Qué decir o, mejor dicho, qué no decir.
Un film que, bajo recomendación de mi padre, ví hace años. Me impactó. No sé como describirlo ni como plasmar con palabras todo lo que conlleva esta enorme película. Desde el primer hasta el último actor y desde el primer fotograma hasta el cierre. Maravillosa, magnífica, excelente... y me quedo corto. Porque no estamos ante una producción que la ves y piensas: "buena película, me ha gustado". Estamos ante un mensaje, ante una realidad, ante la crudeza de la historia y ante la vida misma. Y para rematarlo, Paul Newman dando una agradable lección de lo que es y debe ser un actor. Mimetizado y convertido, te preguntas cómo demonios consigue tales registros, cómo puñetas desarrolla una personalidad tan cerrada, tan simple y complicada a la vez, y una humanidad tan insensible pero honesta y humilde. Directo, sincero, eléctrico, tenaz, afilado, discreto, locuaz, tajante y moderado. A mi juicio, lo imposible lo hace realidad. Disfrútala y quizás, sólo quizás, puede que recuerdes algo de estas palabras.
Se anhelan personas com Paul en la gran pantalla. Esperemos siga descansando en paz.

Un general retirado enclaustrado en su ceguera y tristeza, vive con su familia a la que tritura con su fuerte carácter y mal genio. Pero un día se cruza en su camino un joven humilde y bondadoso al que acabará respetando y queriendo porque, entre otras cosas, le hará sentir vivo.

Simple pero efectiva, se encamina en aspectos básicos de la vida tratándolos con el mejor sentido común posible.

Al Pacino roza la perfección, lo cual consigue gracias a la ayuda de O'Donell, al cual ni de lejos calificaría de secundario.

Cautivadora y con fuerza, aumenta su encanto con pinceladas de humor que terminan de colorear esta magnífica película.

Si consideramos que la saga de Indiana Jones se compone hasta su tercer título, ésta sería para mi la más floja de la saga. Pero si reunimos todos los filmes, la cuarta entrega se lleva este "honor".

Vuelve el Dr. Jones desde Shangai para acabar en la India donde ayudará a un poblado pobre y humilde a recuperar unas valiosas piedras que aportan prosperidad, salud y buenos cultivos. Conseguirá rescatarlas de una mina donde duerme un "templo maldito" al que un sacerdote sediento de poder ofrece sacrificios arrancando el corazón de sus víctimas, a las que arroja a una lava que simboliza la sangre del templo.

Trepidante, divertida y con un Harrison Ford enorme, la cinta peca en dar demasiado protagonismo a Kate Capshaw, hasta el punto de hacerse pesada e insoportable (recordemos que ésta se convertiría en la esposa de Spielberg...) Menos mal que los toques de humor presentes durante todo el filme apaciguan las ganas de hacerla desaparecer del metraje.

Si he de escoger una escena, me quedo con la del puente. Pese a que la de las minas es tremendamente intensa, se nota en muchos pasajes que es una maqueta.

Por supuesto, la fotografía y la banda sonora -como en la primera entrega- no defraudarán. En conjunto, se sumará a ese grupo de películas que nunca olvidarás y siempre estarás dispuesto a repetir.

La primera de la saga y, sin lugar a dudas, la mejor. Pero no sólo la mejor de Indiana Jones, sino la mejor producción de cine de aventuras que haya visto hasta el momento. No hay, según mi opinión, ningún otro filme que se le acerque, es más, cabalgan a distancia considerable.

Desde la fotografía hasta su desarrollo, todo absolutamente todo te hechiza y engancha de principio a fin. No quieres que acabe, deseas que la historia continue para seguir disfrutando de los miles de fotogramas que, sin darte cuenta, se acaban de enganchar a la historia de tu vida.

Harrison Ford es Indiana Jones (Dr. Jones) y nadie más que él pudo serlo ni podrá serlo jamás. Absolutamente genial en esta entrega, Harrison ve como su interpretación es acompañada por un elenco de actores/actrices/personajes que no desentonan en ningún segundo de la película.

La ves, quieres volver a verla y la verás tantas veces que te aprenderás los diálogos sin quererlo.

De la combinación de aventuras con la historia, el misterio, la religión y el misticismo se encarga Spielberg, consiguiendo un coctail sin precedentes llamado Indiana Jones: En busca del Arca Perdida.

Tendría unos 13 o 14 años cuando fui a verla y nunca olvidaré lo que pensé cuando llegó la escena en el puerto, cuando la cámara enfoca a Indy desde abajo cuando va a pasar entre los barcos: "se está haciendo mayor". Eso pensé y, ciertamente, en esta cinta puedes vislumbrar como Indiana Jones no es inmune al paso del tiempo.

Tercera entrega de las aventura del Dr. Jones. En mi ranking particular tendría la medalla de plata pues el oro se lo lleva la primera.

Spielberg retoma el tema de los nazis, Hitler y su obsesión por la religión. En esta entrega, el Dr. Jones debe rescatar a su padre, prisionero de los alemanes. Todo le llevará hasta Alejandría, donde los acontecimientos desenvocan en una herida mortal a su padre. Sin poder ni querer evitarlo, Indiana Jones conseguirá encontrar el Santo Grial, con el que evitará que su padre muera desangrado.

Trata el tema religioso de tal forma que dudas entre lo que puede ser real y lo que puede ser tratado como fantasia dentro del maravilloso mundo del cine. ¿Hay algo de verdad o de mentira en lo que narra la película? Esta es la pregunta que quizás provocará que quieras saber más acerca del Santo Grial, los Templarios, los Rosacruces, etc...

Harrison Ford sigue a la altura, aunque con una dosis extra de picardía. Y como guinda del pastel, Sean Connery, un lujazo en el reparto como padre de Indy.

Te engancha de principio a fin y se añade, como las anteriores, al grupo de películas que no olvidarás a lo largo de tu vida y que siempre estarás dispuesto a volver a ver.

No sé el motivo, pero una de las escenas que más recuerdo es la del desfile del ejército donde Indy topa con Hitler. No obstante, comprobarás que el filme está plagado de grandes momentos y, como no, que está dotado de una fotografía y una banda sonora excelentes.