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Reino Unido Reino Unido · London
Críticas de vavanarro
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de marzo de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que una película, de la que esperaba más bien poco, me entretenía tanto y tan bien. Y lo ha hecho a pesar de su muy complicado guión: es la intención de su autor el que aprendamos de la historia de fondo de cada uno de los miembros de esta pseudo-familia de conveniencia, al mismo tiempo que su planteamiento de "road movie" desarrolla la premisa principal, el destino de un bebé de poco más de un mes de vida en manos de unos "contrabandistas honrados".

Quizá lo mejor de la película sea cómo mezcla géneros sin casi apuros, aunque quizá los tintes de thriller policial (a pesar de ser pocos y fugaces) saquen momentáneamente al espectador del tono ligero y amable que destila principalmente la cinta. Son tan variados los debates que se le presentan al espectador y tan pocas las respuestas ofrecidas al final que no se puede salir del cine sin darle vueltas a unos y a otros: debería ser legítima la compra-venta de bebés, qué derechos deja de tener una madre que abandona a su hijo, es legítimo ser padre a cualquier precio, etc.

Las aristas y perspectivas desde las que transcurre la trama son variadas y locuaces: la de la madre, la de los huérfanos, la de un padre sin conexión con su hija, la de padres que no pueden concebir...incluso la de las dos policías que persiguen a estos criminales con minúscula son, de entrada, contrapuestas y complementarias: una es joven e idealista, la otra es más pragmática y carente de escrúpulos. Todo ello agranda la mirada de esta historia en la que no hay buenos ni malos, sino solamente varios ejemplos de personas tocadas por el mismo drama: el de familias rotas y lazos que se tratan de remendar, metáfora que se utiliza más de una vez en la película de la mano del bonachón Song Kan-ho, al que ya vimos destilar magnetismo en Parásitos.

Una muy buena exploración del desarraigo, sin excesos ni acrimonia, a través de viñetas muy tiernas como la del lavado de coche. Excelente uso de una fotografía muy luminosa, y que deja algunas escenas para la historia, como la declaración de amor en la noria. Mas que recomendable
vavanarro
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5
9 de agosto de 2023
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que comienza como una hilarante serie de gags mientras recorremos Barbieland y a sus personajes reubicados en el mundo real (culminando en un momento en el que Barbie es tildada de facha) se va poco a poco descafeinando en una solución a partes reivindicativa y comprometida, pero también predecible y aburrida.

La metáfora que Gerwig utiliza para explicar el patriarcado (que sí, aún necesita explicarse al gran público, y quizá sea este el mayor logro de la producción tras la masiva recaudación en taquilla) es compleja en cuanto al trasvase entre dos dimensiones, la real y en la que Barbie habita, pero sobre todo porque intenta deconstruir la heteronormatividad que representa este producto con el beneplácito de Mattel, pero también a pesar suyo.

Es en este punto en el que la película hace aguas: Los ejecutivos (y no ejecutivas) de Mattel en el "mundo real", liderados por Will Ferrell, son tan de cartón como los decorados de Barbieland. Pero es al final la inventora original de Barbie, que también reside en el "mundo real" pero en una especia de vacío donde no parece pasar el tiempo, quien, como mesiaica benefactora, da permiso a Barbie a ser ella misma (?). Total, no se puede estar en misa y repicando o, lo que es lo mismo, criticar un producto mientras se hace caja mano a mano con el productor.

A destacar está el discurso de America Ferrara en el que queda claro el doble rasero al que se ven todavía sometidas las mujeres, y diferentes secuencias de una creatividad e ingenio muy agudos (por ejemplo, la trampa de las Barbies a los Ken y en concreto el querer "ver El Padrino desde el principio mientras no dejas de explicármelo, por favor"). Pero el tramo final, un conglomerado de frases de manuales de autoayuda para liberar a Barbie y a Ken de sus limitaciones, se presenta romo y sin la chispa de los primeros 30 minutos de la cinta.

