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España España · Madrid
Críticas de Otilio
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
1
8 de junio de 2021
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya más de dos décadas, que W. A. año tras año, se dedica a firmar (sic), películas carentes de interés incluso para él mismo, como bien dijo en una entrevista. Y, por alguna razón difícil de entender, los críticos y algún que otro fan acérrimo de su cine, siguen yendo a verla, a pesar de su insistente decepción, mientras el público hace tiempo que le dio la espalda (primero los americanos, y poco a poco los europeos).
W.A. se ha convertido, con el paso del tiempo, en un vendedor de baratijas que abre su puesto muy a pesar suyo, porque no le queda más remedio que pagar las facturas, y cuando termina de vender ese collar o pulsera supuestamente hecho de forma “artística”, cierra el quiosco y se va a hacer más.
El cine, por llamarlo de alguna forma, de W. A. se compone de historias hilvanadas de forma rutinaria, con desgana, sin preocuparle lo más mínimo el resultado, y con el único deseo, por parte del “director”, de terminar cuanto antes para irse a tocar el clarinete.
R. F. es la última baratija de W.A. que uno compra, no sabe muy bien por qué, y luego olvida o pierde en cualquier cajón. R. F. es una película de usar y tirar, algo totalmente prescindible, que olvidamos nada más levantarnos de la butaca, al mismo tiempo que murmuramos: “Por Dios, qué rollo”.
Otilio
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1
25 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el siglo pasado, sobre todo durante las décadas de los 50 y 60, se realizaban unas películas de humor más o menos inteligente, la mayoría de ellas obra de Mariano Ozores, e interpretadas por actores de indudable calidad, como demostraron posteriormente en otras películas “más serias”, desde Fernando F. Gómez hasta Tony Leblanc, pasando por José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, José Sacristán y otros muchos que harían la lista interminable.

Independientemente de la calidad de esas películas, lo cierto es que estaban interpretadas por Actores con mayúsculas. Cómicos de gran altura, obligados por las circunstancias de la dictadura a interpretar papeles muy por debajo de su categoría. Películas, en cualquier caso, que tuvieron su público y también un considerable éxito.

Viene esto a cuento, porque Superagente Makey es, entre otros muchos ejemplos de los últimos tiempos, una película realizada a mayor (o tal vez menor) gloria de un “cómico” cuyo único bagaje es ser “gracioso” y haber salido muchas veces en la caja tonta intentando (y al parecer consiguiendo) despertar la risa en un cierto público que disfruta con sus “gracias”.

Son otros tiempos. Ahora cualquier “cómico” de tres al cuarto puede ser protagonista de una historia que, algún productor muy perspicaz, considera que arrastrará a muchos espectadores a las salas de cine. Es posible que así sea, e incluso que sea un éxito como lo ha sido Torrente y sus secuelas, un humor de brocha gorda que, al parecer, salvó el cine español algunos años (lo que en modo alguno sería como para celebrarlo), con recaudaciones del 70% en algunos casos

Remedando en parte a Charles Dickens, se podría decir que el cine español de los 50 y 60, era de otros tiempos, tiempos difíciles, antesala de la apertura y transición democrática; tiempos de creencias e incredulidad; la era de la luz y las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación; en las antípodas de Berlanga. En definitiva, con películas que tal vez no sean para sentirnos orgullosos, pero que, al menos, tenían su razón de ser al estar interpretadas por Actores con mayúsculas. Todo lo contrario que ahora, en estos nuevos tiempos, llenos de vulgaridad, en los que cualquier “gracioso” puede ser protagonista de una película, e incluso arrastrar de forma literal a un público que disfruta viendo al “cómico” de marras en una película cuyo argumento, digámoslo ya, no interesa lo más mínimo.
Otilio
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5
26 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filmografía de Pedro Almodóvar podría dividirse, utilizando el título de su última película, en un antes y un después, marcado (y tal vez no sea mera coincidencia) por la aparición y posterior desaparición de Carmen Maura. Una época de gloria donde el ilustre manchego contó con la colaboración de la no menos ilustre actriz. En definitiva, un antes de gloria y un después de dolor.

Es posible que en realidad sí sea una mera coincidencia (dejemos abierta esa posibilidad), pero lo cierto es que, igualmente que resulta difícil destacar, por su calidad, alguna de las películas que rodó con CM, una vez que dejó de trabajar con ella, cuesta mucho encontrar un título medianamente aceptable. Al contrario, si repasamos todo lo que vino después de la época CM, encontraremos con facilidad películas sonrojantes como: Kika, La mala educación, La piel que habito o Los amantes pasajeros, entre otras.

Es decir, un antes de gloria y un después de dolor. Un tiempo de gloria, donde PA destacó por encima no solo del resto de directores españoles, sino que cruzó fronteras y se ganó el respeto allá donde sus películas se proyectaron. Y un tiempo de dolor, declive incomprensible, donde sus películas, aun llevando el característico sello que le dio fama, parecían rodadas por sus enemigos.

Dolor y gloria es, por lo tanto, una película que sigue el mismo camino de dolor emprendido tras la ruptura con su excelsa musa, y, aunque en esta ocasión parece que el intento de remontar parecía factible en algunos momentos, al utilizar su propia vida como guion (tal vez porque ya no se le ocurre nada brillante), el resultado final es muy parecido a todo lo que viene rodando el ilustre manchego desde que CM dejó de iluminar la pantalla y, de paso también, toda la filmografía que rodó con él.

En su última película, al igual que en las trece anteriores, hay mucho más de dolor que de gloria. Y sí, tal vez ese sería el resumen de la carrera como director de PA. Afortunadamente, es seguro que será recordado más por lo primero que por lo segundo.
Otilio
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1
1 de marzo de 2022
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su autobiografía, WA dice algo que resume toda su trayectoria en el cine:
"Yo, en cambio, nunca ensayaba, nunca planeaba nada, muchas veces no tenía ni idea de lo que iba a rodar hasta que llegaba al estudio y me entregaban las páginas correspondientes a esa jornada. a veces ni siquiera tenía mi propio guion."
Esta desidia, esta desgana absoluta, esta incomprensible falta de interés, es la prueba palpable de que WA es cualquier cosa menos un director de cine. Es un gracioso con una cámara, dispuesto a rodar lo primero que se le ocurra, sin orden ni concierto, importándole un pimiento el resultado y si van a ver sus películas o no.
WA, se ha limitado a lo largo de su vida a rodar películas como quien hace churros y sin el más mínimo interés por hacerlo medianamente bien. Empezó haciendo gracia y ha terminado en el lado opuesto, a base de insistir en historias carentes de interés y guiones infumables.
WA es un caso verdaderamente extraño, de alguien que se permite (o le permiten) hacer películas, tanto si dan dinero como si no, y que recibe siempre el unánime aplauso de la crítica sin que se sepan los motivos por los que despierta el entusiasmo cada vez que estrena.
En su autobiografía, insiste en repetidas ocasiones que aún no ha hecho una buena película. Dado el nulo interés a la hora de rodar, lo milagroso es que hubiera realizado una película mínimamente pasable.
Otilio
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