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Críticas de Polimnia
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Críticas 49
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
30 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película con un espíritu increíble, y no es de mi agrado ser crítica, pero toda esa alma que contiene no sabe trascenderla cinematográficamente. Unir completamente fondo y forma, la alquimia perfecta. Y es curioso, y probablemente sea pura anécdota, pero las últimas películas que se proyectaron, el domingo 7, "Las altas presiones", "Los hongos" y "No one’s child", todas fueron recompensadas por los distintos jurados. (Y eso que la programación era agotadora, ya que cada película tan solo se mostraba una vez, así que tocaba acampar en la Antiga Audiència.)

La película se sitúa en Cali (Colombia). Y personalmente, antes de ver la película, poco más aparte del sensacionalismo noticiero conocía de ese país, quitando el aspecto filológico-literario. Precisamente, una de las bazas que juega Los hongos con el público no nativo y no hispanoamericano, es el español de Colombia. Me pregunto qué deben pensar los espectadores familiarizados con esa variedad del español, porque creo que en el REC 2014 hubo cierta confusión en la apreciación de la relación entre la abuela y el nieto que muestra la película. ¿Realmente era tan cariñosa y atenta, o solamente es el modo usual de un joven colombiano de tratar a un familiar mayor? La dialectología y la pragmática, en este caso, resultan apasionantes.

RAS (Jovan Alexis Marquínez) es un skater, nada más y nada menos, porque ese es todo su orgullo. Trabaja de paleta en una obra, pero roba pintura a escondidas del resto de compañeros. Su madre, una ferviente religiosa, intenta reencauzarlo en el buen camino, que cada noche duerma en casa, que vaya a misa… Incluso organiza una reunión con el pastor de su parroquia y una beata, pero RAS no muestra demasiada predisposición a ir a venderse a una iglesia comprada por el partido político, que necesita urgentemente votos para ganar las elecciones de turno. Muy interesante es el ritual de ablución al que la madre somete al joven, si las misas parecían sacadas de un blockbuster estadounidense que reflejara la comunidad afroamericana; el lavatorio muestra un sincretismo muy propio de la cultura latinoamericana.

Y Calvin (Calvin Buenaventura) también es skater y estudiante de Bellas Artes, ciertamente ausente, pero matriculado en la universidad. Si la figura materna de RAS era su madre; Calvin vivirá con su abuela (Atala Estrada), a la que cuida, ya que padece cáncer, y está en tratamiento. Estos jóvenes contarán con unos 18 o 19 años, pero ya tienen sobre sus hombros graves responsabilidades: mantener a su familia, cuidar solo a una enferma mayor… La relación entre abuela y nieto es simplemente preciosa. Calvin es atentísimo y extremadamente amoroso, y su abuela lo respeta y le da su espacio y libertad, pero cuando debe ser severa, lo es. Qué difícil es encontrar el punto justo, y siempre, con amor. (¿Me habrá influido a mi también el español de Colombia…? ¡Por reprochar…!)

¿Qué hacía RAS por las noches? ¿Por qué no podía dormir, y de ahí las medidas purificadoras de su madre? ¿Cuál era la verdadera causa del absentismo de Calvin a todas sus asignaturas? Pues pintar en las calles. Ahora dudo de si en la película se establece una diferencia entre “pintar” y “grafitear”, y si alguna queda denigrada, en cualquier caso, yo no voy a hacerlo . Y, es por una parte desmitificador; pero por otra, esperanzador que los amigos grafiteros se dediquen a preparar tan a conciencia sus dibujos, y estos no sean fruto de una simple improvisación a base de humo.

Reseña completa en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/12/18/deambuleo/
Polimnia
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4
24 de diciembre de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es por ensañarme y envanecerme gratuitamente, pero no entendí que el público aplaudiera "2 automnes, 3 hivers" ("2 otoños, 3 inviernos") (Sébastien Betbeder, 2013), una película, para mí, tan impostada como la supuesta melena leonina de Vincent Macaigne, y el presunto parecido de Maud Wyler con una mujer exquisitamente retorcida a lo Catherine Deneuve, o a actrices bergmanguianas, como Liv Ullmann e Ingrid Thulin.

Atinadamente, tampoco fue premiada por ningún jurado del REC 2014. Es una película francesa, al estilo francés convencional, no le faltarán los éxitos, ni popularidad entre los “hipsters” recién horneados. Aún así, de momento solo ha obtenido un trofeo: el Special Jury Award, del RiverRun International Film Festival.

