'Tron Legacy' ha sido desde el principio una de mis grandes apuestas para estas Navidades. Y no me ha defraudado. Todo lo contrario, ha superado mis expectativas. La historia comienza hilando visualmente y con diálogo el anterior 'Tron', pero en ningún momento requiere haber visto la primera parte para entender o dejar de entender algo de esta nueva. Un gran punto a favor. La película es totalmente independiente a la otra película, todo detalle necesario para la comprensión de la historia está perfectamente narrado en ésta.

La película plantea toda una diversidad de escenas posibles, no se limita a crear carreras de motos, como "a priori" uno podría pensar, conociendo la anterior película o viendo tráileres. Es más, no hay un tipo de secuencia que se repita en toda la película. No hay dos escenas de motos, o dos secuencias de persecución.

La acción se construye "in crescendo", a pesar de que comienza con una fuerte dosis de adrenalina en la primera parte de la película que parece llevarte al clímax de la misma, cuando en realidad no es así, te queda aún mucho por ver. Hacía mucho tiempo que no se me encogía el corazón con la fuerza de la acción de una película.

Visualmente es impresionante. Juega de manera magistral con las luces y las texturas, y sobre todo con los colores. En el primer instante el espectador identificará que los colores de los vestuarios o de aparatos no son aleatorios, sino que tienen su significado en la historia.

La historia, en gran medida toma la estructura clásica de viaje, por lo que pudiera en algún detalle muy selecto el pecar de predecible. Aun así, la historia sorprende e impacta.

Desde luego, la banda sonora de 'Daft Punk' es digna de admiración, que mejora en gran medida la parte visual de esta fabulosa cinta, que en conjunto la convierte en una imprescindible de este año.

'Águila Roja: la película' resulta ser lo que se espera de ella, una adaptación para cine de la exitosa serie homónima para televisión. ¿La pega? Que sólo es eso. Es como un largo episodio cualquiera, pero nada más. La película carece de un toque de distinción frente a la serie original, a nivel argumentativo y visual.

Quizás uno de sus puntos fuertes es que al ya poseer un universo formado con la serie, no es menester extenderse en la presentación de los personajes, sus conflictos anteriores (que no se dejan entrever mucho en esta historia) ni en la trama transversal. La película va directo al grano. Esto es positivo, salvo que por ello mismo se llega a una desproporción de tiempos: muy poco para resolver conflictos internos o indagar en los caracteres de los personajes y, en ocasiones, demasiado para el humor. A pesar de ello, las situaciones cómicas serán uno de los puntos destacables del film hasta el último plano.

La trama intenta ser un poco más catastrófica de lo habitual, pero en realidad sigue la misma línea que lleva toda la serie de televisión: una conspiración contra el Rey de las Españas. En cambio, olvida completamente la trama del pasado de Águila Roja. La película pretende ser una obra canónica de la franquicia pero sin alterar el argumento de la historia original. Esto quizá puede provocar cierta previsibilidad en los acontecimientos del film.

Visualmente no impresiona, por estar acostumbrados a espectaculares efectos especiales o digitales. Esta película carece de ambos, pero no los adolece. Esta falta pasa completamente desapercibida ante el uso de grandes escenarios naturales, básicamente en los exteriores que abundan en esta obra.

Por cierto, un detalle curioso: la amplia mayoría de escenas, casi todas, ocurren en pleno día. ¿Nunca se pone el Sol en el Imperio español?