¿Por qué ese afán de mostrarles a los niños un mundo perfecto donde todo al final se resuelve y todos vivimos felices por siempre? Ese es el principal problema con 'Wonder' la nueva película de Stephen Chbosky protagonizada por el magnífico Jacob Tremblay y acompañado por Julia Roberts y Owen Wilson.

Auggie Pullman es un niño de 12 años que está a punto de cursar el quinto grado en una escuela de verdad después de recibir prácticamente toda su educación en casa por parte de su madre, interpretada por la mujer bonita, Julia Roberts, quién ha decidido que es momento de que Auggie salga al mundo y comience a interactuar con los niños de su edad, aunque en el fondo es algo que le aterra ¿Por qué? Porque Auggie no es un niño como cualquier otro, ya que después de 27 operaciones su apariencia es lejos de ser la más normal debido al 'Síndrome de Treacher Collins' que padece, cuya principal característica es la deformidad del rostro. Pronto nuestro protagonista se enfrentará a las miradas de decenas de niños, algunos curiosos y otros sumamente crueles, en una lucha por demostrar que lo verdaderamente importante es lo hermoso de nuestro interior y las cosas buenas que podemos hacer por los demás.

En una época donde el bullying ha reinado los colegios de prácticamente todo el mundo
'Wonder' se convierte en una película eficaz para un público infantil que necesita de lecciones sobre la diferencia y la tolerancia pero sobre todo, el respeto. Nos invita a la reflexión y a revivir nuestros años de escuela ¿quién no recuerda lo aterrador del primer día de clases? Nos habla sobre el miedo que alguna vez todos tuvimos como niños, miedo al '¿Qué van a pensar de mí?' '¿Tendré amigos?' '¿Les agradare?' pero a través de los ojos de un pequeño que tiene las cosas aún más difíciles que cualquier otro.

Jacob Tremblay lo vuelve a hacer, nos regala un actuación digna y muy respetuosa, no esperábamos menos desde 'The Room' del 2015 dónde demostraba ya lo buen actor que es. Julia Roberts interpreta a una madre interesada por el futuro de su hijo pero a la vez decidida a que el mundo lo acepte tal y como es a pesar de lo duro que pueda parecer. Owen Wilson es quizá esa parte innecesaria en la historia, ya que se convierte solo en el colchón cómico de la cinta para amortiguar los momentos más melodramaticos con algo de comedia. El resto de los actores lo hacen bastante bien como es el caso de la hermana mayor, interpretada por Izabela Vidovic, pero quizá la sorpresa del reparto esta vez fue Noah Jupe, quien interpreta al mejor amigo de Auggie, Jack Will, tal vez uno de los personajes más nobles de la cinta que con su momento de redención nos hace recordar a Charlie de 'Las Ventajas de Ser Invisible', película que por cierto también fue dirigida por Stephen Chbosky.

La primera parte de la película mantiene un tono alejado del chantaje emocional al que pudo haber recurrido para garantizar empatía con el espectador desde el minuto uno, en lugar de eso nos ofrece la oportunidad de abordar la historia no sólo a través de los ojos del protagonista sino tambien de las personas que le rodean, como su madre, su hermana y su mejor amigo, sin embargo, el recurso se viene abajo al momento en el que personajes verosímiles como la mejor amiga de la hermana, Miranda, interpretada por Danielle Rose Russell y el chico 'Bully', Julian, interpretado por Bryce Gheisar, hacen acto de presencia en un afán por disminuir el drama y la atención en el personaje de Tremblay.

El problema de 'Wonder' toma lugar en la segunda mitad donde las complacencias y los recursos de lo políticamente correcto llenan la pantalla. Las situaciones se vuelven predecibles y blandas, contradiciendo el argumento expuesto en los primeros 45 minutos. La historia va cerrando en lugares comunes y en momentos demasiado irreales y fantasiosos, rayando en lo extremadamente cursi y efectista, algunos ejemplos de esto los podemos ver en las motivaciones de la mejor amiga, en el 'castigo' del antagonista pero sobre todo en el final, donde todo lo planteado se destruye por completo y se convierte en una película demasiado americana como para funcionar de manera universal.

