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Críticas de Freddy Benson
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Críticas ordenadas por utilidad
6
12 de febrero de 2023
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En su día no vi la película porque había leído el libro, que me gustó bastante por su nivel de documentación, y los spoilers que leí me hicieron sospechar que la película contaba otra historia, más adaptada a la realidad política del momento.

La he visto hace unos días por una de esas temporadas en que se interesa uno exclusivamente en un tema. En mi caso, la CIA.

Y me ha gustado. Al contrario que muchos de los que han escrito comentarios, no he tenido problemas para seguir los distintos escenarios, personajes, lobbys y demás parafernalia. Quizá porque he leído el libro. Me han parecido muy inteligentes tanto el guion como la realización, aunque reconozco que quizá hay que prestar toda la atención posible para no perderse.

Pero la película se parece al libro en el que supuestamente está basada como un huevo a una castaña. Algunos ejemplos: Robert Baer, el autor del libro y cuyo personaje personifica Clooney, dejó la CIA en 1997. La película se desarrolla después del 11-S. Al contrario de la escena inicial, Baer nunca pisó Teherán. Lo más cerca que estuvo de Irán fue en los campos de entrenamiento de los terroristas de Hezbollah por la Guardia Revolucionaria iraní. Y Baer nunca cometió, planificó o participó en ningún atentado. En una ocasión le ofrecen participar en uno y además de negarse categóricamente, ni siquiera lo reporta a sus superiores. De lo que posteriormente se arrepintió, porque la posible víctima era uno de los organizadores del 11-S.

En realidad el libro es una crónica de todas sus investigaciones sobre las distintas facciones terroristas y de las curiosas relaciones entre las mismas, independientemente de su credo. Estaba obsesionado por quién estaba en realidad detrás del atentado de la embajada estadounidense en Beirut y sus conclusiones finales son muy curiosas. También participó en las conversaciones entre kurdos y opositores suníes iraquíes para intentar derrocar a Saddam, pero con un apoyo casi nulo de la agencia. Su crítica principal a la administración estadounidense se centra en que, desde los años 80, la CIA estaba siendo desmantelada, sobre todo en los agentes operativos de campo, con lo que se perdía toda la información que se podía recoger en los grupos radicales islámicos. Es más, veladamente achaca el 11-S a este desmantelamiento.

En sus tres últimos capítulos se centra en lo que narra la película: la corrupción generalizada de las compañías petrolíferas, los intermediarios y la propia administración estadounidense en su afán de hacerse con concesiones petrolíferas mediante el soborno de magnates, gobernantes, políticos y príncipes de los países petrolíferos. Pero, al contrario de algún comentario que he leído por aquí, por medio de la administración Clinton, que no queda precisamente muy bien. Salen a relucir nombres famosos, como el del santón Gore, la esposa de Teddy Kennedy e, incluso, menciones a contribuciones económicas a la campaña de reelección de Clinton y la implicación con nombres y apellidos de miembros del Consejo de Seguridad Nacional. Una frase lo resume maravillosamente: "la administración Clinton estaba haciendo de proxeneta de la Exxon". Baer cree que la codicia por el petróleo estaba poniendo en peligro la seguridad nacional por ponerse una venda en los ojos con las implicaciones con organizaciones terroristas de muchos de los países concesionarios.

Pero aclaremos algo, la CIA nunca atentó contra mandatarios, emires o príncipes del Golfo Pérsico u otros países. Y no sólo por no tener autoridad, que ni siquiera la tenía el Consejo de Seguridad Nacional, únicamente el Presidente. Es que carecía ya de los medios y de la confianza de todo el entramado presidencial, que pasó los resortes de poder de los servicios secretos al FBI. El caso Aldrich Ames había hecho mucho daño.

Por todo eso la película me ha dejado un regusto amargo. Hubiera esperado algo más relacionado con las actividades terroristas del Pashadam -la guardia revolucionaria iraní-, Hezbollah, la propia OLP, el FPLP, Abu Nidal, Al Qaeda, los kurdos, el papel de los turcos en los repartos de comisiones y corruptelas,... Y me he encontrado con una historia oportunista que se intentaba subir al carro político vencedor del momento. Muy bien realizada, pero bastante tramposa y fantasiosa. Como la historieta del príncipe del emirato aspirante a líder democratizador, que debió salir de algún sueño húmedo de los guionistas.

Pero ya saben lo que se dice: cine es cine. No tiene por qué ser historia real, aunque le sirva de inspiración.
Freddy Benson
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