A pesar de que la película que nos ocupa se trate de otra de las ambientadas en la Guerra Cívil española ( hecho que se critica en determinadas críticas ), La buena nueva de Helena Taberna no es más que un sincero y logrado homenaje hacia aquellas personas ( para los de mi generación, abuelos ) que murieron asesinadas y de aquellas otras que vivieron con temor el día a día de una guerra con dramáticas consecuencias. La directora, basándose en la historia verdadera de un familiar, construye la historia de un párroco de grandes convicciones respecto al evangelio y que huye de la doctrina oficial que la iglesia mantenía durante la guerra.

La historia, está marcada por la evolución que experimentan los personajes principales, estupendamente interpretados por Unax Ugalde y Bárbara Goenaga, que a través de un trabajo de miradas y de una química evidente entre ambos, trasladan una credibilidad absoluta. La película se mantiene fiel a lo que aconteció y en ningún caso, hace que el espectador empatice con un bando u otro convirtiendo en “buenos” a unos y en “malos” a otros , ya que se reflejan por igual las desgracias de los personajes a cada lado del conflicto. La historia fluye con ritmo, logrando que vaya ganando en intensidad a medida que avanza la película, llevándote a un final con una fuerza visual y unos planos sobrecogedores. La música que acompaña está muy acertada si bien es cierto que se abusa un poco de ella. Mención aparte merece la fotografía, que nos lleva a los alrededores de Alsasua y es sin duda otro protagonista en la película.

Asombrosa y angustiosa película de las que hacen que el corazon palpite de forma más intensa de lo habitual. Cruda, porque narra la vida de dos niños que son abandonados desde que nacen y que lo único que han hecho desde entonces es huir.

Desde el momento que comienza la película sabes que va a ser directa, que no va a proporcionar un halo de optimismo y que va a contar una historia sincera retratando un mundo sin oportunidades para muchos. Vivimos en una civilización así, vivimos a costa de la desgracia de otros, es así. La dureza de las circunstancias que los rodean convierten a estos chicos, incapaces de vivir el uno sin el otro, en seres inadaptados pero a la vez completamente marginados por una sociedad que les ha rechazado. El miedo, la furia y la tristeza que transmiten los protagonistas es de una verdad arrolladora, poco usual en actores tan jóvenes.

Además, la puesta en escena es una maravilla y nos regala escenas muy bonitas, como la del árbol desde el que se vislumbra a través de los ojos de la niña la gran ciudad o el juego de sus manos con el sol, etc.

Espero que mi valoración (sorprendentemente la primera) os anime a ver esta película tan recomendable.

No encuentro las palabras para empezar a describir lo que acabo de ver estos días. Todavía se me hace un nudo en el estómago cuando recuerdo las imágenes más bellas y más violentas que he visto en el cine en muchos muchos años. Esta película significa un antes y un después en mi trayectoria cinéfila sin lugar a dudas.

Desde los primeros instantes de la película, tienes la sensación de que va a ser un gran largo. La primera escena que comienza con una vista desde una ventana a un paisaje desgarrador que se vuelve para mostrarnos una de las miradas más penetrantes que he observado en el cine, el de este niño a cuyo rostro la cámara lentamente se va acercando lentamente. Toda ella con la increíble melodía de You and Whose Army de fondo hace que preveas en ella un significado vital que sólo entiendes al final de la película. Después de esta escena, observo que hay 3 o 4 escenas más que visualmente están a la altura de ésta.

Destaco absolutamente todo en esta película pero lo que más me conmueve sin lugar a dudas es el personaje principal Nawal Marwan por todo lo que se puede llegar a admirar de una persona tan sobresaliente como ella. Su capacidad para sentir y creer diferente a lo que le ha sido establecido en su entorno, cómo va canalizando todas las cosas que se desencadenan en su vida y su radical evolución fruto de la injusticia más salvaje y feroz. Al final de la película me pregunto, ¿cuántas Nawal hay en el mundo? Quizás sean más de las que nos parece. Ella es la protagonista absoluta de la historia y de la película.

