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Críticas de Lisztomania
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Críticas 7
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
25 de abril de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos podemos decir que esta versión de Cenicienta no es más que un repetitivo remake a la animación de 1950 que cuenta las aventuras (o desventuras) de una jovrn huérfana que acaba bajo la tiranía de su madrastra y sus poco agraciadas hermanastras. Bien, pues esta no va a ser menos, y de hecho, es un poquito mejor que aquella que decimos.

Puede que en la actualidad existan cientos de películas adaptadas a la historia de Perrault, y cada una a su manera. Pero la factoría Disney esta vez no ha querido empezar el guión de raíz y crear una historia confusa como la de la no tan malvada Maléfica en 2014. Han conservado el canon de historia de amor con final feliz, en el que se apremian los valores como la generosidad y el valor (cuando en realidad poco te falta para apalear a Lady Tremaine y convertirla en comida para gansos). Y no es precisamente gracias a los guionistas, que en este aspecto han estado un poquitín bastante cortos de palabras dentro de contexto, sino por la interpretación fidedigna de Lily James y Cate Blanchett encarnando el papel de Cenicienta (Ella para los que desprecien el descarado humor negro de las hermanastras) y Lady Tremaine. El dúo altamente disonante conforma una química envidiable entre los polos opuestos de una historia marcada por la buena moral.

También deberíamos dar las gracias a la insuperable labor de los encargados de vestuario y decoración que por un momento, nos han llevado a la fiesta más colorida y elegante desde la versión de 2012 de El Gran Gatsby. La magia corre a cargo de los efectos especiales que sin duda alguna, han concebido maravillas visuales en los momentos claves y esperados de la película, como la transformación de Ella para ir al baile (así como la aparición sorprendente de una acertada Helena Bonham Carter como Hada Madrina), la coordinada coreografía que se marcan los protagonistas enamorados delante de centenares de invitados, así como la predecible escena degenerativa de la carroza tras las campanadas del nuevo día.

Pero la disyuntiva queda en la pregunta: ¿es una película de sobresaliente o de suspenso? Personalmente, ni una ni otra. Disney ha conseguido con éxito plasmar una vez más su eslogan "los sueños se hacen realidad" en un tema tan banal como el amor, envuelto en un sugerente "la imagen no es siempre lo que importa, y mucho menos de dónde provengas". No quito que en ciertos tramos de la película encontremos excesos de azúcar como la primera conversación entre el Príncipe Kit y Ella, pero sí que se mantiene fiel a la historia original. Además justifica hechos completamente inverosímiles de la película de animación en esta adaptación en carne y hueso, como la concepción del vestido por cuenta de la princesa o la disyuntiva planteada en el matrimonio concertado por la conveniencia o el compromiso.

Esta película no es apta para escépticos cínicos y cerrados de mente que hayan descartado la idea de seguir las películas de Walt Disney en su infancia, adolescencia o quién sabe en qué etapa de sus vidas. Por otro lado, los fervientemente creyentes de los cuentos de hadas, pensarán que es una adaptación preciosísima, la mejor que se ha hecho desde la imposición del remake en carne y hueso. Y para alguien que razone y tenga un mínimo de humanidad, pensará que Disney sigue yendo por buen camino.
Lisztomania
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7
6 de diciembre de 2014
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Katniss Everdeen es rescatada de la comuna capitolina tras una reiterada y dura experiencia en la Arena, pero esta vez sin la razón por la que, tanto los medios como en su subconsciente, puede vivir: Peeta. Su compañero en esta aventura ha llegado a manos del presidente Snow y con tal de jugar con la vulnerabilidad patente en la castaña, tratará de convencerla para que ceda esta guerra encarnizada entre los distritos. El 12 fue aniquilado, pero su figura más representativa no, y a pesar de contenerse, de permanecer confusa y trastornada. Ella representa la figura del sinsajo y, con la ayuda de un consejo y un grupo de personas enardecidas por la situación en Panem, tratará de creérselo.

Una vez más, otra trilogía se divide para prolongar la intriga y expectación del público. Esta primera parte refleja la propagación de un sistema político que va más allá de la revolución, por lo que la acción no aparece durante toda la película, como nos tienen acostumbrados en las dos anteriores entregas, mas cabe destacar el entramado y la actuación de los actores principales. Jennifer Lawrence llega con fuerza al punto álgido de su delirio y Josh Hutcherson por fin ofrece lo que queríamos desde un principio: realismo y crudeza espiritual. Julianne Moore y el recientemente fallecido Phillip Seymour Hoffman defienden con tesón los pilares de esta revolución y la exiliada estilista del distrito doce Elisabeth Banks persiste como una auténtica diva a pesar de la austeridad de los fondos y el vestuario.

Les ha faltado, eso sí, dinamismo. También se ha echado en falta a Woody Harrelson en el papel de Haymitch y una división algo más coherente. No obstante, el filme da como resultado un apocalipsis que esperamos que acabe reflejado de manera fidedigna en la esperadísima segunda parte.
Lisztomania
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10
19 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no solo Lee Remick piensa esto. Aunque sí hubo un momento en el que me di cuenta de lo asqueado que estaba del universo una vez iba borracho, y fue viendo esta película una noche a las tres de la mañana.

