Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Kalikatres
1 2 >>
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
1
17 de diciembre de 2017
1394 de 1896 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ver, señores. Si uno va a una tienda y paga su precio por una prenda de pura lana virgen, por un smartphone de última generación o por la más reciente PS4 y en su lugar le dan un mojón con pelos, ¿no tiene derecho a quejarse? ¡Qué haters ni que hostias! Desde que los homínidos se reunían en torno a una hoguera y contaban sus avatares de caza, desde que Homero relataba sus epopeyas y los juglares narraban sus peripecias a viva voz, ha existido una constante en el ser humano y es la necesidad de que le cuenten historias y de que se las cuenten bien. Más aún si uno paga por ello. El episodio VIII es basura, y lo peor es que es basura autoconsciente. Ni haters ni la madre que los parió. Disney ha dejado bien claro en esta película cuál es su claro propósito: rebajar el nivel mental de la saga a las nuevas generaciones, las de la ESO, esa pandilla informe de descerebrados hiperactivos que no aprecian una narración visual si su montaje no discurre en frames de menos de un segundo, como si el director sufriera de epilepsia crónica; o si la historia no se estructura en pedacitos videojueguiles independientes, como cuando nuestras madres nos cortaban el filete en trocitos cuando éramos incapaces de hacerlo nosotros; o si los diálogos no son evidentes, sentenciosos o lanzan bromas estúpidas como en un twit, un texto de Instagram o un meme de mierda. Creo que lo dejan bien claro desde que han ido cerrado cualquiera de las tramas y posibilidades anteriores, las que planteaba el Episodio VII: Snoke, Rey, etc como les ha salido de los cojones, porque sí, porque pueden, porque se pueden permitir tirar el sable de luz con el que muchos soñamos de pequeños y que era la joya intocable de Luke como si fuera una mierda de perro; porque pueden quemar los libros Jedis o porque pueden asegurar que Rey ya no necesita más entrenamiento, resulta que lo lleva dentro. Qué diferente el mensaje que lanzaba Yoda en los 80, el mensaje del esfuerzo, de la superación, del trabajo físico y moral del que se lanza en este panfleto para subnormales: los libros no importan, el entrenamiento no importa, todo se consigue sin el mínimo esfuerzo.
Para esta panda de payasos sin luces, ni letras ni educación narrativa a los que va dirigido ese mensaje, para aquellos que creen que El Rubius es lo más de lo más e Instagram un espacio para el arte, me veo en la obligación de hablarles del concepto de verosimilitud y el de suspensión de la incredulidad. ¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de: "al cine se viene a disfrutar, no a analizarlo", o "es una película fantástica, todo vale"? Bueno, pandilla de indocumentados, cuando uno va a contar una historia y empieza a crear un mundo original, llámese Star Wars, Batman o mis cojones son claveles, crea sus propias reglas para que ese mundo tenga visos de realidad (verosimilitud) y con las que va a necesitar jugar después, lo que no puede hacer uno es pasarse sus propias reglas por el arco del triunfo cada vez que le venga en gana (que Superman, de repente, use supositorios de Kryptonita, por ejemplo) porque además de demostrar nula calidad narrativa y una torpeza e incapacidad creativa sin límites, está calificando a su público receptor más o menos de inframental, que es lo que sois muchos. Así que no me extraña. Cuando la película, por muy fantástica que sea, deja de ser verosímil (si los Jedis pueden hacer lo que hacen en ciertas lamentables e indignas escenas, una a lo Mary Poppins y otra combatiendo cobardemente por wifi, algo que destroza para siempre dos personajes míticos y muy queridos, ¿qué cojones llevan haciendo estos tiñalpas desde el Episodio I y la orden 66?), rompe la suspensión de la incredulidad y el público (el que tiene dos dedos de frente, claro) se siente estafado, porque lo sacan a tirones de la historia. Es como cuando un amigo te dice que llega tarde porque ha tenido un accidente y, vale, te lo crees más o menos, y justo después te cuenta que se ha chocado con Cristina Pedroche y se la ha tirado en el baño de un Starbucks mientras hacían el parte del seguro. Y tú dices: veeeeenga. Pues eso es el Episodio VIII. Ni siquiera los propios personajes se creen su realidad, cuando Leia le dice a Laura Dern: di tú lo de "que la fuerza te acompañe", que yo ya lo he dicho muchas veces, te están dejando claro que están mirando desde fuera a los personajes, que están de bromitas, que se la suda la historia, vamos. Ni siquiera voy a contar nada en la zona Spoiler, porque creo que la película es lo suficientemente ridícula, irrespetuosa, incoherente y mala como para detallar los miles de aspectos