Esencia y cumbre del spaguetti western. Imposible decidir si es mejor que los grandes clásicos de Ford o Hawks, difícil dilema, pero si es con diferencia la que más gusta. No puedo describir la emoción que me genera oir la música de Morricone ya en los créditos iniciales o a lo largo de la película, aún habiéndola visto infinidad de veces.

Podemos estar seguros que estamos delante de una obra maestra, crepuscular dicen, mucho más bella, sucia y burlona que todas sus predecesoras.

Hay algo más mítico que Eastwood con su sombrero, poncho y cigarro? Si no la habéis visto todavía, no lo dudéis porque descubréis un tesoro, mucho más grande que el oro escondido en Sadhill.

Magnífica película dirigida por Clint Estwood, e interpretada magistralmente por él mismo y Meryl Streep como protagonistas. Una historia de amor surgida entre una ama de casa del medio oeste americano y un nómada fotográfo que llega a la zona para retratar los puentes del condado. Y sin proponerselo, surge el amor entre ellos, un amor prohibido, condenado a acabarse al final de esos cuatro días en que su familia se encuentra lejos del hogar.

Es una historia de amor, pero sobre todo es una historia de sacrificio y de renuncia a la propia felicidad. Ella, ama de casa abnegada que poco a poco ha renunciado a sus sueños para ocuparse de sus hijos y marido, hasta que aparece él y hace temblar todo su mundo.

Qué maravilla y qué belleza contenida en estos poco más de 80 minutos filmados hace casi un siglo.

Y pasarán los años y seguirá emocionando a los espectadores que como yo, esta noche esperaba una comedia de Charlot y he descubierto esta joya, esta obra de arte que trasciende porque en esencia es la vida misma, con su mezcla de alegría y de lágrimas.