El director John Carney, es esa clase de autores con un sello propio y que parece estar especializado en subgéneros cinematográficos concretos, si trasladamos aquí títulos como la envolvente Once (2006) y la muy correcta Begin again (2013) podemos deducir claramente que el irlandés se pirra por las películas "indies" que giran en torno a la música contemporánea.

En esta ocasión, con Sing street, el director se inclina por la misma fórmula que tanto reconocimiento le ha dado en sus anteriores films de corte musical. Nos trasladamos a una Irlanda azotada por la crisis de mediados de los años 80. (Sí amigos, los 80 de nuevo en tu puta cara)

Connor, un chico de familia de clase media venida a menos, comienza una nueva vida en un nuevo instituto católico, chico conoce chica moderna, chico se inventa una trola de que tiene una banda para conquistar chica...Y aquí ase inicia el nudo de la película...

La película está trufada de claras referencias a la cultura musical y tribus urbanas de esa época, los nuevos románticos, la new wave, el post-punk, Duran Duran, A-Ha, David Bowie, The Cure, Culture Club, Spandau Ballet, Depeche Mode...


La película a pesar de su previsible guión, funciona como una maquinaria bien engrasada gracias a su gran banda sonora, la recreación fidedigna de una época y al sentido del humor que está presente durante todo el film, incluso la trama romántica que a veces tanto me rechina se sobrelleva dignamente.

Como punto negativo, es la tendencia del director John Carney en cerrar mal sus películas, en edulcorar quizá demasiado sus tramas, alejándolas de un tono más realista, a pesar de que tiene ciertos momentos dramáticos.

No obstante, Sing Street es una buena película de un tipo al que le gusta y le profesa un amor sincero a la música.

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Joe Begos (Bliss, Casi humanos) es un realizador estadounidense de la nueva hornada de directores posmodernos que miran con una visión condescendiente pero a la vez cariñosa a ese cine sucio y de serie B de finales de los 70 y principios de los 80, en VFW, vemos claramente las referencias al cine de John Carpenter de este director con pretensiones artístisticas. Tenemos esa banda sonora incidental de sintetizador tan característica, la fotografía granulada donde los neones de colores inundan todo el metraje y la exageración de la violencia hasta límites casi caricaturescos.

Tenemos unos veteranos de guerra que se atrincheran en un bar, asediados por una horda de punkarras y gente de mal vivir que quiere acceder al local de los veteranos porque por cosas del destino, una chica ha robado toda la droga a un dealer del barrio y se ha escondido en el lugar menos indicado para los malos. Estos viejos combatientes no les van a recibir, ni mucho menos, con los brazos abiertos. Las referencias a películas como "Asalto a la comisaría del distrito 13" o "El príncipe de las tinieblas" del maestro Carpenter son innegables.

El elenco de viejas glorias del cine de los 80 y los 90 que estaban algo olvidadas, no puede ser más acertado: William Sadler (La Jungla 2, Cadena perpetua), Martin Kove (Karate Kid, Rambo: Acorralado), Fred Williamson (Abierto hasta el amanecer), David Patrick Kelly (Comando, El cuervo) y un Stephen Lang (Avatar, No respires) en estado de gracia.

VFW, (Que son las siglas de Veteran Foreign Wars), es un thriller de acción bastante entretenido, donde la ultraviolencia, la sangre a borbotones y los one-liners están puestos al servicio de un guión simple pero efectivo. Todo ello, en un producto posmoderno de Serie B con pretensiones artísticas y estilistas como ya viene siendo tendencia en el cine contemporáneo y podemos comprobar en películas como: The Guest de Adam Wingard, Mandy de Panos Cosmatos o las dos recientes cintas de S. Graig Zahler: Brawl in cell block 99 y Dragged across concreted, estas dos últimas, bebiendo de las fuentes del thriller de los años 70. Pero con unas premisas calcadas. En definitiva, que no se la pierdan, porque es mandanga de la buena.

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Me va a costar iniciar esta crítica teniendo que admitir, sin ningún tipo de dudas que nos encontramos ante la película más floja de la filmografía de mi adorado Quentin Tarantino. Lo cual tampoco quiere decir que sea una película abominable ni mucho menos...

Sí amigos, seré breve, no como el bueno de Quentin, que suele mostrarse en ocasiones poco benévolo con sus espectadores, alargando el metraje de sus cintas innecesariamente.