Destaco a la hija de Nawal por el gran parecido tanto físico como estructural que experimenta en el desarrollo de lo que se cuenta, también me gusta el Simon que al fin puede llegar a conocer quién realmente era Nawal.

Además de todo esto, es una de las películas mejor rodadas que he visto últimamente, la cámara se mueve de manera increíble en cada plano, hay escenas que son más de lo que aparentemente son.

La película es una llama que empieza a arder y que te incendia por completo por dentro pero finalmente esa llama se apaga y se apaga porque el perdón, la justicia y el amor pueden más que la imposición, el odio y la violencia más salvaje.

Esta película llegó casi por casualidad a mi conocimiento hace unos meses cuando algunas páginas la incluían dentro del top ten de las mejores del año. Me llamaba la atención que una peli tan modesta fuera incluida en una lista entre las que se encontraban las típicas que llegan a los cines con una potente maquinaria de marketing y muchas nominaciones. Merecida distinción sin lugar a dudas.

Es una historia de dos chicos sencillos de un barrio humilde de Inglaterra que se conocen una noche en un bar de copas y que mantienen una relación durante el fin de semana. Glen, es un chico extrovertido con inquietudes artísticas y muy reivindicativo de la causa gay mientras que Russell es un chico muy introvertido y reservado, y realista, todo ello derivado de una vida algo complicada. Entre ellos dos, se teje una relación sincera, honesta y divertida en la que se pone de manifiesto la vulnerabilidad de las personas cuando éstas piensan de determinada manera pero sienten de otra. Glen es el contrapunto reaccionario a Russell y los diálogos que mantienen acerca de los valores tan conservadores que reinan en la sociedad (opinión de la que no puedo estar más de acuerdo) son muy inteligentes.

Todo funciona a un nivel altísimo en la película, con especial mención de los actores que interpretan de manera muy natural y mantienen una química absoluta. En el apartado técnico, una puesta en escena sencilla y sin subrayados musicales que evitan que la película caiga en momentos artificiales y sensibleros. Una película de personas como tú y como yo, porque la vida es así de compleja. Especialmente bonito el plano desde el que se observa el edificio con la ventana abierta donde observamos a Glen y Russell bailar.

La verdad es que poco puedo desvelar sobre el argumento de esta película sin caer en la tentación de dar demasiados detalles. Sólo diría que esconde una gran historia detrás de una mujer que tras pasar quince años en prisión, se reencuentra con su hermana pequeña con la que apenas mantenía relación desde su infancia.

A partir de este comienzo, el director comienza de manera sutil y pausada a la vez que sensible, a narrar las circunstancias que rodean al reencuentro de las protagonistas,
una relación en la que el desconcierto, el perdón, la añoranza y el sentimiento de culpa son los rasgos principales. Estos sentimientos se reflejan estupendamente por las destacadísimas actuaciones que se presentan: desde Kristin Scott-Thomas, con un rostro nunca antes visto en ella, una expresión seria y triste pero que a medida que evoluciona su personaje va adquiriendo más matices, a Elsa Zylberstein, que a la altura de su partenaire, aporta la otra cara de la moneda, sensibilidad e inseguridad. La excelente dirección de actores no acaba aquí ya que los secundarios cierran el reparto cumpliendo notablemente, aportando verdad a cada gesto y palabra. La narración también es excelente, tras un planteamiento pausado analizando la psicología de las protagonistas, da paso al nudo provocando una tensión que atrapa al espectador en la búsqueda de la verdad ( al igual que el personaje de Léa ). Paralelas al hilo principal, también son destacables las historias secundarias en las que se ve inmersa la protagonista, sobretodo aquella en la que muestra a una sociedad reacia a la reinserción de ex convictos en el mundo laboral.

La puesta en escena, sencilla pero cuidada y adecuada a la historia, consigue cierta calidez y cercanía que hacen de la historia algo muy sentido. Lo mismo ocurre con la música, discretos acordes de guitarra acompañan en los momentos más intensos.

Para mí, es una de esas películas que no se olvidan fácilmente, de las que conservas imágenes no por su espectacularidad sino por lo mucho que transmiten; y desgraciadamente, de las que hoy en día escasean.