'Wonder', apuesta por lo seguro y se convierte en un discurso utópico de aceptación, en donde pareciera que el mundo es un lugar lleno de buenas personas las cuales solo necesitan de un empujón para saberlo. La verdad es que dista bastante de lo que pasa en la vida real, se aleja por completo de las historias de suicidio y violencia que han sido expuestas en los últimos años y excluye a los niños de la crueldad de su actuar, la cual muchas veces es mucho más intensa que en el mundo de los adultos. Es por esta razón que la película toma una postura cobarde al querer exponer la realidad de la sociedad americana en el terreno infantil a manera de cuento de hadas con el propósito de no perturbar a los niños, ¿es en realidad esta la manera correcta de concientizar? ¿Maquillando la realidad con dosis enormes de positividad? El mundo está muy lejos de ser un lugar agradable y complaciente y no es necesario tener el rostro desfigurado para darse cuenta, sería bueno desde niños saberlo para tratar de hacerlo un sitio menos duro.

Un cuento de hadas y una carta de amor al cine de los años 40, reforzada con lo mejor de 'Amelie' 'La Bella y la Bestia' 'E.T' y 'King Kong', así podría describir 'The Shape Of Water' la ovacionada película de Guillermo Del Toro, la cual ya se ha hecho del León De Oro en el pasado Festival de Cine de Venecia y posiblemente con más de un Oscar en la próxima ceremonia programada para el mes de marzo.

Del Toro nos sumerge en un mundo lleno de fantasía desde la primera secuencia, la cual marca el tono de la película, una fábula romántica sobre la diferencia y la soledad, donde habita Elisa, interpretada entrañablemente por Sally Hawkins, una empleada del aseo de unas intrigantes instalaciones ‘secretas’ de los Estados Unidos. De apariencia cándida e inocente, Elisa empatiza con el espectador de manera casi inmediata, sobre todo por ese encanto irresistible que nos hace recordar a la ya mencionada ‘Amelie’ del francés Jean-Pierre Jeunet. Quiza parte de ese encanto magnético se deba a la peculiaridad del personaje de Hawkins, ya que es una mujer muda.

La rutina monótona y mecánica de Elisa será interrumpida rápidamente debido a la llegada de una extraña criatura (interpretada por Doug Jones) a las instalaciones donde trabaja, la cual es víctima de crueles torturas por parte del jefe del proyecto del que es parte, interpretado por Michael Shannon. De manera casi instantánea Elisa empieza a sentir una conexión especial con la criatura, mitad pez mitad hombre, por lo que pronto buscara la manera de sacarlo de ahí y salvarlo de su inminente destino, la muerte para fines científicos. En esta travesía le acompañan el solitario Giles, interpretado por Richard Jenkins, un hombre homosexual obsesionado con el evidente paso del tiempo y por Zelda, interpretada por Octavia Spencer, una mujer negra atada a un matrimonio vacío y caótico.

Con una puesta en escena dónde predominan los colores verdosos y azulados, 'The Shape Of Water' alude a la nostalgia y a la ilusión, todo enmarcado en una historia de amor inocente y pura. En momentos pareciera una película de espionaje americano clásico (Véase en la intervención del doctor ruso infiltrado, interpretado por Michael Stuhlbarg) Del Toro sitúa su historia en plena Guerra Fría por lo que el ambiente está más que perfecto para evidenciarlo. A su vez, la cinta escrita por el mexicano y Vanessa Taylor, retrata la atmósfera de la época, dónde es evidente el racismo, la homofobia y la discriminación. Utiliza de manera metafórica la figura del monstruo como una oda a la diferencia y al miedo que aún despierta en la sociedad el ser distinto al resto.

