Sin sorpresas porque el listón de Nolan es insuperable. Con él es ir al cine para saber que en los próximos días te dejarás los sesos pensando que acabas de ver e intentando recordar las piezas de un puzzle sensacional. Los puentes de Nolan entre realidad y ficción, que propone explicaciones que aunque pecan de fantasía, no parecen demasiado distópicas, comunican la mente del director con nuestro mundo, y está claro que no pertenecen a la misma realidad. Aunque no sea especialmente explicativa de fenómenos físicos, las sutiles menciones a esta ciencia provocan un interés espectacular en la materia y hacen de esta obra maestra un film con un cierto (y muy limitado) contenido educativo. No se quedan atrás las actuaciones, en especial John David Washington y aunque la banda sonora está a años luz de otras películas del mismo tipo, tampoco es especialmente horrible.

Simplemente, una obra maestra. No es tan común que las películas envejezcan bien, pero origen es como un buen vino. Una trama muy original en tiempos en los que guiones verdaderamente inéditos escasean. Una progresión temporal que, aunque no especialmente innovadora, consigue cautivarte y enseñarte cada cosa que necesitan saber en el tiempo justo. La idea original es sin duda lo más especial, consiguiendo que una película de trama contemporánea , con los adecuados recursos, pueda convertirse a la vez en una increíble ciencia ficción. Un punto a destacar para mí es el especial simbolismo que maneja y la espectacular imagen. Destaco el papel de Joseph Gordon-Levitt, que está especialmente sensacional en este largometraje, sin olvidarme de Leonardo DiCaprio. Y no menos importante es la BSO, sin duda una de las mejores, me atrevería a decir, de siempre, al nivel de clásicos del S.XX, con ese toque electrónico que introduce Zimmer en sus creaciones.

Intenta lo que muchas y lo consigue. Verla es reírte por primera vez hasta que te duele todo. Una comedia que explota los estereotipos permitibles y permite pasar los los demás de pies puntillas, elevando los personajes a lo absurdo a un nivel nunca antes visto. Si reírte hasta lo extenuarte con ella es su gran fortaleza, tampoco nos debemos olvidar de unas actuaciones espectaculares. Hablar de ocho apellidos vascos no tendría sentido sin hablar de Dani Rovira, que hizo el mejor trabajo de su carrera sin duda, sin desprestigiar a los demás.

Sentimientos encontrados por un género no aclarado. Desde luego como comedia no vale demasiado: pocos chistes inesperados. Quizás ha envejecido mal y hay bromas que hace 7 años eran válidas, ahora no molestan pero no son especialmente cómicas. Ni siquiera me ha resultado lo suficientemente entretenida como para verla entera por primera vez. Eso sí, elenco muy decente en general, en especial Martiño Rivas.