Nadie es igual después de haber visto esta película. Sobrepasa hasta a los que no se dejan sobrepasar y solo saben lanzar coletazos contra lo que les sobrepasa.
Me recuerda a la de El hombre que plantaba árboles. Nacemos, vivimos y morimos, pero algunos lo tenemos previsto.
Creo que eso es amor a la vida, como dijo Jack London.
Mis dieses.

Jose Giovanni no defrauda.
Sinopsis: grupo de buenos amigos se divierten.

Como ya se advierte en la película, ellos trabajan para divertirse y se divierten trabajando.
Y divierten al espectador.
Cinta de aventuras con las Rocosas canadienses como telón de fondo.
Un robo frustrado, para los malhechores, y cuyo botin, por casualidad, cae en manos de Lino Ventura (Aldo).
Botin que a su vez se esfuma en una vistosa situación, que nos hace olvidarlo. Pero nuestro apreciado Aldo es hombre de recursos y con originalidad monta un plan para rescatarlo.
Los actores, ante la situación creada por el guión, encajan perfectamente. No desentonando ninguno de ellos.

Las películas francesas nos permiten ver la realidad española sin las arcadas que provoca reconocer quienes son los personajes en nuestra sociedad.

Con cierto humor Costa Gavras nos relata el ascenso social de una familia obrera en la sociedad actual.
Película por otra parte intemporal, donde quedan retratados los clichés de la familia tradicional.

La abnegación de la madre, mujer de marinero, como ella dice.
La preocupación por el futuro del hijo, (que no de la hija) por parte del padre.
El sancho panza que siempre acompaña al Quijote.
La credulidad de las nuevas generaciones con su búsqueda de un trabajo digno para vivir una vida digna.

Alguien dijo que detrás de cada gran fortuna hay un crimen, Costa Gavras nos explica como se consigue.