Sin embargo, y pese a lo magnífico de su propuesta visual, 'The Shape Of Water' se encuentra lejos de ser perfecta. El tratamiento del guion expone una serie de incongruencias y situaciones absurdas siendo posiblemente el único y principal fallo de la película. Aunado a esto, la carencia de matices en los personajes que se nos presenta enfatiza de manera más pronunciada la forma en que debe ser tomada la obra, como un 'cuento de hadas' donde los buenos son extremadamente buenos y los malos extremadamente malos. Aunque precisamente eso es lo que evita que la película se desmorone en el intento y funcione perfectamente aún así.

'The Shape Of Water' nos habla sobre la soledad de los marginados y su desesperada búsqueda por sentirse comprendidos en un mundo donde el rechazo y la crueldad se han convertido en sus verdugos. Evidencia lo grotesco y lo degenerado del modelo clásico y aspiracional de la familia americana, véase el caso de Richard (Michael Shannon) pero sobre todo aboga por el amor puro y verdadero en cualquiera de sus formas, en este caso e irónicamente tiene forma de agua por la naturaleza de sus protagonistas, puros y transparentes como el agua misma.

Alexandre Desplat logra crear una atmósfera sonora más que adecuada, realmente es como si escucharamos el agua en las secuencias más bellas de la película, sobre todo en la parte final ¡Maravilloso!. Dan Laustsen desde el primer plano nos advierte de lo poético y bello que veremos en la fotografía, la cual es sin lugar a dudas elegante y contenida, en conjunción con la música deleintante a sobremanera.

'The Shape Of Water' es un ejercicio enternecedor sobre aceptación y romance. Se nota el amor de Guillermo Del Toro en cada fotograma, en entrevistas ha mencionado que pensó en esta película desde los 6 años, imaginen a un niño de esa edad contando una historia de amor entre un monstruo y una mujer, realmente mágico, se nota la innocencia con la que fue escrita. El reparto destaca por lo memorable de sus actuaciones, Sally Hawkins, Michael Shannon, Octavia Spencer, Richard Jenkins y Michael Stuhlbarg, perfectos.

Posiblemente si omitieramos los fallos con los que cuenta, el resultado final sería aún mejor y mucho más coherente, sin embargo, esto no evita el poder disfrutar la cinta. Aunque se encuentra por debajo de películas como 'Three Billboards Outside Ebbing Missouri' 'Call Me By Your Name' y 'Dunkirk' (su competencia de este año) 'The Shape Of Water' podría ser quizá la película más destacada de Guillermo Del Toro desde 'El Laberinto del Fauno', una propuesta emocional que te hará suspirar más de una vez por lo bello de su escencia, sin lugar a dudas vale mucho la pena verla.

Las fiestas al fin terminaron por lo que la cartelera muy pronto le dirá adios a esos títulos de la temporada navideña y dará paso a los estrenos que en verdad hemos estado esperando con ansias, pero no sin antes dejar algunos títulos interesantes como el caso de la nueva película protagonizada por Hugh Jackman después de la muy connotada Logan, The Greatest Showman o como fue traducida en Latinoamérica, 'El Gran Showman' cinta que se planta más en el terreno de los musicales, nos cuenta la historia de P.T. Barnum, el padre del entretenimiento norteamericano quién en verdad existió. A lo largo de 105 minutos y de una variada muestra de números musicales, el director Michael Gracey nos hace testigos de las peripecias por las que el protagonista pasa desde la infancia para poder estar con la mujer de sus sueños, quién evidentemente pertenece a una clase social en la que él se encuentra lejos de existir; Sin embargo el valor y la dedicación de Barnum harán que sea el hombre 'digno' que la burguesía de aquella época tanto reclamaba. Barnum es pintado como un emprendedor nato con esa chispa de soñador inquebrantable al puro estilo de Disney, vemos como pasa de ayudante de sastre a ser propietario de museos y espectáculos de excentricidades, estableciendo la cultura del entretenimiento americano, pero ¿quién fue realmente este hombre?

