Una pelicula pasable, entretiene hasta que aparece en escena Drew Barrymore, que hace el papel de chica tontita de ciudad pequeñita se va a la ciudad del pecado a que? pues a enamorarse del primer guaperas que se le cruza. Su actuación es pésima y cada vez que sale en una secuencia dan ganas de quitar la pelicula, además la química con Eric Bana es menos que nula.
La película se vende como un canto al póker y acaba siendo una pastelada con un romance que no se cree ni el director, también cuenta con la típica reconciliación hollywoodiense entre un padre y un hijo con viejas rencillas.
Lo unico que la hace pasable es que si te gustan las peliculas de americanos ludópatas que tienen la gracia de poder vivir de ello, aquí te empacharás, podrás ver alguna secuencia interesante de unas series mundiales de poker, eso si, con unos comentaristas pésimos, también la recomendaría a todos aquellos que quieran ver el bisoñé de Robert Duvall.
Lo malo: Es una cinta plana, tópica, predecible y cometieron el error de contar con la "actriz" Drew Barrymore.