Una excelente idea da vida a la madre de muchas comedias de la actualidad con un guion candente e hilarante de inicio a fin, resultando imposible que el espectador sea indiferente. Garantiza más de una hora y media de entretenimiento, y eso se agradece devotamente. Sin embargo, el desenlace se muestra algo caótico por la necesidad de dar un final feliz y con triunfo pasional.

Scout, una mujer adulta crecida en una pequeña ciudad de Alabama, cuenta su historia de niñez, donde es testigo de una sentencia sesgada por prejuicios racistas.

Con excesiva maestría, Robert Mulligan juega con la forma de hacer cine. Combina con soberbia distintos estilos para servirlos en un plato propio de un perfecto manjar. Y aunque la historia dé una vuelta completa para demostrar la justicia del cielo, todo el andamiaje permanece fuertemente en pie y queda grabado en la memoria para siempre. Hermosa hasta el final.

Kaji, un hombre joven, para evadir el servicio militar, acepta la supervisión de un campo minero, en donde abunda el abuso de la fuerza física hacia los obreros. Pero Kaji, un adalid de los derechos humanos y quien cree que un verdadero hombre pugna por la libertad de todos, no consiente este trato y termina enfrentado a sus colegas y a los altos mandos. Kaji es un verdadero acierto en el retrato del hombre que cree fielmente en una justicia “justa”. Y es la historia del humanista la que mueve y mantiene en pie durante más de tres horas la primera entrega de tres de esta serie, que puede tornarse tediosa pero cuyo resultado justifica la espera.

Hermoso film que retrata la lastimosa suerte de los habitantes de una aldea que constantemente se ve azotada por un bando cuantioso de forajidos. El mayor hombre de la aldea sugiere contratar a un grupo pequeño de samuráis para ser defendidos ofreciéndoles a cambio muy poco. Con gran lucidez, Akira Kurosawa acierta en el relato de esta proeza samurái; así como en la concepción del espacio rural y en la referencia a una cultura. Muy pocas veces el relato de una guerra produce tanto deleite ni hace sufrir tanto al espectador quien clama justicia.

Blanche, una mujer que idealiza una vida perfecta, rodeada de las mejores cosas y de las mejores personas, se ve forzada a aterrizar. Lo hace en la vivienda de su hermana, Stella, quien vive con Stanley, un hombre rudo y altanero que no soporta la estupidez de Blanche. Vivien Leigh, la misma Blanchet, su protagonista, lleva con soberbia el barco que es Un tranvía llamado deseo, personificando con majestuosidad el síndrome de la reina caída en desgracia. No obstante, el trabajo del elenco en pleno no es menos majestuoso. Todo nos invita a pensar a que estamos jugando cada uno en este espacio llamado mundo y hasta qué punto el orgullo nos separa de la realidad. Obra clave sobre los trastornos de la personalidad.