James Bond recibe en una playa paradisíaca la orden de citarse con M. Tras un sorbo a su martini, Bond apaga su cigarro y se despide de la despampanante rubia con la que ha pasado la noche: "Dale recuerdos a tu marido, y dile que quizás se le dé mejor los dados que el póker". Siguiente escena. M informa a Bond de que existe una coalición de teramillonarios por sojuzgar al mundo: países enteros han caído bajo su yugo, la CIA ha caído, la ONU y la UE han caído... Y ahora el MI6. Bond y M deciden pasarse al bando del mal y dejarse de memeces. Fin del prólogo, fin de la peli.

Esto que acabo de decirte es lo que te quedará claro cuando veas el engendro progre que es "Sin tiempo para morir", el último homicidio cultural premeditado y público de la agenda globalista. La saga de 007 que conocías y que hizo las delicias de generaciones de adolescentes despreocupados ha muerto. Olvídate del Bond machito y ligón que luchaba contra el mal. A partir de ahora 007 y el MI6 se dedicarán a reeducar tu mentalidad criminal y anticuada de blanco heredero de la civilización Occidental. Ciertamente, si lo piensas, ésta es la mejor película Bond porque la verdadera trama no está en la pantalla, sino en tu jodida vida. El maldito lobby multimillonario, siguiendo fiel a su doctrina de instilar su pseudoideología de soma para masas, perpetra el enésimo asesinato cultural en vivo y en directo ante tus ojos. Y ahí estás tú, sentado en tu butaca y rodeado de ingenuos que aplauden como focas a quienes buscan reducirlos a esclavos del Dinero.

"007 es sólo un número", frase lapidaria de la peli que debió ser el título de esta abominación. El argumento de la peli se resume en "Ólvidate del machista blanco Bond, hijo del heteropatriarcado, y toma negra empoderada que te va a dar por el culo los próximos diez años". La peli en sí es un buen soneto a la misa negra que están cantando los sacerdotes del culto progre instalados en Hollywood y en su sucursal británica de la Metro-Goldwyn Mayer. Usando como munición una franquicia milmillonaria (será por billetes), estos ministros de la degeneración se valen de todos y cada uno de los resortes que el séptimo arte ha desarrollado en cien años: banda sonora de Hans Zimmer, actores de primera, director con oficio, guionistas que tocan todas las teclas... Los tirititeros del mal saben su oficio de la persuasión. El coro mediático de los críticos a sueldo de los medios subvencionados cantan loas unánimes, ¡faltaría más!

Lo que te helará la sangre al asistir al parricidio que perpetra la Metro ante tus ojos no es tanto la inmolación de la saga Bond, que al fin y al cabo es un producto de la cultura pop, sino lo que este crimen te muestra de tus hermanos de la sala del cine. No te engañes: está película será un bombazo de taquilla y la nota de filmaffinity será estupenda. Vivimos en un mundo de tiktokers, tweeteros e instragramers. La historia de esta peli está escrita para amebas sensibleras y la escenas están armadas para epilépticos adictos a los MOBA. Esa, y no otra, es la sociedad en el que los jamesbond de la vida real tendrán que salvar al mundo del Apocalipsis Progre.

Bienvenidos a la verdadera y más real aventura para James Bond, la que no verás en pantalla sino en vivo.

En una galaxia muy, muy lejana...

Son tiempos convulsos en el sistema Hollywood. Ante la Decadencia de Occidente, importantes planetas como 007, Harry Potter o el Hobbit han sido seducidos por las groseras ideas de la MODA. La oscura filosofía de la MODA convierte cada planeta cinematográfico que la sigue en un árido desierto de planicies de guión, ausencia de trama y carencia de valor acogotando a sus habitantes con una sobredosis de publicidad, efectos especiales y persecuciones sin orden ni concierto. Las masas rugen, el dinero fluye, el cine desaparece.

Entretanto George Lucas, el venerable cineasta creador de sagas memorables, decide terminar su etapa cinematográfica y partir hacia un merecido retiro. Al hacerlo, confía su pequeña federacion de Lucasfilm en manos del Imperio Disney, la mayor empresa de entretenimiento.

J.J. Abrams, antiguo gobernador de planetas de la MODA como Star Trek o Misión Imposible 3, es enviado a dirigir el querido planeta Star Wars, hogar de recuerdos de niñez y de una bella y elegante historia entre el bien y el mal. Bajo la férrea y oscura dirección de Abrams, la saga Star Wars es devastada y profanada por la MODA. Bajo su batuta se destruye todo principio fundacional del planeta para convertirlo hacia los clichés de la moda: el nuevo Darth Vader es un irrisorio profesor de pociones, el nuevo emperador en un absurdo Voldemort. Los personajes son ultrajados, los diálogos son execrables, el guión es una broma: la Fuerza es confundida.