La película está divida en varios episodios, y se centra en el desarrollo de la vida de pareja de Arman (Vincent Macaigne) y Benjamin (Bastien Bouillon), dos amigos ya desde la universidad. Y cómo no, habían estudiado Cine, primero en Burdeos, y luego se trasladaron a la capital francesa. Por si fuera poco, Betbeder tiene la intención de que abunde el metacine en su película, por ello, se citan explícitamente a Éric Rohmer y Robert Bresson. Pero es un poco sonrojante que el cine francés haya llegado a convertir en tópicos tan edulcorados los elementos más caducos de su propia Nouvelle Vague, y además, los explote sin ningún tipo de pudor o respeto (¿existe?) por ese movimiento.

Los capítulos (no sé si se debe a que ese viernes 5 de diciembre ya llevaba dos películas en mis lumbares y en mi capacidad de atención) acaban quedando olvidados, se comprende que designan los progresos de la educación sentimental de los personajes, pero la verdad, es que no recuerdo ni un solo título. Además, los personajes se dedican a confesarse ante el espectador, y sinceramente, ya no sé si este mecanismo acababa de funcionar en la figura del narrador omnisciente de "Jules et Jim" (Truffaut, 1962) y "Les deux anglaises et le continent" (Truffaut, 1971). Soy honesta y reconozco que esas son dos de mis películas favoritas de François, pero es arriesgado atreverse a realizar una adaptación literaria tan extremadamente fiel hasta la coma. 2 automnes, 3 hivers aligera esta estrategia con confesiones que bailan entre el peor Truffaut – el Antoine Doinel y el Godard más “boutade” – y el, siempre recurrente, Woody Allen. Tal vez Allen cae tan mal a algunos, por el mal uso que han hecho de su estilo terceros directores.

La historia en sí no tiene demasiada enjundia. Personajes cerca de la treintena, o de los treinta y cinco, preocupante momento, ya que para esa generación, a esa edad, ya no hay ni un matrimonio estable, ni hijos, ni casa, ni hipoteca, ni perro, ni seguridad, ni nada. En fin, toca ir de jóvenes eternos, no queda otro remedio. Pues Arman conoce a Amélie (Maud Wyler), y Benjamin a Katia (Audrey Bastien) a través de diversos avatares, bastante graves, pero suavizados por el humor. Sin embargo, una parte de ellos es incapaz de participar en la relación con el otro, de compartir y compartirse.

Amélie teme el compromiso, o más bien, hacerse mayor. Le cuesta enormemente aceptar los cambios; y al fin, después de todo, acaba volviendo con Arman. Más que amor, tal vez les une la necesidad de saber que hay alguien al otro lado. Arman no soporta el paso del tiempo sin cambios, ningún tipo de evolución… y descubrir que tu exnovia acaba de tener un hijo.

Benjamin había sido siempre feliz, simple e ignorantemente feliz, pero desde su enfermedad descubre un miedo que nunca había sentido. Miedo a la muerte que en realidad es miedo a la vida. Pero no puede confesárselo a su joven amada Katia, la logopeda en prácticas que le atendió en el hospital. Y por ello, es más entretenido complacer el “horror vacui” que le provoca el silencio hablando de cocina; y consolar a Arman de sus continuas desilusiones pueriles.

Si Sébastien Betbeder no se hubiera entretenido en la larga primera parte de la película, tal vez hubiera podido trazar bien el conflicto, haber hecho participar de él a la desdibujada Katia y su familia; y transmitir al espectador el final que realmente tendría sobre el papel. ¿La duda de la existencia del amor? ¿La utopía de la confianza de pareja? ¿La imposibilidad de conocerse a uno mismo y al otro? ¿Seguir adelante a pesar de los miedos y los tropiezos…?

Reseña completa en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/12/17/ninguna-primavera/
Polimnia
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6
24 de diciembre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"For some inexplicable reason" ("VAN valami furcsa és megmagyarázhatatlan") (Gábor Reisz, 2014) rescató al público del REC después del visionado de "El camí més llarg per tornar a casa" (Sergi Pérez, 2014), pero claro, después llegó "Viktoria" (Maya Vitkova, 2014). Ese es el problema de la programación, y más en festivales, el orden puede hacer estragos en la opinión y expectativas, aunque también puede deparar sorpresas positivas, como es el caso de la película de Gábor Reisz.

