Daniel Craig siempre ha sabido renovar los aires de James Bond, pero hacerlo reconocible al mismo tiempo. Aquí lo demuestra nuevamente con un espectáculo de acción magistral cargado de inesperada emoción y que deja un sabor de boca inolvidable recién acabas de verla. Apuesto que hasta quienes sólo la vean una vez no serán capaces de olvidarla. Y lograr eso en un género tan palomitero y simple como el de la acción es mucho decir. Se darán giros al personaje y se le pondrán en situaciones que nunca hubiese jurado, pero todo ello con el ojo puesto en Fleming y el respeto en la coherencia interna de las tramas aquí resueltas. Casino Royale y Skyfall son más fáciles de digerir que esta, pero Sin Tiempo Para Morir es la película más poderosa, tridimensional y juguetona de la saga. La etapa Craig se ha cerrado en lo más alto. Bravo, Bond.

Muy al contrario de lo que el ochenta porciento de su carrera puede sugerir, Stewart está que se sale a niveles estratosféricos. Especialmente aquí, en un papel y con un material que se perciben con pasión y en cuya participación todos los implicados quieren estar y dar lo mejor de ellos mismos. No será la clásica película para todo el mundo, pero tampoco será un biopic intimista como los que nos tienen acostumbrados. De las mejores del año.

Finalmente aquí se logra hacer una combinación magistral entre los viejo y lo nuevo, lo que destroza al material fuente y lo que lo respeta con sumo refuerzo. El espectáculo superheroico brilla a niveles de Infinity War o Endgame. La sorpresa y el disfrute se adhieren a la tragedia y el sentimiento del deber. Toma Holland finalmente es Spider-Man y Peter Parker. No puedo decir nada más de ella o algo se me escapará. Id a verla ya.