Hace pocas horas que he visto la película, así que, estoy fresco e intentaré escupir todo lo que he sacado de ella. Hay partes buenas, partes malas, otras sublimes y, por desgracia, otras horribles. Empezaré por las buenas noticias:


Estética

Gracias a Dios, gracias a quién lo haya hecho, pero que mantengan la estética, en mi opinión, ha sido fundamental; esencial para darle a la película un agarre a su espléndido pasado. Sin la chaqueta de Finn, sin las ropas de Rey, sin los harapos de medio mundo y las temibles placas blancas, esto no habría sido posible. Y no puedo ignorar la escena de la taberna: una gran representación.

Aparte de la vestimenta y lugares tópicos de lo antiguo, he de admitir que he aplaudido en silencio el hecho de que el director haya votado por no usar demasiado moldeador digital para representar a toda la gama de no-humanos de la galaxia. ¡Máscaras! ¡Sí, por favor! Así, sí. Bien por su parte.


Ambientación

Era de esperar que en el siglo en que vivimos los mundos que vemos en pantalla no sean decepcionantes. El "Planeta de la Muerte" me ha sorprendido aunque, tal vez, haya sido demasiado voluptuoso o ambicioso. Aún así, he disfrutado con su visión.




Sintiéndolo mucho, aquí es donde terminan las dulces palabras:


No somos arqueólogos

Para empezar, la mitad de la película está enterrada en flashbacks muy débiles. Carecen de peripecia aristotélica (perdón por mi pedantería), no hay de reconocimientos dignos de mención que revolucionen la cinta, ni tampoco existe una motivación que invite al avance de la trama al completo. Nos presentan un argumento con lagunas como mares que van rellenándose con demasiada lentitud y un distanciamiento que, a veces, amenaza con el olvido de estos vacíos.


Los caminos del héroe y de la heroína: una alfombra roja con un poco de polvo

Lo siento, pero aquí deberían habérselo trabajado un poco más. Hay escenas en las que, claramente, se intenta crear una especie de motor que haga avanzar la cinta, pero hay detalles (en mi opinión, enormes, en opinión de otros, sutiles) que dejan una huella de la dejadez:

La escena en la que Finn y Rey intentan escapar en una moto y esta es destruida por un enjambre de naves furiosas, escena gracias a la cual llegan, por gracia divina, al Halcón Milenario. Bien, hasta ahí me parece correcto, pero lo que viene a continuación me parece irrisorio: de un disparo destruyen la moto, un golpe certero y frustrante; de cinco mil tiros al Halcón Milenario (un objeto cincuenta veces mayor que la moto), dos dan en el blanco, ¡dos! Así cualquiera escapa del lado oscuro.



¿Dónde está la moral en nuestro querido Finn? El bueno es buenísimo

Un soldado imperial, criado desde casi un bebé en el arte de matar y obedecer, me parece muy inverosímil que, de pronto, aparezca con el pantalón manchado y lloriqueando porque el Nuevo Orden es muy cruel. "[...] porque es lo que tengo que hacer". Hacer, ¿qué? De soldado de piedra ha pasado al osito de peluche de un niño, tierno, valiente y PURO. Blanco, radiante de bondad, de luz. Pero es aquí donde todo empieza a agrietarse un poco: este personaje, el segundón o "tercerón" de la película no para de hacer el bien: solo el bien. El camino del héroe no está bien marcado. Pero lo más incongruente de todo esto es que instantes después de negarse a matar inocentes o débiles o lo que no quisiera fundir con su bláster, hace una masacre en el puerto espacial, matando a sus antiguos compañeros, amigos o enemigos, da igual, pero revienta el lugar y lo siembra de cadáveres. Tampoco hay arrepentimiento, tanto que transforman la acción de esa escena en un pseudo pasaje cómico. No hay duelo moral en su interior. Hace el bien que le interesa, es monocromático.


El malo es tan malo que no se lo cree ni él

Si unas líneas atrás hablaba del bueno buenísimo, ahora le toca el marrón al malo malísimo, a su antagonista; el de negro. Este personaje, tan épico en algunas escenas, tan sublime que llegaría a adoptarlo como figura fantástica, no tiene fuerza. Está vacío por dentro: con máscara da miedo, impone, lo hace bien. Pero en el momento en que se la quita lo fastidia todo: en un intento por humanizar al villano, en un esfuerzo por darle un rostro de persona, este señorito pierde toda su autoridad. Es decir, hay unos contrastes muy desagradables entre el Kylo Ren enmascarado y el de cara descubierta. Al final, acabas por sentirte dividido, partido por abismos. No hay una coherencia entre el polo bueno y el malo, ni siquiera en la escena en la que halaba el cráneo de Darth Vader (ahí se fastidia mucho más porque lo dejan sin consistencia). Es una persona malvada, pero porque le ha tocado ser malvado. Nadie sabe el porqué, tampoco nos lo resuelven. Es un antagonista que no merece tener una continuación.

Y, bueno, hasta aquí ha llegado mi análisis o crítica o como se le quiera llamar a este texto. No ha sido una película que me haya decepcionado. He salido contento del cine, no me han escupido en la cara, sinceramente. Pero en mi opinión, podría haber sido una obra que reviviera (y mantuviera) la maravillosa saga galáctica, la imperiosa obra de naves y barras de colores. No quiero abrazarme a la nostalgia del siglo veinte, no. Tan solo quiero decir que se podría haber hecho mejor, más que nada en el desarrollo de los personajes y de la trama.

Esperemos que a nuestros héroes interestelares les acompañe de verdad la fuerza en el futuro.

Un inicio que nos incita a continuar, a esperar que Lancaster haya creado una gran obra, profunda, verosímil y prometedora. Pero no es así; las escenas parecen estar a leguas de distancia entre sí y tampoco es que la BSO ayude mucho: se ha querido hacer una comedia negra, pero no se ha conseguido siquiera arrancar una leve sonrisa ni escalofrío.

La actuación de los personajes podría haber sido mucho mejor (la escena en la que el protagonista está con su hermano vegetal y lo empuja, por Dios, no hay dramatismo alguno; no hay nada, carece de sentido sin su debida representación lógica). Y si le unimos la carencia de dinamismo argumental, el tambaleo de la propia verosimilitud narrativa y el final alquilado "hollywoodiense" de la familia rota que se pega con cola al final de la obra, nos quedamos ante la pantalla con la sensación de no haber visto nada.

Para concluir, me parece una obra sin alma: demasiadas ausencias interpretativas, profundidad dramática cuasi nula (ese realismo que la película y el público piden a gritos para un género como es la comedia negra) y exageradas poses en escena que dejan a un espectador de piedra, pero por el simple hecho de no haber sentido la más mínima complicidad ni con los personajes ni con la obra misma.

(Pd: la obra tiene fragmentos, en mi opinión, que merecen un fuerte aplauso, pero estos carecen de los hilos que deberían conectarlos y hacerlos brillar como conjunto y no solo como unidad independiente.)

Lander.