En la proyección estuvo presente una de las productoras y compañera de estudios del director, Júlia Berkes, que contó que esta película fue el proyecto de final de estudios de Reisz. Gábor había estudiado Audiovisuales como segunda carrera, por lo que ya había realizado algunos cortos, y siendo mayor que el resto de compañeros de clase, estaba decidido a embarcarse por fin en su primer largometraje. Obviamente, el presupuesto era reducido; los actores, amigos y amateurs; y los interiores, casas de amistades y familiares. El propio actor protagonista, Áaron Ferenczik, es amigo de Reisz, y de hecho, esta película parece que les ayudó a superar un bache en su amistad. La productora y el director del REC, Xavier García Puerto, dudaban de si una película húngara que bascula en gran medida sobre el humor, funcionaría fuera de su país de origen, ya que el humor es siempre de sonrisa peligrosa.

Pues sí, en mi opinión sí funciona, ese sábado 6 de diciembre necesitábamos urgentemente unas risas compasivas. Ningún jurado del REC decidió premiar "For some inexplicable reason", y es que al lado de titanes como "The Tribe" y "Viktoria" se comprende que el resto de películas quedaran a su sombra.

La película se sitúa en el Budapest actual y retrata el entorno social de Áaron (Áaron Ferenczik). Tiene un inicio que hace pensar que la película seguirá una línea muy dramática, ya que el protagonista se encuentra en esta situación: ha finalizado recientemente sus estudios, la carrera de Historia y un máster sobre Cine, lógicamente, no encuentra trabajo; además, es económicamente dependiente de sus padres (Katalin Takács y Zsolt Kovács); y para acabarlo de hundir, su novia Eszter (Juli Jakab), la que parecía ser el amor de su vida, le ha dejado y cuelga sus fotos en Facebook con su nueva pareja (Ferenc Varga), todos tan sonrientes.

La devastación es tal, que Áaron hasta añora los cabellos de su ex en los desagües del baño. Y se pregunta qué sucedería en el mundo si falleciera repentinamente. ¿Cuál es la conclusión? Absolutamente nada. Parece que Hungría no es tan diferente de España en ciertos aspectos.

Y además de ser el REC 2014 altavoz de las crisis de los jóvenes, ha demostrado que entre los talentos emergentes del cine europeo existe una afición por jugar al documental desmedida, que en algunos casos funciona mejor que otros; como es este caso, en el que afortunadamente, aunque no es un mecanismo nuevo, resulta, y hasta parece que las personas del centro comercial eran anónimos reales que no tenían ni idea del rodaje.

"For some inexplicable reason" es efectiva, además de humorísticamente hablando, a pesar de las distancias geográficas y culturales, por la empatía que genera el protagonista, al que acabas deseando suerte. Pero siendo sincera, la idiosincrasia de Áaron no es nueva. (Desafortundamente) Ya adelantaron en la presentación de la película, que era un “Woody Allen a la húngara”, otro de los factores por los que también triunfa con público no nativo, a pesar de las fobias y filias que siempre ha generado el particular humor existencialista-nihilista-(pseudo)intelecual(oide) de Allen. Si leyeron mi reseña de "Vicky, Cristina, Barcelona" (2008) ya sabrán que defiendo, por propia afición y reflexión, al Woody de los años 70 y 80; luego, ya prefiero no opinar, a no ser que existan excepciones como "Maridos y mujeres" (1992), "Desmontando a Harry" (1997), "Celebrity" (1998), "Si la cosa funciona" (2009)…

Reseña completa en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/12/16/las-puntillas-cobardes/
Polimnia
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6
16 de diciembre de 2014
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Saben los que me leen y me conocen que no suelo citar los premios al referirme a ninguna categoría artística, prefiero, aunque suene torremarfilista, ceñirme a la máxima juanrramoniana. Pero al informar sobre un festival, lógicamente, el tratamiento es distinto, y los galardones sí influyen en las expectativas, o decepciones, que genera una película.

Al comienzo del REC 2014, allá por el jueves 4 de diciembre —una vez acaban estos actos ¡qué lejanos se hacen! ¡Cuánto tiempo parece haber transcurrido desde su inicio a su final! En fin, el tiempo, que es muy malo— se proyectaron dos películas que quedaron bastante olvidadas, justificada e injustificadamente: "Quod erat demonstrandum" (Andrei Gruzsniczki, 2013), fuera de concurso; y "52 Tuesdays" (Sophie Hyde, 2014). Y he escogido ocuparme de la opera prima de la directora australiana.

Estos son todos los galardones que le han otorgado desde su estreno: Augie Award, de la Australian Writers’ Guide, a Matthew Cormack, guionista; Crystal Bear y Siegessäule, de la Berlinale; Audience Award, del Melbourne Queer Film Festival; Directing Award, en Sundance; y el Bill Sherwood Award, del Toronto Inside Out Lesbian and Gay Film and Video Festival, como mejor ópera prima.