Por cierto, que para deconstruir binomios y normatividades varias hubiera también estado muy bien hacer alguna concesión al colectivo LGTBI+ y la diversidad sexual y de género. Si en 2023 sólo vas a lanzar un mensaje para la misma mayoría de siempre (a la que, por cierto, estos productos siguen estando dirigidos) no te sorprendas de que suene a rancio
vavanarro
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6
7 de febrero de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la salida de la proyección escuché a otro espectador comentar: "Quería que me gustara más de lo que me ha gustado", que es un sentimiento totalmente compartido. Las expectativas que ponemos en Almodóvar son tan grandes que es imposible estar a esas alturas en todos sus films. Pero sí es cierto que el drama al que asistimos en Madres paralelas, a pesar de ciertos momentos de interpretación sublimes (entre los que destaco los dos partos, el cigarro entre Penélope Cruz y Aitana Sánchez-Gijón, y el amor de madre que supura el personaje de Cruz en todo momento), no llega a las cimas emocionales de previas cintas del manchego. Creo que gran parte de la culpa la tiene un montaje muy específico que quiebra el film en dos, con dos secciones claramente diferenciadas que se suponen entrelazadas por los temas de la familia y la pérdida, pero que al ser visionados según la idea del director no terminan de cuajar como complementarios o ni tan siquiera como inspiradores uno del otro. Problemas con el personaje de Israel Elejalde aparte, una solución hubiera sido intercalar la úlitima estanza del filme entre el melodrama que ocupa la mayor parte de la trama, pero quizá Almódovar ha querido huir en esta ocasión de saltos temporales y elipsis que resultan tradicionalmente difíciles de seguir, como ocurría en La mala educación. El resultado cojea en este caso también, pero no porque los temas no sean sumamente interesantes ni estén magistralmente abordados, sino por su gran diferencia de metraje y porque su solapación se antoja gratuita y carente de profundidad de guión.
vavanarro
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6
8 de octubre de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película puede ser larga y pretenciosa, o complicada de entender y pretenciosa, o tratar sobre el arte y los artistas, y por eso mismo ser pretenciosa. No le pasa esto a "Las ilusiones perdidas", pues cuida mucho su director de no elucubrar sobre el arte por el arte, o de no hacerlo en un lenguaje obscuro y enrevesado. Además, el montaje de esta historia centrada en el Paris de mediados del siglo XIX tiene una cadencia de manual de superproducción: el auge y caída de un aspirante a poeta en un mundo en el que la publicidad acaba de ver la luz y se impone el mercadeo de las palabras al arte y la belleza.

Ya de entrada esta premisa, no apta para todos los públicos, podría ser tildada de pretenciosa, pero el problema de la cinta es uno de mayor magnitud: querer mezclar un tema tan complejo (aunque actual y en boca de todos con las "noticias falsas" de hoy en día) con el de la lucha encarnecida y un poco bipolar que mantuvo Francia contra sí misma durante todo el siglo XIX y buena parte del XX: ese querer ser República y luego Monarquía una y otra vez; ese querer ser libre pero al mismo tiempo no saber dejar del todo atrás a la clase alta y empoderada que se resistía panza arriba a dejar de ser parte fundacional del ADN del país. Ser plebeyo y, a la vez, coquetear con la burguesía.

Los valores de producción son impecables, y nos ayudan a asomarnos a un tiempo no demasiado lejano pero que se antoja realmente absurdo y grotesco (algo que también hizo muy bien la adaptación de "El perfume" hace ya más de una década). Pero el guión avanza a fuerza de giros que no se acaban de entender bien del todo, sobre todo porque no queda claro qué mueve al personaje principal de verdad: si su amor imposible por la baronesa de turno, su ambición herida de aspirante a poeta, o simplemente el puro y duro materialismo en el que se ve envuelto como motor y destino de la industria periodística del momento. Quizá es todo a la vez y nada a un mismo tiempo, y eso es lo que hace que, al final, la película se haga larga, un poco pesada y no remate con el empaque emocional del que intenta impregnar el último cuarto de metraje.

Una oportunidad perdida, como esas ilusiones de las que se nos habla pero que, al pensarlo, no sabemos muy bien cuáles son
vavanarro
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5
8 de abril de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando "Gámbito de dama" se estrenó en 2020 fue la gran sensación del momento: Estaba en boca de todo el mundo, con críticas más que aceptables y con dos Globos de Oro de los gordos que la terminaron de avalar. Cómo dejar de ver algo, a todas luces atractivo, y además sobre un tema poco o nada tratado por la industria de masas como es el ajedrez. Anya Taylor-Joy se deja ver muy bien, por supuesto, y también lo hace todo lo demás: decorados, vestuario, maquillaje (los litros de laca gastados sólamente en Taylor-Joy podrían equivaler al trasvase del Tajo-Segura), fotografía, etc. Todo de una factura inmaculada, lo cual no es nada fácil de conseguir si se tiene en cuenta las dos décadas que la trama aborda (los 50 y 60) y sus diferentes localizaciones: desde Kentucky hasta Moscú, pasando por Nueva York, París y Ciudad de Mexico. Nada chirría y todo brilla en calidad mate, probablemente más de lo que lo hacía en su día, con el aplomo de una dirección de producción de diez. Lástima que la historia, que es lo que debería haber brillado, lo haga por su ausencia. Nada queda del todo claro: se abordan diferentes temas pero no se ahonda en ninguno. La interpretación de Anya es austera, con sólo un par de momentos bien medidos en los que exhuma lo que ese personaje debe llevar por dentro, y hasta ahí bien. Pero siempre me resulta difícil conectar con este tipo de interpretaciones, en las que tienes que hacer tú todo el trabajo psicólogico para entender por qué alguien actúa de un modo u otro. Algunos capítulos están tan centrados en un campeonato en concreto que es difícil recordar lo que nos ha llevado hasta ese momento, tan inconexos han decidido los escritores establecer los distintos focos dramáticos de una historia que tiene una cara muy bien lavada pero muy poca enjundia. Poca sustancia. Poca chicha. Arte por amor al arte pero un arte vacuo y sin misión.
vavanarro
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