En Los odiosos ocho, nos encontramos con los característicos ítems de las películas de Tarantino que le han hecho ser el director de culto que es a día de hoy, podemos encontrar en esta cinta sus vicios inherentes: Los excesivos guiones plagados de verborrea vacía y banalidad, los "speechs" que no conducen a nada, sus excéntricos personajes hijoputescos y miserables, su cuidado gusto por las piezas musicales, su siempre recurrente uso de la violencia y su inseparable muso, Samuel L. Jackson, soltando tacos y hablando de pollas grandes de negros.
En esta ocasión, Tarantino, sabedor que una de sus armas más poderosas son sus alambicados guiones, ha querido chuparse la verga el mismo y ha encerrado a sus personajes en una cabaña para hacerlos interaccionar hasta el hastío, forzar la máquina y aumentar la tensión hasta que se produzca el inevitable estallido de violencia que llevará a todos sus personajes a un final que todos nos imaginamos desde un principio. Para que nos vamos a engañar...

Tarantino nunca ha ocultado cuales son sus fuentes de inspiración, donde uno no sabe donde acaba el homenaje y empieza el plagio y en esta ocasión, no duda en mostrarnos de que nos encontramos ante una novela de Agatha Christie o un clásico juego del Cluedo.

La película se muestra perezosa y no termina de arrancar el entusiasmo del espectador hasta el tercer acto, es entonces cuando vemos que la cosa remonta, no obstante, tras el visionado del film no veo en ella grandes dosis de genialidad, se muestra como una ejercicio correcto y entretenido de hacer cine, una película plana, rodada con el piloto automático, pero ni un atisbo de ese gran talento que tiene Quentin Tarantino.

No obstante, esta última película, termina de confirmarnos lo que nos temíamos, que Quentin Tarantino es más negro que Spike Lee. Si se mantiene en su promesa, estamos a dos películas de terminar con las 10 de Tarantino. No le queda nada. Esperemos que se esfuerce más en la siguiente

Hay algo en la película It follows que la hace diferente a la par que inquietante, será por su excelente fotografía, por su acertada banda sonora que perturba al espectador, por su inequívoco aire a cinta indie de bajo presupuesto...

La cinta de David Robert Mitchell supone un aire fresco al denostado cine de terror, un género cinematográfico que nunca dejaré de creer en él a pesar de producciones mediocres y lugares comunes mil veces vistos en esta difícil y encorsetada disciplina.

It follows ha logrado inquietarme realmente en algunas escenas realmente, es esa clase de terror irracional y pertubador a lo desconocido, alejado de toda clase de sustos efectistas, es un terror más sutil... Imagina a alguien que se te acerca desde lo lejos directamente hacia tí, en silencio y con intenciones nada claras.

It follows esconde mucho más que eso, es un excelente retrato social de la juventud norteamericana alejada de todo los clichés, una metáfora del aislamiento y la sociedad individualista que me retrotrae a la novela gráfica: Agujero negro de Charles Burns.

Bravo! Viva el Cine de terror independiente, porque nos siga contando buena historias

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Ya sabemos de sobra lo que suele pasar entre las expectativas y resultados de algo: La decepción, o al menos no la suficiente satisfacción esperada.

Esta norma se cumple sobradamante en Boyhood, la nueva (y aclamada) película del (también aclamado) director Richard Linklater, he de decir, que ciertamente, este director tampoco me ha emocionado sobremanera con sus películas de culto Antes del...amanecer, atardecer, anochecer, protagonizadas excelentemente por Julie Delpy y su actor fetiche Ethan Hawke, o con su filosófica Waking Life.

También he de reconocer el admirable trabajo realizado por este director en el terreno de los planos-secuencia y sus potentes guiones.

Centrándonos en la película Boyhood (Momentos de una vida) quiero resaltar su original, ambicioso y elaborado proyecto de película rodada en 12 años, es la primera vez en la historia del cine que una producción cinematográfica así se dilata en el tiempo, por ello, esta película merece ser incluída en los anales de la historia por ello.

Pero, parece ser, que el bueno de Richard Linklater, esforzándose más por la veracidad y autenticidad de sus personajes, pareció olvidarse de contar una historia, que para eso está el cine..O al menos una historia decentemente interesante, durante sus casi tres horas de metraje, sólo vemos una sucesión continua de escenas cotidianas, el manejo de las elipsis temporales es atropellado y detrás de todo ello, la más absoluta nada.

Quizá la intención del director era simplemente narrar el paso de la niñez a la adolescencia de una manera veraz, del devenir de la vida, cine costumbrista y esas cosas, pero que quereis que os diga, ese planteamiento está muy bien sobre el papel, es arriesgado y visionario por su parte, pero el resultado es plano y monótono.

Aunque tal vez...al fin y al cabo así es la vida, monótona, donde todo discurre sin grandes sobresaltos, nuestra vida en definitiva ¿O no?

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