Los distintos jurados del REC decidieron no otorgarle ningún premio, aunque por lo que pude oír, entre el público gustó bastante, pero este también votó por otra. Observando la lista de trofeos, hacen referencia, en su inmensa mayoría, a la lectura más sencilla de la película, es decir, al cambio de sexo de una mujer, concretamente, una madre, divorciada, de una adolescente.

En mi opinión, y desviándome del tema más evidente, "52 Tuesdays" utiliza una fórmula, muy explotada hoy en día, y al fin y al cabo, siempre, y es intentar vender algo viejo como nuevo. Y de acuerdo, “nihil novum”. Parece que a Hyde le gustó demasiado también otra ópera prima, la de Steve Soderbergh, "Sex, Lies and Videotape" (1989); y si hablamos de los tríos de amigos, la herencia, influencia, precedentes y exégesis nos puede dar para un tomo. Incluso, el ritmo y formato acaba siendo casi de episodio de serie, por lo que tendríamos todas las temporadas condensadas en una película. Y es por ello, que también sería cuestionable el funcionamiento de la estructura circular.

Vamos allá. Nos encontramos en la actualidad, en Australia. Unos padres divorciados al poco de casarse, pero bien avenidos y con sus vidas ya rehechas, tienen una hija adolescente, Billie (Tilda Cobham-Hervey), de 17 años, responsable, madura, simpática, amable, obediente; una buena chica que acepta los modernos estereotipos que son sus padres divorciados, y que es también el compañero de piso de su madre, su hermano, un rockero cuarentón con vocación de treintañero eterno.

Pues Billie siempre había vivido con su madre (Del Herbert-Jane), pero cuando esta decide convertirse en hombre, decide que su hija viva con su padre, Harry (Mario Späte). La adolescente no lo acepta de buen grado, y prefiere engañarse a sí misma pretendiendo que digiere ese tremendo cambio como algo banal; pero no puede estar separada de su madre, a la que quiere y con la que ha tenido hasta ese momento una estrecha relación de amistad; por lo que también la acompañará a sus sesiones con el psicólogo y hará todo lo posible por facilitarle el proceso y mostrarle su apoyo. Pero el trato siempre será el mismo: se encontrarán todos los martes por la tarde. Los 52 martes que tiene el año. De ahí el título, y de ahí el formato de la película, porque solo veremos lo que ocurre cada martes entre madre e hija; entre la muchacha y sus nuevas amistades; y entre el nuevo padre y su recién estrenada identidad y novia (Danica Moors).

Pero lo que no sabrá la madre, ahora padre, ahora James, es que su hija, que sale a las 22h de su casa, se encuentra con unos amigos hasta las 00h, Jasmine (Imogen Archer) y Josh (Sam Althuizen), precisamente, en el local de ensayo de su tío, que se lo presta tan tranquilamente para pasar el rato con sus colegas. Demuestra Hyde una gran sensibilidad al mirar a la joven de 17 años, ya que por primera vez, Billie tiene un espacio y unos amigos propios, por primera vez no es la “hija de”, ni la “sobrina de”, por primera vez puede ser una mujer en sí y por sí misma.

Reseña completa en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/12/15/el-riesgo-de-florecer/
Polimnia
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Conejo a la berlinesa
MediometrajeDocumental
Polonia2009
6,8
88
Documental
6
25 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Królik po berlinsku" (2009), tercera película de "Off the Wall", viene guiada por Bartosz Konopka. Es un “documental” —discurra el espectador y el lector por sí mismo mi cuestionamiento del género— de producción polaco-alemana, y sin duda, es mejor conservar o el título que se le dio en polaco, o el que se le colgó en alemán, "Mauerhase" —no sé si es una traducción del título polaco, aunque a simple vista, parece que no, probablemente sea una adaptación para el público germano—; que la traducción (parece que del título polaco), ridícula por las connotaciones culinarias y del descacharrante destape, de "Rabbit a la Berlin", en inglés; y "Conejo a la berlinesa", en español. Sí, además con un galicismo muy de “nouvelle cuisine”.

Por lo tanto, y dados mis conocimientos, y la burda economía de la escritura, opto por "Mauerhase", el título, en mi opinión, más fiel al contexto histórico-social inmediato, en tiempo y espacio, de la película. El alemán, vox populi, tiene una preferencia rallante en lo enfermizo por los sustantivos compuestos, es decir, la creación de un nombre nuevo, a partir de dos existentes. En este caso, la ecuación es sencilla: “Mauer” (muro) + “Hase” (liebre), por lo tanto, ¿qué será en Alemania una “liebre de muro”? El “muro” es, obviamente, el Muro de Berlín, pero ¿conocía el resto de occidente que en ese entorno vivieron unos animalillos como las liebres? Como último apunte lingüístico, me parece muy inteligente haber designado ese mamífero como una nueva especie. Las liebres del muro de Berlín merecen, por propios méritos, ser catalogadas.

