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España España · madrid
Críticas de dred
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Críticas ordenadas por utilidad
6
8 de septiembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El discurso final del padre es pétreo, rotundo, demoledor. Tengo deseos de que una vez por todas, este tipo de historias tengan un final feliz. En este caso, que el americano y el adolescente se van a vivir juntos, o en su defecto, el adolescente se va a estudiar a la misma ciudad que el americano y cada uno en su chabolo, con sus circunstancias, y dentro de un halo de discreción, viven su relación de complicidad, sexo, admiración y cariño hasta agotarse. Así de simple. Ese sería, para mí, un final verdaderamente original, y no la misma historia de siempre. Con “ Maurice” me pasó algo parecido.

A diario veo la misma película con el mismo final: en Internet, en descampados, en áreas de descanso y en polígonos abandonados. Hombres que buscan, no sabemos que.. Frustrados, desquiciados, enfermos de soledad, ávidos de sexo o tal vez, ávidos de amor, o de ambas cosas, sin saber discernir que cantidad necesitan más de cada cual, mezclándolo todo, siendo un caos emocional en si mismos, con el corazón y el alma destrozados.

Esto es lo que le espera al americano y a la actriz de relleno de su particular historia, obviamente su prometida si finalmente se casa con él. Lo poético del film se va por el retrete, desde el momento que intuyes el futuro de los protagonistas. Esta es la sutil diferencia entre una poética historia de amor de verano entre dos hombres y cualquier historia de amor de verano entre hombre y mujer.

El adolescente, si sigue los consejos del padre, tendrá una oportunidad. Al menos la oportunidad de no verse mendigando en la oscuridad, lo que otros viven a plena luz del día. Cronológicamente, vivirá su juventud madura en pleno siglo XXI, supuestamente con más libertad, más derechos sociales y mayor frescura mental. Y aún así, le auguro negros nubarrones porque ya el padre le advirtió de la suerte que había tenido de encontrarse con otro hombre bueno, igual que él. Ese discurso del padre lo podría haber escrito yo perfectamente, pues en una ocasión, a un amor de verano le dije lo mismo: “que suerte hemos tenido de encontrarnos”.

Un hetero ( mujer u hombre) cuando rompen o se termina su relación, no deberían dedicarle mucho tiempo al llanto, pues sus posibilidades serán infinitas. Solo tendrán que echarse a la calle. En cambio, al homosexual (mujer u hombre) es posible que solo le espere una inacabable travesía por el desierto.

Y todo esto, solo porque al autor, una escena final en el que los protagonistas cuecen unos macarrones y fríen unos trozos de chorizo mientras se dan piquitos vestidos únicamente con el delantal de la cocina, con “like a fool” de Robin Gibb de fondo sonando en la radio dejando entrever que seguirán viviendo su historia, le parecía demasiado mundano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dred
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