No acabo de entender esta manía de criticar las películas de acción norteamericanas con el único argumento de que son patrioteras, los EE UU defienden a su país y sus intereses algo que despierta envidia en muchos. La película puede que caiga en algunos tópicos pero el tema que plantea es harto real por mucho que a algunos críticos les moleste . Hay personajes un poco burdos, como el general que encarna Bruce Willis o el de Annette Bening, que no está muy bien definido. Sin embargo, lo que sostiene la trama es un doble dilema: como enfrentarse a un enemigo invisible que ataca con métodos no convencionales, ( una versión moderna de la guerra de guerrillas) y como hacerlo sin destruir el propio sistema democrático que se pretende preservar. El ritmo de la cinta es bueno y nos pone ante una realidad que es desagradable, por eso no fue demasiado comercial.
Afirmar que el argumento no es verosímil es, sencillamente, desconocer la realidad. Muchos de los elementos que aparecen en el filme ya existían, como los atentados suicidas contra civiles o contra contra gobiernos e instituciones ( recordemos el atentado contra el World Trade Center). Por cierto, ¿Era creíble pensar que se podía usar un avión de pasajeros para derribar un rascacielos?.
Para disfrutar de este tipo de películas hay que aparcar por un rato el antiamericanismo.

Es imposible hablar de esta obra obra maestra tan colosal, espectacular y bella que no admite parangón con ninguna otra. No responde a los parámetros habituales del Séptimo Arte. Este filme no tiene un argumento claro, ni personaje definidos, ni historia de amor, ni apenas diálogos y aun así supera a cualquier otra película convencional. Es una grandiosa metáfora de la evolución de la Humanidad y el Universo mismo. INCLASIFICABLE.

De cuando en cuando, la critica y el público coinciden en ensalzar alguna película hasta convertirla en un mito. Este es al caso del " El nombre de la rosa" película que, aparte de la excelente ambientación y de las solventes interpretaciones, no es más que conjunto de tópicos y lugares comunes ( inquisición, monjes perturbados , sexo explícito, crímenes, fanatismo..) sobre la era medieval.
La historia pierde toda credibilidad al introducir el elemento moderno detectivesco. Por otra parte, la cinta responde a la típica fórmula comercial :suspense, escenas gore, algo de sexo y muertes misteriosas. Los personaje son meros estereotipos sin profundidad psicológica alguna. El cine es mucho más que unos buenos decorados.

Yo prefiero " La garra negra" esa obra maestra infravalorada, más cruda, pero desde luego mucho menos tramposa.

Pocas obras cinematográficas me han impresionado más a lo largo vida. La vi una noche de insomnio, de madrugada y me dejó clavado en el asiento durante hora y media. No podía creer que fuera posible tal recital interpretativo, tal intensidad. El elenco de actores es tan brillante y sus actuaciones tan sobresalientes que rivalizan con la del propio Henry Fonda convirtiendo la cinta en una obra coral impresionante. Lo que sorprende es su prodigiosa sencillez y la ausencia de artificios. Los movimientos de cámara son geniales y permiten captar a la perfección las emociones que experimentan los personajes.

Esta película constituye un ejemplo de que cómo es posible hacer buen cine sin grandes medios y ni efectos especiales, sólo con buenos personajes y un magnífico guion. Resulta sorprendente que se la haya criticado por sus reminiscencias teatrales, lo cual no es un demérito, sino más al contrario, una muestra de la pericia fílmica del director al adaptar un formato teatral a la gran pantalla.

Algunos han pretendido ver una crítica a la pena de muerte o al sistema judicial, pero el director, no obstante, parece ir más allá y la deliberación de un jurado con su claustrofóbica atmósfera se convierte en el escenario ideal para mostrarnos doce tipos de personas que abundan en la sociedad actual. Lo mejor de la película es cómo nos hace ver a través de los ojos de los protagonistas los hechos presentados y cómo nos guía por las vivencias, frustraciones y prejuicios de cada uno de ellos.

En resumen, una obra maestra imprescindible.

Aunque la vi hace años, recuerdo que me resultó un tostón insufrible. Es la típica película que les encanta a los críticos de cine. Aunque el tema sea muy interesante y tenga un reparto magnífico, no deja de parecer un mero documental sobre el narcotráfico con un ritmo exasperantemente lento y pedante. No entiendo por qué algunos directores se empeñan en rodar como si fueran documentalistas. Una vez más se confunde realidad con verosimilitud. La historia es confusa e inconexa pues el director mezcla dramas personales con asuntos políticos y final nos suelta el sermón.