Pero vayamos al documental. Tenemos un espacio y un tiempo, Berlín y la vida del Muro, su construcción, su infundada eternización, y su entusiástico derribo. Una voz en off y un punto de vista muy determinado. Y el cuento de Bartosz Konopka en un blanco y negro cercano al hundido, pero lúcido y acertadamente infantil Wim Wenders de "Der Himmel über Berlin" (1987); pero que también abraza sabiamente la ternura, próxima a la viralidad cibernética, de las criaturas de Beatrix Potter. Hubiera sido interesante que Konopka aprendiera de la totalidad narrativa de "Le quattro volte" (Michelangelo Frammartino, 2010); ya que, por otra parte, ha leído tan bien a George Orwell, y ya ganó experiencia animalesca en su otro documental, "Ballada o kozie" (2004). Es espeluznante comprobar cuán egocéntricos y limitados somos los seres humanos, nos creemos la única especie sobre la faz de la tierra, creamos y derribamos la historia a nuestro antojo, sin tan siquiera contemplar que siempre hubo otros seres que miraban. Magnífico propósito el de Konopka en interesarse por la alteridad, ese otro tan a menudo despreciado y simplificado.

Unos conejos vivían en Alemania, y en la postguerra de la Segunda Guerra Mundial comían cada día en los huertos de la devastada Postdamer Platz. Lógicamente, los humanos, agónicos y mortecinos, no estaban dispuestos a que esas comadrejas fueran competencia, así que empezó la pugna por la vida. En principio, en Alemania, el conejo es tan solo un animal de compañía, pero supongo que todos comprendemos los desastres.

Un buen día, unos humanos comenzaron a construir un vallado, primero era una alambrada, luego los ladrillos sustituyeron a los espinos en que las personas se desesperaban en manos de la inhumanidad. Y ese muro, respecto a la pared interior, nos dejó un refugio. De kilómetros y kilómetros de longitud. Y no había hombres, solo nosotros, y la hierba creció, hasta formarse un pasto desvergonzado, fresco, apetitoso y ameno. Y los soldados no cazaban, o eso mencionan los informes oficiales, porque cada tiro debía ser registrado y justificado.

Los berlineses, no se especifica de qué frontera, venían a ver. La felicidad invadía a los conejos, vivíamos en un microcosmos absolutamente pacífico y nunca disfrutado por ninguno de nuestros antepasados, “panem et circenses”, reproducción sin límites, ninguna amenaza nos turbaba, y si oíamos cualquier ruido, simplemente cavábamos, y nos escondíamos hasta que pasara la tormenta. Así de fácil se solucionaría. Pero claro, todo paraíso acaba por colmar, y si es una sensación agradable, es conocer a la vez el fin.

Unos conejos consiguieron construir madrigueras tan extensas que llegaron a atravesar subterráneamente el Muro, ya que este no tenía fundamentos. ¡Cuánto se sorprendieron todos! ¿Pueden ser unos amorosos conejos símbolo de la libertad, de la rebeldía, incluso, inspiración de grafiteros desobedientes…?

Pero los humanos se asustaron. Y los ladrillos se cambiaron por bloques de hormigón armado, convirtieron las casas sospechosas en “culs-de-sac” y se abrió la veda. Envenenamientos, disparos incesantes… Hombres que no miran a cámara confiesan que capturaban conejos y los usaban para carreras y demás; pobrecillos, estaban tan estresados, que ellos mismos se atontaban tanto por el miedo… que era tan fácil cogerlos… Aunque estaba prohibido por el mando superior.

Teníamos que volver a estar alerta, desperezarnos, salir de esa felicidad apagante; qué paradójica es la inacción edénica. Pero el terror terminó. La alegría de acorralar al cruento ejército explotó en barrenar con formones la pared. Y pudimos salir. Y otra vez hubo superpoblación, pero sobrevivimos cuando se cansaron de nosotros. Y ¿quién sabe si ahora, aguerridos de nosotros, vivimos en un estado más saludable y favorable, aunque más tramposo, que la bella campana de cristal en que encerraron y se creyeron libres nuestros antepasados en su permanente sueño…?

En Relato Enmarcado seguimos el REC 2014!
Reseña completa en: http://www.relatoenmarcado.com/2014/11/24/upon-time-four-little-rabbits/
Polimnia
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