Los detractores de Van Damme ya cansan. Después de ver cómo la nota de JCVD ha ido cayendo hasta el 6.4 (mereciéndose un punto más), ver esta película con un 4.8 resulta hasta doloroso. Y es que da igual lo que saque el belga (que bien es cierto que tiene cosas malas. Muy malas) da igual cómo actúe, da igual todo; siempre cargará a la espalda con ese círculo de pseudo-gafapastas que alquilan la película para poner cuatro escenas en las que basarse para poder venir a páginas como ésta a esputar pestes sobre ella.

No sé, quizás la dislexia sea muy alta aquí en España; pero yo, que por ahora no tengo ningún problema de visión, cuando miro el género de Soldado Universal 3 veo que es de acción, y eso es lo que he visto en la película: acción y de la buena. Bien rodada, entretenida y directa.

Me gustaría que los detractores de Van Damme, todos esos que han venido como chinches a ponerle 'unos' y 'doses' (que seguro, la mitad ni la habrán visto), me dijeses películas de acción pura que hayan salido en los últimos años y sean mucho mejores que ésta.

En fin, que tanto prejuicio en torno al belga ya huele. Salvaje nos enseñó que el buen juicio se va a tomar por culo si el protagonista cae mal, JCVD nos lo demostró rotundamente (me moriría por saber la nota que hubiera tenido esa película si en la dirección pusiese Quentin Tarantino, y en el reparto tuviese de protagonista alguno de sus actores fetiche en decadencia) y Soldado Universal 3 nos da a ver que esto no tiene pinta de cambiar.

Argumentalmente no es tan emocionante, dramática, ni sólida como su primera parte, además pierde ese toque realista a la hora de los combates; pues, mientras que en la primera película salvo escasas fantasmadas en pos de lo visual y cinematográfico, no había nada irreal en las luchas, aquí se abusa, quizás en exceso para ser una película "biográfica", de las acrobacias, la coreografía cableada, y las peleas contra un sinfín de contrincantes armados (para gustos colores, los fans de las películas de Bruce Lee y sus míticos corros de enemigos se sentirán muy satisfechos).

Sin embargo y a pesar de no llegar al nivel de la primera, la historia es correcta y no una sola herramienta para incluir hostias, algunas luchas son muy buenas (remarcando las dos últimas de la cinta), y, por supuesto, Donnie Yen y Sammo Hung, dos de los mejores ejemplos de cómo compaginar actuación y artes marciales.

Yendo al grano:
Si lo que se busca es más dramatismo, emoción, chicha argumental y realismo en los combates; Ip Man supera ampliamente a su secuela. Como película en conjunto -opinión personal- para mí es mejor.

Si lo que se buscan son combates más cinematográficos y más acción en general (que repito, no es acción tonta, sigue siendo una película correcta en lo demás), en este caso seguramente te gustará más esta secuela.

Sea como fuere, a mí me pareció una buena película.

Esta serie es un perfecto reflejo de uno de los grandes problemas de votar series completas habiendo visto solamente unos cuantos capítulos. Problema en parte al propio sistema de FilmAffinity de no dividir por temporadas las series (aunque con algunas sí lo están haciendo, no sé qué criterio usan): la nota no se corresponde con la realidad.

La serie empieza fatal. Los primeros capítulos, que comprenden los arcos vistos en las películas (La batalla de los dioses y la resurrección de Freezer) son penosos. Más flojos que la irregular Dragon Ball GT, con personajes que se vuelven parodias de lo que fueron en Z -siguiendo la estela de la mediocre saga de Majin Buu, de hecho- y para colmo, con una animación que roza el insulto. Un bodrio mal dibujado y de movimientos estáticos que está más cercano a la animación de engendros como Street Fighter: The Animated Series que a algo parecido al anime japonés. Algo que en GT, por lo menos, se salvaba. Y es que GT, con todos sus fallos, tenía una animación y un diseño buenísimo.

Sin embargo, para los que la seguimos viendo cada domingo con la esperanza de que las cosas cambiaran, nuestros deseos parecen haberse cumplido. La serie cambió, y mucho.

Empieza el torneo entre los dos principales universos, que a pesar de que no deja de ser el típico relleno introductorio entre temporadas al que tanto nos acostumbró Dragon Ball y Dragon Ball Z, ya tiene mucho más del legendario anime que los otros dos arcos argumentales juntos. Podemos ver buenos combates, estrategias para vencer a enemigos superiores, se le devuelve algo de protagonismo al resto de guerreros Z más allá de Goku y Vegeta, y salen nuevos personajes interesantes como Hit o Frost. La animación sigue siendo un asco, aunque ya mejora un poco.

Y es aquí, después de este torneo, cuando llega la mejor saga de todo Dragon Ball Super, la saga de Black. Esta saga no sólo está a años luz de lo que llevamos viendo de serie, si no que es una saga digna de Dragon Ball Z. La animación mejora mucho en los capítulos clave, goza de buenos giros argumentales, personajes carismáticos, y un enemigo muy pero que muy digno, con una mentalidad más profunda de lo que acostumbra el shonen típico (recuerda bastante al mítico Sephiroth, de FFVII). También nos da combates geniales y escenas emotivas que nos recordarán más a sagas como la de Célula o Freezer que a la calidad que hemos visto hasta ahora en el resto de la serie. Además, el final de este arco es de los mejores y más épicos de toda la historia de Dragon Ball.