Al investigar un poco sobre la vida y obra de nuestro protagonista podemos encontrar de manera casi inmediata la verdadera cara de la historia, la cual se encuentra muy lejos de la que se expone en 'The Greatest Showman' poco (nada) se habla sobre su faceta de explotador con sus trabajadores o su 'bien intencionada' lucha por la abolición de la esclavitud. Se omite que gracias al calificativo de ‘rarezas’ con el que vendía su show, fue también uno de los principales promotores del racismo y la segregación social sobre los afroamericanos, pero sobre todo olvida el sentido mercantil que le dió a las personas que prometió proteger y hacer brillar ante quienes los obligaron a permanecer en la oscuridad, ignoran lo cruel del verdadero Barnum quien no lo pensó dos veces antes de exhibir ante el público la disección del cuerpo de uno de sus 'amados freaks' cobrando la entrada a 50 centavos.

Así que el P.T. Barnum bordado por Jackman, el héroe inmaculado que buscan construir para el espectador, dista mucho del Barnum real, es por esta razón que la película no pasa de ser una oda chantajista al progreso ejecutada de una manera cursi y simplista que adornada con todo el glamour de un espectáculo de Broadway no hace más que esconder sus carencias.

El planteamiento desde el inicio es predecible y nada novedoso, niño pobre se enamora de niña rica, padres se oponen. Niño crece y se reivindica ante quienes lo subestimaron en el pasado. No existe ningún personaje sobresaliente además del de Jackman.

Zac Efron lo hace bien, todos sabíamos que contaba con cualidades para el canto y los musicales, sin embargo su personaje es innecesario y completamente absurdo desde sus motivaciones hasta su culminación, el típico niño rico que odia ser niño rico. El romance con el personaje de Zendaya es de las cosas más incómodas que he visto, incluso sus besos se ven bastante irreales. Hablando de Zendaya, su personaje no aporta absolutamente nada a la trama, existe solo para crear una subtrama que conecte con el co-protagonista y que mejor manera que siendo el interés romántico del mismo. Definitivamente olvidable e infumable. A pesar de todo esto, todos lo hacen bastante bien si tomamos en cuenta que el guion no les daba para más. A Hugh Jackman, Zac Efron y Zendaya se les suman Michelle Williams y Rebecca Ferguson en los papeles principales.

Lo verdaderamente destacable de 'The Greatest Showman' es sin lugar a dudas lo espectacular de su puesta en escena, coreografías impecables y llenas de color, canciones muy buenas que incluso podrían funcionar en la radio, todo esto gracias a la intervención de Benj Pasek y Justin Paul quienes fueron responsables de la música de LA LA LAND (Demien Chazelle, 2016). Una ambientación adecuada y una duración correcta.

'The Greatest Showman' no es más que eso, el espectáculo de un hombre ambicioso por la búsqueda del reconocimiento y el prestigio a costa de lo que sea disfrazado con la clásica máscara de 'persigue tus sueños y nunca te rindas'. Es innegable lo imponente de sus escenarios y lo manifico de las ejecuciones musicales; sin embargo la historia no es más que un collage de situaciones que han sido vistas miles de veces, la película carece de originalidad y precisión histórica aunque muy probablemente no era el cometido de sus creadores. Ya que desde el primer minuto queda en evidencia la intención de la cinta. Sorprender y entretener.

En el mundo de los musicales lejos se encuentra de ser de los más entrañables. Dista bastante de producciones como 'Singing In The Rain' 'Chicago' 'Moulin Rouge' 'Cabaret' 'Hairspray' 'Mamma Mia' o incluso la misma 'La la Land' las cuales son ya unos clásicos.

