justifica, sin más, que esta película exista. Y que haya que verla en la gran pantalla.

Pero no hay nada más allá de esa dimensión sensorial. La descripción apocalíptica de la Tierra podría hacerse con menos recursos, ahorrando metraje y persecuciones ridículas. El hilo emocional que se teje entre el piloto Cooper y su familia es tan débil que nunca funciona. La lógica de los personajes es reducida; sus motivaciones, simples. Las actuaciones (McConaughey a la cabeza, pero no en exclusiva) superan (en lo dramático) lo que el guión puede soportar. Los giros son altamente predecibles. Y lo peor de todo, ese ejercicio final que pretende ser la cuadratura del círculo no es más que un intento amable de que todo el mundo, grandes y pequeños, propios y ajenos, comprenda hasta el último milímetro de cinta.

Aun así, algunas voces hablan de exceso de ciencia y teoría: demasiado que comprender (incluso en esto, cabría decir que no faltan diálogos «divulgativos» ni pizarras «decorativas»). En realidad, la última película de Christopher Nolan no exige comprender nada; lo que nos exige, más bien, es que seamos comprensivos con ella.
Gaultier
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7
29 de noviembre de 2014
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Quienes esperen un thriller inquietante sobre alguna perversión del alma humana no encontrarán nada en la adaptación que David Fincher hace de ‘Gone Girl’.

Contada en tres actos, esta película de narrador múltiple tiene su punto de partida en el convencional caso con desaparición, con su despliegue de pistas, sospechosos y escenarios, para dar paso a una segunda parte en la que todo se va dejando atrás en la búsqueda del absurdo. Son casi dos horas de diarios en ‘off’ y ‘flashbacks’ relamidos en las que la brillante labor de todos los secundarios no puede evitar que el conjunto palidezca. Todo se vuelve anodino, al menos para quienes no conocemos el original de Gillian Flynn, y lo único destacable es la paródica descripción civil de América.

Pero bastará la conjunción de narradores para que esta película consiga desplegar un humor denso, negro y malvado que transformará el gesto circunflejo del espectador en una media sonrisa de auténtico disfrute: los últimos minutos son una delicia de interacciones, y hacen de ‘Perdida’ una digna película que tiende lazos al más puro estilo Hitchcock. No falta la rubia (una Rosamund Pike en estado de gracia) ni la contraparte masculina (Ben Affleck haciendo de Ben Affleck en el papel de marido sospechoso), pero aquí no hay lugar para simbolismo. Con todas las tinieblas de lo cotidiano, ‘Gone Girl’ termina siendo una divertida ausencia de metáfora sobre el matrimonio.

Al recordarla en su vida diaria la imaginará mejor de lo que la vieron sus ojos.
Gaultier
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