Nolan parte de una premisa sencilla (objetos que viajan hacia atrás en el tiempo dentro de una realidad que avanza linealmente hacia delante), y desde ahí desarrolla una historia de estructura especular que debería ser trepidante, pero que falla a la hora de explicar al espectador lo que está sucediendo en pantalla. Memento o Inception muestran la misma densidad conceptual (si no más), pero son claras en su exposición; aquí, sin embargo, Nolan parece olvidar que no basta con que las cosas tengan sentido en su cabeza.

Como consecuencia de ese nulo interés del cineasta en hacer la trama comprensible para la inmensa mayoría de quienes la estamos viendo, el público se desdobla (como las realidades tras una "paradoja del abuelo") entre aquellos que se contentan con disfrutar de la pirotecnia y los que asistimos con la ceja levantada a un sinfín de escenas de acción cuya razón de ser desconocemos. Lo peor no es que cueste seguir la trama, sino que a los 40 minutos ya te da exactamente igual lo que te está contando.

La primera película fallida que le conozco a este realizador.

‘Joker’ no es una película perfecta, pero es una película llena de aciertos. El mayor de todos ellos (y no descubro nada) es la interpretación de Joaquin Phoenix. No entiendo las críticas que dicen que construye a su Joker dejándose llevar, entregándose a la sobreactuación. Me parece, más bien, una interpretación muy medida, manteniendo al personaje constantemente al filo del abismo, como una espita a punto de saltar... Hasta que el dique cede. Especialmente brillante es la deriva que logra darle al personaje cuando abandona la medicación y se vuelve paulatinamente más lúcido y cruel. Podrá gustar más o menos, pero ‘Joker’ es una película muy difícil de ignorar.

Si aterrizas en 'Vengadores: Endgame' como un marciano, siendo un espectador completamente ajeno al Universo Cinematográfico Marvel, te encontrarás con una magnífica película de aventuras llena de aciertos y con algunos altibajos; cine gozoso y desinhibido, como Hollywood apenas recuerda hacer. Ni siquiera es necesario contar con los referentes, es evidente que estás ante la culminación de algo muy ambicioso y es fácil comulgar con lo que sucede en pantalla. Pero si eres un seguidor de la saga, si entraste en este universo narrativo con 'Iron Man' y has seguido a lo largo de una década el desarrollo de los personajes, si los sientes como tuyos, estás sencillamente ante una experiencia como pocas veces vas a vivir en una sala de cine. Hablaremos de 'Vengadores: Endgame' dentro de unas décadas como hablamos ahora del "no puedes pasar" de Gandalf o del "Luke, yo soy tu padre". Es la nueva mitología popular, la épica de los cantares de gesta en el siglo XXI.

Una película rodada con descaro, cinismo e insospechadas dosis de humor negro. Es evidente que Adam McKay, director y guionista, no pretende perfilar un retrato caritativo, ni siquiera objetivo, de Dick Cheney. Está describiendo un monstruo y no escatima artillería; pero también es evidente que una simple descripción de los hechos no hubiera dejado mucho mejor al personaje. Al final queda la amarga constatación, una vez más, de que las personas que suelen acceder al poder son las más ambiciosas y despiadadas. Las menos indicadas para ostentarlo.

Una película incongruente con esta época de blockbusters rodados con plantilla. De algún modo, al director y a los guionistas les han permitido usar al superhéroe más icónico de Marvel para rodar una comedia de ciencia ficción que rompe con todo lo visto en el cine de superhéroes. Apabullante a nivel visual, cómica y dramática, por momentos adolescente y a ratos inesperadamente adulta. El placer se multiplica si eres capaz de apreciar las referencias, pero ni mucho menos son imprescindibles. Una película rara y maravillosa. Imprescindible.