Sigo la trayectoria cinematográfica del director Juan Pinzás desde su segunda película, "El juego de los mensajes invisibles" (1991), basada en la excelente novela "El hijo adoptivo" del gran escritor Álvaro Pombo. Este film y los posteriores del cineasta "La leyenda de la doncella" (1995), "Érase otra vez" (2000), "Días de boda" (2002) y "El desenlace" (2005) que nos ocupa, me han hecho considerar a Pinzás como uno de los directores más interesantes del actual cine español. Un cineasta con un universo fílmico personal y a la vez universal, con cosas que contar y un estilo propio para hacerlo. Precisamente muchas de las constantes de su cine (que se merece un estudio ya) están presentes y toman mayor fuerza en "El desenlace", espléndido retrato humano que como una obra de Tennesse Williams escarba en los conflictos más soterrados y pasiones de sus personajes, interpretados aquí magistralmente por actores de la talla de José Sancho, Beatriz Rico y Javier Gurruchaga, entre otros. Acabo de leer con satisfacción que el director ha recibido por este film el Premio Extraordinario de los Críticos de Nueva York, ojala cunda el ejemplo en España.

Son muchos los méritos y virtudes de esta película para el espectador avispado que busca en el cine algo más que pasar el rato. "Érase otra vez" es, ante todo, una película de vanguardia del movimiento "Dogma" y como tal resulta atrevida, irónica, valiente, honesta, sincera y con un gran sentido del humor. En definitiva, una historia corrosiva como la vida misma para un público adulto dispuesto a saborear buen cine de autor y comprometido.