Después de ver los 5 primeros capítulos he de decir que esta serie es de las que se cuece a fuego lento, nada de atajos ni caminos ya marcados.
Sorprende por la atmosfera que crea, por la sensación de inseguridad que genera cada acción de un Jude Law que lleva el peso de los tres primeros capítulos de una forma brillante (si no lo soportas esta serie no es para ti) dando al personaje ese halo de misterio en el que no sabes si lo que ves es real o fruto de sus viajes oníricos.
La fotografía es fantástica y el reparto sobresaliente, sin lugar a dudas es un whisky de 20 años, algo que hemos de tomar de vez en cuando, no aconsejo ver lo capítulos el mismo día, puede llegar a cansar, necesitan un tiempo de reposo y degustación.
Estoy deseando ver el capítulo final, espero que no defraude.

Bryan Cranston es suficiente reclamo para echar un ojo a esta serie, y más cuando el protagonista, que es un juez, hace un viaje hacia lo más oscuro de su ser, algo que al bueno de Bryan se le da muy bien.
He de decir que la serie agobia y mucho, mi mujer me decía, ¡qué ganas tienes de sufrir! esto solo puede ir a pero... no se equivocaba pero como dice el refrán “Sarna con gusto, no pica, pero mortifica”. Todo va a peor, todo requiere una acción que cubra la anterior y cada vez la “manta” es mayor y más oscura.
Los personajes están bien trabajados, aunque he de decir que el papel del hijo es por momentos desesperante, se gana una “guantá bien da”, por lo demás todo correcto.
La serie tiene ramificaciones que se podrían haber evitado, pero bueno no todos los árboles tienen ramas en las que los pájaros puedan hacer nido, algunos solo protegen de posibles daños, y eso es lo que hace la serie, protegerse y dejar todo para el último capítulo (dirigido por Bryan Cranston) y este no defrauda… ¡qué difícil es acabar algo bien! Esta serie nos muestra que es posible cerrar el círculo sin hacer uso de Deus ex machina.
Totalmente recomendables para pasar un mal rato (este es el consejo de mi mujer).
Ya me diréis.