Wes Anderson. Creo que la definición más acertada para este señor es 'autor'. Todas sus películas tienen su estilo característico, que las hace diferentes de cualquier otro director.

En esta ocasión se trata de una película de animación, técnica stop motion en concreto. Y a pesar de ser una manera tan diferente de hacer cine que la convencional, sigue teniendo esa esencia, esencia con la que sabes que estás viendo una película de Wes Anderson.
La historia muestra a unos perros humanizados, en gran parte por las espectaculares voces de doblaje donde el reparto vale quilates (ni se os ocurra verla doblada al castellano), y unos humanos animalizados que hablan en japonés sin subtitular, lo que hace al espectador ponerse más aún si cabe en la piel de los perros. Todo esto acompañado de una banda sonora espectacular y el humor sofisticado de Wes Anderson siempre presente tratando temas tan complicados como el animalismo, el ecologismo, la corrupción o incluso el racismo.
Por poner algún punto negativo diría que en algún momento decae en ritmo pero a pesar de esto se hace bastante corta.
En definitiva, este director no decepciona y ya tengo ganas de ver su próxima película.