Para poder hablar de ‘120 latidos por minuto’, la cinta dirigida por Robin Campillo y galardonada con el ‘Gran Premio del Jurado’ en la última edición del Festival de Cine de Cannes, es necesario remontarnos a principios de los años noventa y hacer alusión a uno de los movimientos sociales más importantes en la lucha contra el SIDA, ACT UP. La AIDS Coalition to Unleash Power (Coalición del sida para desatar el poder), fue un movimiento dedicado al activismo social fundado en 1987 en New York, con el propósito de hacer saber a la sociedad sobre la pandemia del sida en aquellos años y sobre la gente que la padecía, quienes poco a poco morían por la nula acción del gobierno por establecer políticas publicas capaces de frenar dicha situación. El principal objetivo de estas manifestaciones estaba encaminado a conseguir legislaciones favorables, promover la investigación científica y la asistencia a los enfermos hasta conseguir todas las políticas necesarias para obtener una mejor calidad de vida para quienes padecían este virus, así como la cura definitiva de la enfermedad.

Campillo, se enfoca en el desarrollo de ACT UP tres años después de su fundación y con ‘sede’ en Francia, donde la situación no es precisamente diferente a la vivida en América. Un grupo de jóvenes activistas infectados con el virus del sida, deciden hacerse notar ante el olvido del gobierno llevando a cabo acciones simbólicas con el objetivo de despertar a la sociedad francesa, haciéndoles ver que no es solo un problema de homosexuales, vagabundos y prostitutas y que la desinformación podría convertirse en la principal causa de muerte para todos.

Sean, uno de los miembros más activos, comienza a sufrir de manera más agresiva los estragos de la enfermedad, mientras se enamora de uno de los miembros del grupo, el cual curiosamente no está infectado pero comparte los mismos ideales que el resto, poco a poco su cuerpo se va deteriorando al igual que su relación con los demás integrantes debido a la falta de resultados de las acciones implementadas por ACT UP y por la desesperación al tratar de encontrar alguna esperanza por sobrevivir.

‘120 latidos por minuto’ es cine social y político; tal vez muy ruidoso y poco sutil para el espectador promedio. Una cinta que a lo largo de su desarrollo delata la irresponsabilidad de distintos organismos e instituciones que en su momento dejaron morir a cientos de personas por considerarles ‘ciudadanos de segunda’. Enfrenta a las grandes farmacéuticas de la época y su ineficiencia en la búsqueda por frenar las muertes que día a día incrementaban de manera exorbitante. Deja en evidencia el papel que jugaron los medios de comunicación en su omisión de la verdad y alude a la insensibilidad de los dirigentes políticos de aquellos años, quienes poco se preocuparon por hacer algo verdaderamente útil al respecto.

Es evidente la intención de Campillo al exponer este tipo de problemáticas ante una generación que pareciera ajena a estas. Aboga por una memoria social y establece una comunicación con las audiencias jóvenes con una trama cargada de sensibilidad y crudeza. El francés, quien participó en las manifestaciones de aquellos años en la vida real, muestra un panorama desolador y cruel, no maquilla nada de lo que expone en pantalla y plantea un historia de amor dentro de un escenario donde pareciera que es lo último que encontrarías.

Se abordan temas relacionados con la exclusión, la homofobia y la desinformación sobre la salud sexual. El director aborda dichas problemáticas reforzando lo real de la situación con escenas largas de diálogos extensos y confrontaciones que dejan ver lo grave del asunto. Hace alusión a la energía y a la rabia por sobrevivir. Invita a los espectadores más jóvenes a no dejar en el olvido la lucha que hubo antes. En definitiva un ejercicio sobre humanidad que vale la pena ver por lo menos una vez.

Con unas actuaciones, donde destaca lo joven de su elenco, se perfila fuertemente para conseguir una nominación al Oscar como 'Mejor Película Extranjera' representando a Francia. Será en marzo cuando sabremos si logra arrebatarle la presea dorada a 'The Square' la gran favorita representando a Suecia.