Emparentada estilísticamente, por la dilatación del tiempo, la liturgia, los silencios y la ética samurai del personaje con El silencio de un hombre (Le samurai) de Jean Pierre Melville, esta joya extraordinaria del último cine europeo resulta estremecedora, irónica y romántica. Y el final, poético y satisfactorio. Grande Servillo, preciosa Olivia Magnani, yo tambien le compraría un coche.

Unas excepcionales imágenes malgastadas con un guión relamido y recargado de prosopopeyas, sin una presentación y un relato que den enjundia a lo que aportan estampas preciosas. No se aprovecha la historia ni se presenta el río en cuanto a su situación geográfica, sólo un hueco ejercicio seudopoético. También es errada la elección de Estrella Morente que carga aún más la mano en el sentimentalismo. El enfoque es más cercano a un documental de animales que a aquellos excepcionales documentales de España desde el aire.

Un guión lamentable convierte el interesante aunque nada original punto de vista en un continuo de giros inesperados y absolutamente increibles. Sin la verosimilitud, la sorpresa se convierte en decepción, como en el título. El partido pues juega sus únicos puntos en el carisma de sus actores: buenos actores, malos lectores de guiones y/o malos agentes. Una pena.
Simpático el final en Madrid, aunque sin originalidad tampoco escogiendo los escenarios. Parece que es barato rodar en España y se está conviertiendo en algo típico en las intrigas americanas de los últimos años.

Gran miniserie sobre la CIA y el KGB con estupendas interpretaciones y un tono nada maniqueo para lo q sería de esperar. Te quedas con ganas de más. Destacando sobre todos Alfred Molina y Michael Keaton, dos grandes.

En su crónica de la visión oculta de la ciudad, Barcelona, pero puede ser cualquier otra, Iñárritu está recibiendo críticas inversas a las de Babel. Donde se le acusaba de mostrar el sufrimiento desde el lado falso de los guapos ahora se le acusa de hacer estética del feismo. Simplemente muestra el lado oscuro del desarrollo, las bodegas de explotación, las casas de alquiler mohosas, etc... Ese feismo deliberado hasta en la música y la fotografía trata de no ocultarnos nada de lo q no queremos mirar, la ciudad q no visitan los turistas. La miseria moral y urbana sin edulcorar. Brutal Bardem.