Pasado esto y hasta día de hoy, es cierto que da un bajón de calidad, aunque manteniendo un nivel cercano a Z, muy alejado de sus pésimos inicios. Se abusa demasiado del relleno hasta el siguiente arco (el torneo entre universos), aunque algunos de los capítulos son geniales. Capítulos como el de Goku contra Hit, el entrenamiento de Krillin (todo un homenaje a los inicios de Dragon Ball) o el divertidísimo capítulo del partido de Baseball, consiguen que el relleno se vuelva ameno a pesar de ser excesivo.

¿Y el arco actual? Pues el torneo de universos, si bien es cierto que se está alargando demasiado y por culpa de esto el conjunto de calidad se resiente, tiene capítulos espectaculares y nuevos personajes muy interesantes (y alguno otro bastante cargante). La animación, sobre todo estos nuevos episodios que están abriendo 2018 no tiene absolutamente NADA que ver con la del principio, llegando a tener escenas que incluso recuerdan a animes tan bien animados como One Punch Man, y las cosas cada vez se ponen más interesantes, por lo que estoy seguro que, a pesar de estar siendo una "temporada" agridulce (el torneo podría ser un gran arco si miramos los capítulos de forma individual, pero en conjunto no llega a la calidad de DBZ y a veces se vuelve ligeramente tedioso) va a acabar muy bien. O, al menos, dará pie a una nueva temporada muy épica.

También mencionaré que la serie recobra un poco el humor que tenía en sus inicios Dragon Ball. No me refiero a esos horribles personajes autoparódicos con los que comenzó Super. Si no ese humor cabroncete, picante, y algo freak típico de Toriyama. Una pena que se hayan olvidado de la sangre, ya no pido que acaben brazos mutilados con chorretones rojos (cosa de la que DBZ no se privaba), pero que ni las magulladuras tengan algo de sangre, o que hayan sustituido los conocidos chorros nasales de Mutenroshi cuando ve a una fémina, por rancio humo, o vapor, o lo que leches sea, sí que me toca un poco la moral.

Mi consejo es que no os dejéis llevar por el fanservice que sacaron aprovechando las películas, que es basura mal animada, y le deis una oportunidad al resto de la serie, la cual para mí empieza justo después de "La resurrección de Freezer". Tendrá capítulos mejores, capítulos peores, algunos que os fliparán y otros que os darán vergüenza ajena, pero ante todo, y a diferencia de sus inicios, esto sí ES Dragon Ball. Y los que sois fans del mítico anime, la disfrutaréis seguro.

Original cortometraje mucho más fiel que cualquiera de las películas que se hayan hecho sobre este sombrío antihéroe. Thomas Jane es un Punisher acojonante, tanto físicamente (directamente es clavado) como a nivel interpretativo, y fue una pena echarlo a perder con el bodrio de película que hicieron. Por su parte, Ron Pearlman (otro que salía en las pelis) también está enorme en su pequeño papel.

En fin, poco más se puede decir. Diez intensos y crudos minutos donde el director demuestra que le importa más la personalidad del personaje que la calavera molona de su pecho. Muy recomendable, y poco apto para gente sensible.

Pues sí, me ha gustado mucho. Puse esta película esperando encontrarme un wu-xia de los mediocres (en parte por la sinopsis, que poco tiene que ver con la película real) donde tras una primera explicación de los personajes principales, todo acaba por resolverse a hostias sin sentido, ¿y cuál fue mi sorpresa? Pues que para nada.

Antes de hacernos una idea equívoca, no nos engañemos. La película es claramente de artes marciales (¡con este título sólo faltaba!), y éstas juegan un papel muy importante en el desarrollo. Y se nota que se ha destinado empeño, talento y dinero para que las coreografías (muy buenas, por cierto) de las escenas de lucha tengan un buen peso sobre la misma.

Sin embargo, y aquí es donde quería llegar, aparte de pintorescos combates que cualquier practicante o aficionado a las artes marciales apreciará, la película también nos relata una trágica historia donde caben los momentos crudos, los giros de guión y el desarrollo de la personalidad de los personajes (cosa que muchas veces se echa en falta en las películas de artes marciales, donde el bueno es bueno y el malo es malo porque sí). Aparte de eso, otra cosa que me gustó es el papel que desempeñan las armas de fuego a lo largo de la película; se puede hasta tomar la metáfora de cómo éstas sólo sirven para destruir, aunque los simbolismos ya os los dejo a vosotros que no se me dan tan bien y además cada un tiene su visión.

Para terminar, me ha parecido espléndida de principio a fin la actuación de Andy Lau, personaje que va madurando junto con la película. La otra parte del bocado se la lleva Nicholas Tse, que también está enorme.
El resto de actores hacen un papel correcto aunque nada destacable (alguno más sobreactuado que otro) y Jackie Chan (el cuál no sale en los créditos aquí en FA) hace unas pocas apariciones en su papel de antihéroe de buen corazón que pasa de los problemas y vive a su rollo. Se agradece pues dota la película de una breve parte cómica, aunque después de haber visto Little Big Soldier -película que recomiendo a todo el mundo- todos los papeles de antihéroe cómico de Jackie hasta la fecha quedan ensombrecidos.