sonrojantes, estúpidos y dedicados a un público borderline que contiene. Así que, incapaces estéticos, nulidades intelectuales, tragadores de alfalfa narrativa, orgullosos submentales, tontos del mundo, en suma, disfrutad de la película si queréis, como esos periquitos, que con su cerebro de guisante, logran seguir los movimientos oscilantes del errático dedo índice de su dueño. Pero dejad de llamar "haters" (que no es más que un término mierdil de esos que solo desacreditan por mera convención de estúpidos en masa) a los que, en buena conciencia, se sienten estafados tanto por el dinero de su entrada, como por la putrefacción de unas ideas icónicas y unos ídolos de su infancia violados y maltratados. Sin olvidar que uno va al cine a que le cuenten una buena historia, bien narrada, a que lo sumerjan en la magia y la fantasía, no a que lo traten como un imbécil ni a ver una partida on line del último videojuego de la PS4. ¡Haters vosotros!, que con la arrogancia que concede la estupidez os permitís mirar por encima del hombro a los que se han dado cuenta de la dolorosa tomadura de pelo que ha perpetrado Disney y encima lo fomentáis. Es una película para imbéciles, perpetrada sin amor ni respeto, con el único fin comercial de sacarle la pasta a una masa infame y cada vez más ignorante, estúpida y autocomplaciente aplicando la ley del mínimo esfuerzo. Para vosotros, jugadores.
Kalikatres
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
15 de mayo de 2017
64 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo único bueno de esta película es que me haya indignado tanto como para obligarme a escribir por primera vez en Film Affinity. Esa ristra interminable de premios, todas las críticas encendidas de Boyero y compañía… No digo que no se me pueda escapar algún matiz de una película, que haya elegido un mal momento para verla o que no conecte en absoluto con el autor de la cinta y eso me obligue a tomar una actitud de distancia o de desinterés respecto a la misma, pero ¿esto..? Parece mentira, tantos años viendo cine, pensando en cine, leyendo sobre cine y todavía me la siguen colando estas campañas unánimes de la crítica más sesuda que funcionan igual que las bromas sin sentido del paliza de Tony Erdmann. ¿De qué va esta película? Tu amigo el de las gafas de pasta azules te dirá que es una dramedia demoledora sobre la incomunicación y sobre los caminos que tomamos y nos impiden ser felices. Yo te diré de lo que trata: un tío que se disfraza de José Mercé se dedica a acosar a su hija sin descanso generando unas situaciones cada vez más incómodas, repetitivas e inverosímiles durante ciento sesenta minutos, que se dice pronto… No va de nada más. ¿Divertida? Soporífera. ¿Original? Irritantemente extravagante. ¿Entretenida? Lenta, morosa, arrítmica, encasquillada. ¿Profunda? Reduccionista y simplona, hemos visto esta historia mil veces y mejor contada. ¿Desternillante? ¿Pero de qué van puestos los críticos cuando acuden a esas sesiones de prensa? Yo es que no doy crédito, en serio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kalikatres
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Mazinger Z Infinity
Japón2017
5,4
1.879
Animación
8
21 de enero de 2018
26 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente suelo extenderme con mis opiniones pero hoy no lo haré. Basta con decir que es una muy buena película de anime, que me hizo viajar a los sábados por la tarde de mi infancia y que me ha devuelto a Mazinger con toda su emoción y toda su épica. Lo que me da pena, después de leer algunas críticas, es que hayamos llegado al punto de que ya no se valoren las películas bajo el criterio de si son buenas o divertidas o entretenidas, por si tienen un buen guión, o está dirigidas con maestría, sino por si son machistas o no, cumpliendo con los estatutos de la soplapollez generalizada. Es lamentable. Siguiendo la estúpida estela del triste y enajenado linchamiento que sufre en la actualidad el género masculino, en este país últimamente parece que vivimos en los tiempos de la Stasi y el comunismo más siniestro. Por lo visto ya no existe más óptica ni punto de vista salvo la de si algo es machista o deja de serlo. Pronto la barra de pan tradicional será machista por tener forma fálica. Yo le recomiendo a todo aquel que ha tildado esta película de machista que viaje a Japón y se dedique allí a predicar la nueva palabra, a ver si le hacen caso. No todas las culturas son iguales. De hecho, la nuestra, ahora mismo, es una cultura de imbéciles amparada por otro montón de imbéciles y que se nos está yendo de las manos. Mazinger Z es una película muy divertida, muy nostálgica y muy épica que nos retrotrae a un tiempo en el que no éramos tan gilipollas ni nos la cogíamos todo el rato con papel de fumar. Imprescindible para fans y niños grandes.