Una obra maestra de pies a la cabeza. Es sin duda la joya de Blake Edwards, a pesar de ser artífice de entrañables películas como Desayuno con Diamantes, El Guateque, La Carrera del Siglo o Victor o Victoria. ¿Cuál es la diferencia? Que el experto en comedias y musicales vuelve a meter un pie al mundo del drama, consiguiendo dar importancia a un tema tabú en la actualidad: el alcoholismo. Jóvenes, cómo podemos llegar a ser algunas veces. Pero cuando asumimos responsabilidades, cuando crecemos y emprendemos un camino, somos capaces de llevarnos los problemas con nosotros por egoísmo, dependencia y masoquismo. El problema de Lemmon y Remick fue una botella de bourbon. ¿Su posible salvación? Alcohólicos Anónimos. Y su hija, por supuesto.

Espléndidas actuaciones de los protagonistas, soberbio guión, magnífico y oscarizado tema principal compuesto nuevamente por Mancini... hasta el final te pone los pelos de punta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lisztomania
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7
19 de septiembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película dirigida y protagonizada por una de las eminencias del cine, Laurence Olivier. Rey de la elegancia, destaca por actuaciones impolutas y prácticamente perfectas, desde sus papeles más shakesperienos hasta su etapa de vejez en "Un pequeño romance". Pero... ¿por qué trabajar con Marilyn Monroe? ¿Para aprovechar su caché? ¿Para probar cosas nuevas? Lo único que, al menos a mi, me deja bastante claro, es que juntos serán dos masas de agua y aceite que jamás se mezclarán. Ya se dice de antemano que los dos, al trabajar juntos, tuvieron sus rifirrafes; pero que al menos sepan disimularlo en escena.

Puede que haya sonado un tanto impertinente poniendo la pega antes que introducir y valorar en sí la película, pero desde el minuto veinte supe que los dos no valían juntos. Un argumento elaborado, en el que un príncipe madurito se enamora de una corista carismática y dicharachera, a lo que nunca sabrán cómo ni cuándo despedirse. Por momentos pienso que deberían volver a hacerse comedias de tal envergadura como esta: eso sí, con un reparto aparentemente más atractivo. Aunque aprecio mucho el papel de Sybil Thorndike como la Reina Victoria, que le da un enfoque distante, aristócrata pero, a corto plazo, maternal al personaje. Bueno, maternal a su manera si en cuanto a prestar joyas y prendas se refiere.
Lisztomania
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8
18 de septiembre de 2014
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
De muchas historias acabamos enterándonos al cabo del tiempo, seamos de la generación que seamos. He de decir que al menos no supe nada de una tal Robyn Davidson hasta hace unos minutos, cuando finalizó Tracks (2013). Evidentemente, tampoco sabía que tuvo narices para emprender uno de los caminos más largos, a la par que peligrosos e incomunicados de la Tierra. Aunque también desconocía que la National Geographic acabara interesándose tan profundamente sobre aquello. Si total, con la de hechos que transcurren día a día, pensaréis. Aunque en 1977 poco había por encontrar, ¿no?

Como ya dije, la historia va de esta joven que, impulsada por seguir los pasos de su padre, decide realizar una expedición, recorriendo prácticamente una punta a otra de Australia, en cuyo fin encontramos el Océano Índico. Una travesía de casi 2000 millas que a ratos, llevan a la protagonista a la desesperación, al hastío, a la locura. Bajo la compañía de Diggity, su perra, de tres camellos que ha obtenido tras grandes labores y mayores injusticias y Rick Smolan, fotógrafo de la célebre revista de naturaleza, llevan a cabo una de las mayores historias de superación desde Into the Wild (2007). ¿Y lo fácil que es coger una mochila, un par de recuerdos y una radio para dejar el hogar? No es tan sencillo si te acompaña de manera constante un turbio y triste pasado, junto a más de una deuda pendiente.

Bajo mi punto de vista, la película lo tiene todo: Escenarios de infarto, una amplia variedad de retrospecciones como modo de referencia a la infancia de la protagonista, una banda sonora étnica y ocurrente para su ambientación, una dirección espléndida bajo la marca “John Curran" ("El velo pintado") y actuaciones memorables como la de Mia Wasikowska (“Stoker”,”Alicia en el País de las Maravillas”), acompañado de un notable Adam Driver como fotógrafo cansino, romántico y dicharachero. Antes de terminar, me gustaría citar una frase de la película (seamos maduros, todos sabemos cómo acabamos, aunque tampoco dirá nada del otro mundo) que en su día escribió Davidson en “Huellas”: Camel trips, as I suspected all along, and as I was about to have confirmed, do not being or end: they mere change form (sí, os lo pongo en inglés, que así queda más profesional). No importa un principio o un final en el viaje, sino los cambios que se tornan en su transcurso.
Lisztomania
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