Unos pocos fans huyen entre lágrimas del caos del planeta Star Wars mientras sueñan con un verdadero Despertar de la Fuerza...

Tarde de domingo, y tu madre te pide que la acompañes a ver la última "película católica". Suspiras. ¿Otra? Vas refunfuñando, meditando sobre cuál es la verdadera naturaleza de la caridad cristiana: callarte y tragarte un bodrio en silencio por dar gusto a tu santa matriarca, o sacar el látigo flamígero y despotricar verdades a derecha y a izquierda. No, la intención no es lo que cuenta. No, el fin no justifica perpetrar un indecente crimen en pantalla. No, no vale que a la primera escena ya sepa quién es el director y que, como solo sabe regurgitar el mismo engendro, me sepa la peli de cabo a rabo. Maldita sea, ¿acaso no son una joya las catedrales? ¿no tenemos algunos de los mejores versos escritos por místicos y frailes? ¿Y la mejor música clásica no fue parida precisamente para dar gloria a Dios? Desde Miguel Ángel a Quevedo, pasando por Dante, Dostoyevsky y Bach... todos genios del arte, y arte de fe. Entonces, ¿por qué santas narices debemos tolerar la mierda del "cine católico" actual?

Y entonces llega la sorpresa de «Libres», un estupendo documental de factura triple A. Ya se intuía que algo era diferente por el soberbio tráiler con el que han acompañado el lanzamiento. El documental es exactamente lo que promete el tráiler: planos estupendos, fotos de infarto y dignas de un óscar (¡qué fotografía!, solo esto ya vale la pena con creces ir a verlo. Lo mejor sin duda del documental)... En fin, que el documental es estupendo, aupado por una fotografía de 10. Te dan ganas de comprometer las vacaciones de los próximos años en visitar todos y cada uno de los enclaves rodados.

En resumen: Olé, enhorabuena a la Iglesia de España. Por fin una película que viene del ambiente católico y que no es un dolor. Tienen un director de fotografía a la altura de Hollywood, y el director del documental es un hombre que sin duda sabe su oficio. Esto SÍ merece la pena, y vale el tiempo y el dinero dedicados.

Dicho esto uno se pregunta qué nota ponerle. Tentado por la alegría de ver, por fin, cine de a la altura de la herencia cultural católica este documental, sin embargo, no llega al nivel del soberbio "El gran silencio" (2005) de Gröning. Lo más flojo es, con diferencia, el guión. Lamentablemente el documental adolece de una diarrea de verborrea y el misterio al que apunta la vida monástica de clausura queda totalmente desdibujado (al contrario de lo que lograba Gröning). Ojalá se hubiesen callado tantas voces y nos hubiesen dejado contemplar a los cartujos en lo que mejor saben hacer: rezar. Ojalá escuchásemos el gregoriano benedictino, y la azada de los trapenses. Ojalá acompañar las ermitas de Batuecas y los paseos por la montaña con el rumor del río que da nombre al valle, ojalá silencio y solo ver las sentencias de los místicos que los frailes han dejado en las piedras. Ojalá hubiesen dedicado el esfuerzo a enseñar la vida de cada convento (cada uno de ellos vive de forma muy diferente y, sin embargo, por el documental parecen todos iguales y solo puedes intuir las diferencias en algunos planos). Ojalá.... Como siempre, la mayor carencia del cine actual es el guión, y ahí "Libres" se queda solo con el notable y no llega a la matrícula de honor que sí logró en la fotografía.

En cualqueir caso: estamos de enhorabuena.

Pues yo esperaba una película como la original: entretenida, mucha acción, efectos especiales, sin mayores pretensiones y con un guión muy de cómic. En fin, esperaba una buena película para pasar el rato.

¿Y qué es lo que da? Pues todo esta ahí, salvo que el guión es horrible. Personajes inaguantables, un villano de pena, y una primera hora aburrida. Las escenas de acción son entretenidas (como la última media hora) pero el resto es para olvidar. Estás deseando que se ponga la armadura para que todos callen un poco. En palabras de los críticos que cita filmaffinity: "una historia mal llevada.", "insustancial", todo "reiterativo" y "tedioso".

Una lástima, ¡a ver qué tal la siguiente con los vengadores!

Esta en una muy resfrescante película (el calificativo documental está muy mal puesto) compuesta por una serie de cortos sin mayor nexo que estar rodadas en París y tratar el amor como tema. Disfrutarás realmente con ella de un género poco habitual para el gran público como el de los cortos. A pesar de ello, nunca te sientes perdido por el gran numero de cortes, y sin embargo las dos horas de película pasan volando. Altamente recomendable

No te dejes llevar por referencias como Amelie o Largo domingo de noviazgo. Es también muy buena, pero no se parece en nada a ellas.

Película Parecida: Quizás Love Actually, pero esta es muy diferente y notablemente mejor.