Kalikatres
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
17 de enero de 2022
28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinopsis: un Fido Dido cósmico con cara de semáforo crea un indio que se pasa la película haciendo el indio, un gay gordiñafas que inventa mierdolos a lo profesor Bacterio, una loca del coño que lo mismo te da un beso que te hace un pincho moruno (Angelina Jolie no tuvo que prepararse mucho para este papel), una sordomuda con mucha prisa, un Superman llorica de Hacendado, un nerd más resentido que Echenique, une eterne niñe enamorade que es como el Mago Pop pero con muy mala hostia, una mejicana más inoperante e inútil que el doble de luces del niño polla, un coreano pastelero pagafantas y una china buenorra adicta al postureo de Instagram.

Y es que no va de mucho más. De la trama y sus propósitos no se ha enterado bien ni el guionista. Hay que matar unos perretes malos y pajarúes de los que chinchan y que, por lo visto, pueden evolucionar en un primo de Snoke con cuatro ojos (menos mal que está ahí Alain Afflelou y sus ofertas Chin Chin). Todos los responsables de este bodrio están tan preocupados en el discurso woke y la social justice de mierda que no saben qué hacer con tanta peña desfilando por ahí, por eso más de uno tiene que ir picando billete de la forma más anodina y estúpida. La localización de cada personaje es un lío: aparecen y se pierden cuando les sale de los eternals. Eso sí, siempre que se juntan hay posado de grupo (solo por estas risas del photocall diegético le he dado un 1; bueno, no, es que, como ya sabéis, no le puedo cascar un cero pelotero).

Lo peor de cuando se juntan todos es que te sueltan unos discursos que dan ascopena, todo está envuelto en una pseudofilosofía humanista de mercadillo, tan mema y tan llena de frases de Mr.Wonderful que da un bochorno espantoso. Son debates de cuñada —de esas que no pisan una peluquería en meses— sobre la naturaleza humana, la intervención divina y otras muchas mierdas que la propia película contradice todo el rato o ni siquiera tiene en cuenta; pero eso qué más da, si tampoco hay una trama ni un tema claro al que atenerse. Cuando ven que se les va de las manos el rollo Paulo Coelho, intentan salvar los muebles con gags sonrojantes y fuera de tono y chistes de Chiquito de la Calzada, pero ya es tarde. ¿Porque la película esconde un gran secreto? No, el secreto es una puta mierda. Lo que pasa es que a nadie le importa ya nada desde hace dos horas.

Mención aparte para el bueno de Kit Harington. Aquí su personaje es una clara muestra de antimontaje; es decir, que debería aparecer en las escenas eliminadas de las escenas eliminadas, pero no... porque lo que le importa a Marvel/Disney es lo que nos va a sugerir en la cochambrosa escena poscréditos. Y solo por eso ofrece una subtrama irrisoria a un personaje descompensado que deambula por ahí como un chupatimbres.

Del romance entre el Superman lloreras y la china de Instagram ni hablo, porque nos lo meten con calzador creando la misma empatía que Carlota Corredera (que, por cierto, pegaba un montón como otro Eternal). La niñe enamorade importa otra mierde y el coreano pagafantas con la Jolie, también. Al final, mucho rollito woke, pero los feos no pillan cacho a menos que sean gays.

Un truño monumental, queridos espectadores, un tipo de engendro que va a seguir produciéndose mientras prime la ideología sobre la narrativa. Y, por ahora, es lo que hay en la agenda. A ver si despertamos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kalikatres
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
7 de octubre de 2017
44 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, empezaré confesando que soy un fervoroso fan de la primera película, que la vi en la fecha de su estreno en una sala hoy ya clausurada, cuando todavía apenas pensaba en mi fecha de caducidad como replicante y que, desde entonces, la he seguido viendo regularmente; es un buen antídoto contra la mediocridad reinante (salvo honrosas excepciones) que impera en este género por desgracia tan castigado que es la Ciencia Ficción.
