La aventura es la aventura resulta tan divertida que, como dice uno de los comentaristas, si fuera americana tendría fama universal. El argumento es tan descacharrante y tan poco previsible en todo momento, que no podemos sino engancharnos a la pantalla. Por supuesto, los actores realizan una exhibición, pero lo más notable es la química existente entre ellos, que, de puro perfecta, parece casi sobrenatural. Es difícil encontrar una comedia francesa divertida, sin embargo, esta lo es en grado sumo.
Añado algo más. La película es francesa, pero, muy evidentemente, el estilo de comedia es italiano. Y me atrevería decir que en muchos momentos tiene un puntito berlanguiano.

La llama sagrada es un espanto de película. El argumento resulta absurdo casi desde la primera línea. Las interpretaciones son penosas. No soy fan de Katharine Hepburn, pero aquí su actuación bordea (y en muchos momentos sobrepasa) el ridículo. Spencer Tracy está un poco mejor, pero sin pasarse. La película también tiene la extraña virtud de que los decorados de exteriores son quizás los peores que haya visto jamás en una producción de los grandes estudios en la época dorada de Hollywood. Lo único de cierto interés, en mi opinión, es la divertida relación de Spencer Tracy con su colega periodista. Por último señalar que la resolución de la intriga y mensaje final son igual de malos que el resto de la cinta. Es posible que algunos defectos se justifiquen por la fecha de rodaje, 1943, en plena Guerra Mundial. Aún así, mala, mala, mala. (Aunque, quizás, lo que más me sorprende es que casi todos los foreros alaben este engendro).

No puedo entender que Los vencedores sea una cinta casi desconocida. Me atrevo a decir que es la mejor peli sobre la II GM rodada en blanco y negro (si exceptuamos La lista de Schindler, que, después de todo, tiene partes en color). Hoy en día sigue siendo dura; en la fecha de sus estreno tenía que resultar una especie bofetada con un guante claveteado. Aunque su dureza no proviene exactamente de la violencia guerrera de las escenas, sino de lo miserables que pueden llegar a ser los seres humanos en situaciones extremas. Ya han señalado por aquí la extraordinaria escena del fusilamiento. Añado la del perro. El reparto, además, resulta casi paranormal: Romy Schneider, Maurice Ronet. Melina Mercouri, Eli Wallach... Con todo, y como también han señalado, el que se sale literalmente es George Peppard, al que a menudo se menosprecia por la exclusiva razón de que es demasiado guapo. Añado un detalle relevante: las abundantes escenas de los noticiarios de la época que se muestran para situar el momento de la guerra en el que se hallan, resultan, al menos para mí, muy novedosas.

Hay remakes que resultan absolutamente inncesarios. Desde luego, este es uno de ellos. A cada momento de esta nueva Rebeca la cabeza se nos va hasta la película de Hitchcock (o, para ser más exactos, de Selznick). No llega a ser aburrida porque la historia de du Maurier es tan delirante y tan desaforadamente romántica que el espectador no puede permanecer impasible, pero, desde luego, no consigue - ni remotamente - entusiasmar. Eso sí, el Manderley de esta nueva versión es infinitamente más chulo que el de la original. Probablemente, sea en lo único en que la aventaje, porque el apartado de decorados y de dirección artística es realmente estupendo. Un comentario especial para el reparto. Muy inadecuado. Incluso Kristin Scott está sobreactuada. Y, desde luego, no creo que ninguno de los espectadores se enamore de la chica o de Max de Winter. En la película de Hitch nos enamorábamos de los dos al alimón... En fin, para pasar una noche lluviosa puede valer. Para poco más.

Curiosísima película que casi no se sabe cómo interpretar. A ratos tiene cierto aire documental, ya que aparecen varios personajes reales de la vida local de Nueva Orleans, tanto que en algún momento el espectador alberga la sospecha de que se trata de un film propagandístico. Sobre todo cuando escuchamos al senador que aparece al comienzo dándonos un sermoncito ( en diminutivo porque es muy corto). En algunas escenas se mezclan actores con figuras de la administración y de la política auténticas, con el resultado de que las referidas escenas chirrían bastante, aunque el propio contraste, para que vamos a negarlo, las hace más divertidas. Por lo demás, la peli trata de un asunto parecido al de La ley del silencio, aunque los resultados artísticos sean infinitamente menores. En todo caso, por tratarse de una película bastante corta, resulta razonablemente entretenida, especialmente por el realismo de algunas escenas.