No soy ningún fundamentalista. No me meso los cabellos si alguien mete mano en las joyas de La Corona, pero creo que hay cosas que es mejor no tocar; por eso, cuando supe que se iba a hacer también una secuela de Blade Runner, siguiendo la estela de esa nueva costumbre por la violación sistemática e indiscriminada de los éxitos y las sagas de hace décadas para copiarlos, saquearlos, remakearlos, relanzarlos y, por lo general, manchar su imagen para siempre (porque lo malo de esta tendencia es que las secuelas infames siempre acaban lastrando todo lo anterior); cuando lo supe, decía, compuse mi ensayada cara de escepticismo para secuelas y me encogí de hombros, con esa esperanza desapasionada ante la nostalgia con la que, sin muchos escrúpulos, juega la industria cinematográfica desde hace años: "bueno -me dije- volveré a ver a Rick Deckard y, a lo mejor, hasta lo hacen bien".
Cuando me enteré del director, ya empezaron a entrarme los sudores fríos. Es uno de esos directores cuyas flatulencias, no sabré nunca por qué extraña alquimia, a la crítica le parecen magníficamente perfumadas. Me horrorizó "Incendies", una película pretenciosa e inverosímil que, bajo su vacía apariencia de crítica concienciada, camufla una mera y rocambolesca historia de culebrón venezolano. Me dejó frío "Prisioneros", "Enemy" la dejé a la mitad por igualmente pretenciosa y onanista. Pero luego llegó "Sicario", y me encantó. Me gustó tanto como para permitirle el tedio soporífero de "La Llegada", que logra que una muy buena idea se alargue hasta el infinito a base de planos de "auteur" y de ruidos atronadores, algo de lo que peca en exceso esta entrega de Blade Runner, donde el director ha desatado todos sus tics más detestables.
Como dije, no soy ningún fundamentalista, me senté a verla con esperanza y ganas y, en fin, acabé pidiendo la hora, como los equipos de fútbol nerviosos reclaman al árbitro en los partidos que se alargan peligrosamente.
Blade Runner 2046 me pareció un despropósito. De nuevo, Villeneuve enmascara una historia simplona y un par de giros o sorpresas (por lo ilógicas) que ni siquiera son tales por lo previsibles, envolviéndolo todo en una planificación de celofán turbio que, si es elegante y bella en ocasiones, también es repetitiva y cargante hasta decir basta. Ciento sesenta y tres minutos de metraje llenos de planos innecesarios y, sobre todo, masturbatorios, de este director tan dado a los tocamientos cinematográficos. El lirismo y la poesía que impregnan la película de Ridley Scott, aquí se quedan en mera superficie, recreando estampas de postal metafísica que en algunos momentos rozan la risión. La presunta profundidad ontológica que se le supone a la historia se queda en discurso pseudofilosófico de primero de instituto, el intelectualismo del que presume el director se cifra en una frase de "La Isla del Tesoro", tan poco representativa de la novela y tan inane (imagino que por hacerse el original), que además de resultar muy improbable que el personaje de Ford la reconozca, provoca la carcajada: hombre, ¿de verdad me presentas a Rick Deckard después de 35 años hablando de quesos? Mejor ni hablar de las -a Dios gracias- escasas apariciones del insoportable Jared Leto, cuyas líneas de guión son de traca, a caballo entre Paulo Coelho y Cañita Brava. El personaje de Robin Wright, arbitrario y desaprovechado, al igual que el de Ana de Armas. De Ryan Gosling mejor ni hablo, un fenómeno que nunca entenderé, un tipo que en todas sus películas, independientemente de que se estrelle con una nave, se enamore, baile o tenga sexo salvaje siempre tiene el mismo e invariable gesto de sufrir en silencio las hemorroides. La película se anima un poco con Harrison Ford, pero cuando por fin se digna aparecer el barco ha naufragado hace mucho rato. El desenlace, además de dejar cabos sueltos y decepcionarnos al entender que algunas buenas ideas y personajes no ha dado tiempo a desarrollarlos (la tragedia holográfica, el ejército insurrecto) ¡¡en 163 minutos!! porque el director estaba muy ocupado dándoselas de artista moderno, cuenta con la escena de acción más estática, más fría y más mecánica de los últimos tiempos. Mención aparte tiene la gratuita y absurda aparición de rostro digitalizado que ya no puede faltar en ningún Blockbuster nostálgico. Y todo ello arropado por un metraje interminable, a lo largo del cual nos vemos asediados por la presencia constante de un sonido atronador (pero constante de verdad, que entorpece incluso escenas y diálogos), una puesta en escena megalómana y fría y un fondo filosófico digno de "meme" de Facebook. Sinceramente, por mucho Blade Runner que sea, a mí la nostalgia ya no me basta para que me cuelen un gol como éste. Es un bodrio vestido de gala. Pero un bodrio.
Kalikatres
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow